Escuela

¿Qué hay detrás de un alumno silencioso?

Son niños tímidos o introvertidos

Un niño en clase
4 min

Barcelona"Cada curso tengo algunos alumnos que enseguida quieren sentarte lo más lejos posible de mí, intentan pasar desapercibidos y cuando haces una pregunta en clase y buscas quien te la tiene que responder se esconden para que no digas su nombre", explica la Sandra, que lleva más de diez años trabajando como maestra de ciclo medio en una escuela de Barcelona. Su manera de romper el hielo con este perfil de estudiante, añade, es aprovechar las tutorías, los cambios de clase o algún rato mientras realizan un ejercicio en clase para establecer una conversación. "Es una manera de intentar conocerlos más cercana que no haciéndoles preguntas ante todos los niños y niñas y establecer un mínimo vínculo para que si tienen alguna duda o problema me lo hagan saber", añade.

Pero ¿qué se esconde detrás de estos alumnos silenciosos: timidez o introversión? Los psicólogos dejan claro que aunque estas dos formas de ser tienen rasgos característicos –como no querer hablar en público, pasar desapercibidos o querer estar solos– existen diferencias claras. "La más importante es el malestar que siente la persona", explica Sylvie Pérez, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. "La persona introvertida se siente bien en esta introversión. Son personas más sensibles a la dopamina, lo que significa que no necesitan tanta dosis de este precursor para sentir tranquilidad y, por tanto, con menos estimulación se sienten bien", dice .

Añade que este perfil no busca activamente estar solo, aunque a veces sí que lo hacen, sino que no les crea un malestar el hecho de no participar en actividades sociales o en clase. Todo lo contrario ocurre con un alumno tímido. "El tímido se avergüenza de no ser capaz de cambiar su forma de ser y adecuarse a lo que cree que le están pidiendo los demás, siendo vergüenza de exponerse ante los demás", diferencia la profesora de la UOC .

Normal entre los niños

Según el hospital San Juan de Dios, la timidez puede deberse a un conjunto de factores hereditarios del entorno con el que se cría una persona oa un rasgo característico de la personalidad. Ahora bien, también puede que sea un rasgo propio de ciertas etapas de la vida. De hecho, el psicólogo infantil Juan Pedro Valencia asegura que la timidez es absolutamente normal en niños y suele ocurrir con cierta rapidez en cuanto se produce la integración y superación de la ansiedad que se genera en ciertos casos, como puede ser un cambio de escuela o un inicio de curso.

Los expertos insisten en que, a pesar del sentimiento que pueda tener la persona, ser tímido no es malo, siempre que no se convierta en ansiedad o fobia social. “La timidez no tiene por qué condicionar negativamente las relaciones con otras personas. Por ejemplo, un niño tímido puede interactuar según sus intereses con otros más o menos tímidos o extrovertidos”, explica Jordi Perales, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

"A la sociedad le cuesta aceptar o entender que no seamos sociables por naturaleza, pero es una conducta normal", añade Pérez. De hecho, la timidez puede tener beneficios: “Tendemos a pensar que una persona tímida tendrá más puntos débiles respecto a una extrovertida. En cambio, esa misma timidez, siempre que no sea excesiva, le permitirá analizar con mayor prudencia una nueva relación, por ejemplo, observará más y será mucho más selectiva con sus relaciones”, apunta Perales.

Identificarlos es clave

El entorno escolar puede convertirse en un lugar hostil para los niños introvertidos o los tímidos. "Por un lado, hay niños que pasan muy desapercibidos, no molestan, no destacan y no suspenden. Son niños que en las evaluaciones suele decirse que podrían hacer más", explica Pérez. Y por el otro hay niños que se sitúan en el otro extremo: el de una introversión casi patológica. "Parece que pasan, pero no es así, sólo necesitan estar separados del bullicio, de la mirada y la pregunta directa, y desde su tranquilidad son capaces de aprender correctamente. Cuando les presiones a exponerse, dan un resultado peor que si les dejas hacer tranquilamente desde su sitio", aclara.

Por eso es clave, según los expertos, identificar la personalidad de la criatura y crear un ambiente en el que se pueda desarrollar cómodamente. La profesora de la UOC recomienda aceptar, respetar y validar la forma de ser de cada criatura para que este alumnado silencioso, lejos de quedarse aislado por su personalidad, pueda formar equipo con los más extrovertidos y explotar a su favor unos rasgos totalmente normales .

Esta es la táctica que utiliza Sandra a la hora de distribuir a la clase a su alumnado. "Una vez detectados los diferentes caracteres, los distribuyo en tablas de cuatro, en una misma mesa siempre mezclo a un alumno introvertido o tímido con uno excesivamente extrovertido, con pocos días esta combinación hace que ambos se equilibren", asegura por la su experiencia. "Al final no podemos estar todos en un polo. La normalidad es la suma de todas las diferencias", concluye la psicóloga de la UOC.

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