Priorat

“Mi sueño es que el Priorat sea la primera denominación de origen calificada biodinámica del mundo”

La Bodega Familia Nin Ortiz es la primera de España que ha conseguido la certificación Biodyvin, una de las más prestigiosas dentro de la agricultura biodinámica

PorreraEl sueño de la enóloga Ester Nin es que "el Priorat sea la primera denominación de origen calificada biodinámica del mundo", afirmó ante el público asistente a la cata de la bodega organizada por Blai Rosés dentro de la programación del Festival Terrer en el monasterio de Escaladei. Nin sostiene que también habría querido para el Priorat que fuera la primera ecológica del mundo, hecho que ha conseguido la DO Penedès. "Y me alegro también por el Penedès, porque yo hago vinos en las dos denominaciones de origen; en el Penedès, porque es de dónde proviene mi familia, y en el Priorat, donde me establecí en el 2001", relata Nin, que cree que el vino, en general en el mundo, no vive uno de sus mejores momentos.

En Porrera, después de haber dejado atrás alguna de las curvas más cerradas de la comarca, está la Bodega Familia Nin Ortiz, dirigida por Ester Nin, Carles Ortiz y su hijo mayor, Andreu Ortiz. A la pregunta si el vino catalán y mundial vive un buen momento, responden que se ha caído en ventas, porque se ha demonizado el alcohol, pero también por culpa de la situación económica. "El vino es un elemento de lujo; si la gente gasta menos, el vino nota las consecuencias. Y no es lo único que lo nota, porque la cerveza también ha bajado en ventas por primera vez en la historia", señala Nin, quien asegura que "cuando volvamos a vivir una buena situación alegre económicamente, entonces las ventas de vino repuntarán". Mientras, no, porque "hay una incertidumbre muy grande", hasta el punto de que "los seis primeros meses de este año han sido los peores en ventas de vinos para todas las bodegas en general, y no sólo para nosotros", sigue explicando la enóloga.

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Una bodega grande, ante una situación de disminución de ventas, hace otra nave, climatiza los vinos elaborados y los guarda para cuando la economía se enderezca. Pero si eres una bodega pequeña, la historia es muy diferente, y de ahí se entiende que haya distribuidores de otras denominaciones de origen del Estado que hagan ofertas de 2x1 de palés de vinos.

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Siguiendo el hilo de las crisis en vinos, la de Burdeos la contemplan con respeto. "El Priorat empezó mirando en Burdeos, incluso embotellaba con el mismo tipo de botellas, pero ahora no es así". El espejo de referencia actual es la Borgoña. "Nosotros fuimos los primeros del Priorat en recuperar el embotellado en botella Borgoña, la añada del 2003, tal y como se hacía con los vinos de masía barril, cooperativas o Escaladei hace cuarenta años". Y todo esto "en un tiempo en el que hubo un intento de crear la botella Priorat, pero que no se hizo, y ahora quizás sí que podríamos volver a intentarlo", dicen Ester Nin y Carles Ortiz.

Botella Borgoña, desde 2003

"Optamos por la botella Borgoña, porque el Priorat está más cerca de esta zona francesa por las particularidades que dan personalidad diferenciada a los suelos registrados; por las variedades tintas que cultivan, que son la garnacha peluda, la garnacha, que es la pinot noir del Mediterráneo y la cariñena blanca, que hemos recuperado reconociera". Justamente, Nin confiesa que apostó por el cultivo del viñedo viejo y de las variedades tradicionales porque no tenía ningún estigma ni presión. "Salía estudiar biología, a continuación hice enología, y cuando terminé, fui a visitar cuarenta bodegas de Europa, entre ellas los biodinámicos de Europa", explica Ester Nin, quien reconoce que empezó estudiando biología para separarse formativamente de su familia, viticultores. Pero en 1997, cuando se crearon los estudios de enología, se matriculó, y allí coincidió con tres grandes referentes actuales de la enología, Sara Pérez, Ton Mata y Joan Rubió. "Recuerdo que mi padre me dijo que yo había elegido biología porque tenía que sacarles de payés, y volví a decirles que quería dedicarme", dice Ester Nin, que recuerda que el primer trabajo en el viñedo fue trabajar catorce horas diarias para transformar el viñedo en vaso familiar a viña emparrada. Todo esto en el Penedès. "Fue como un castigo de fin de carrera de biología", dice Nin, quien añade que durante los estudios de enología siguió trabajando con su hermana en la bodega Loxarel.

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Para continuar, la familia Nin Ortiz destaca, de entre todos los proyectos actuales, Flor, que nació a partir de observar cómo iban muriendo las viñas viejas y, por tanto, dejaban de ser viables económicamente: "Necesitamos entre cinco y diez cepas, según el año, para hacer una botella de vino, y eso implicaría que los vinos poco rendimiento", dicen. Pensando en sus hijos, en el futuro, pensaron en plantar viña. "El Priorat es sinónimo de costera y viña vieja, entonces plantamos siguiendo la estructura y la selección genética que hemos heredado, y así es como ha nacido el proyecto Flor", comentan. Flor, en el mundo del vino, es como se llama a los vinos pequeños o jóvenes, "que tienen la línea de calidad con la misma elaboración". Así pues, Flor, para la bodega Nin Ortiz de Porrera, significa que han plantado "viña alrededor de viña vieja, siguiendo la misma estructura que los antepasados ​​hace cientos de años, con costeros y siguiendo los márgenes de piedra seca". En la práctica, desde febrero pasado, en la finca La Rodeda, la familia ha construido mil metros cuadrados de muro de piedra seca de payés siguiendo la estructura de la viña vieja de noventa años con garnacha peluda.

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Por otra parte, en los tapones de los vinos de la Bodega Familia Nin Ortiz se puede leer la leyenda: "Biodynamic since day one". La biodinámica, la técnica de viticultura por la que optaron desde el primer día, consideran que revaloriza la tierra y la misma labor como enólogos. Actualmente, la bodega está certificada por los dos sellos biodinámicos del mundo que certifican vino, La Renaissance des Appellations y Biodyvin, y de los dos, el Biodyvin ha conseguido que los Biodyvin lo ha hecho. hecho, este sello es uno de los más prestigiosos, y lo tienen bodegas como el francés Romanée-Conti. Andreu Ortiz, el hijo mayor, trabaja en ella, y elabora sus propias botellas, dos ancestrales;

Sobre la biodinámica, la enóloga explica que uno de los puntos clave es concebir la agricultura como un organismo vivo, y el viñedo forma parte de una granja autosuficiente sin monocultivo. "Daphne Glorian, de la bodega Clos y Terrazas de Gratallops, con la que trabajo desde el 2003, dice una frase que a mí me gusta porque es muy ilustrativa, que asegura que la biodinámica se hace en el viñedo, y en la bodega la acompañamos", señala Ester Nin para reforzar la idea de lo de que es. "El ideólogo de la biodinámica, el alemán Rudolf Steiner, aseguraba que los frutos saben de lo que nosotros hayamos hecho en la tierra", comenta la enóloga. La bodega Clos y Terrasses también practica la agricultura biodinámica, y tiene vinos tan referentes como Clos Erasmus y Laurel.

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Por último, la práctica de la biodinámica en el Priorat tiene un único obstáculo, según aseguran Carles Ortiz y Ester Nin, que son el estiércol de animales. "No encontramos vacas en el Priorat, cuyo estiércol utilizaríamos; entonces nos lo hacemos llevar desde el Pirineo, porque es donde encontramos vacas alimentadas y criadas bajo el principio de la ecología, y nos las hacemos llevar a Porrera". Un periplo que les permite realizar el compost con el que abonan la tierra.