¿Hay que forzar a los niños a ir de colonias?
¿Cómo sabemos si es el momento idóneo? Si no quiere ir, ¿qué debería hacerse?
Ir de colonias es toda una aventura. Preparar la mochila, viajar en autocar, realizar actividades de naturaleza y… dormir fuera de casa. Una, dos o tres noches. Para muchos niños y niñas, esta circunstancia es irrelevante, pero para otros es uno de los motivos que les hacen echar atrás.
Durante una época, no se tenía en cuenta al niño y las familias ni se planteaban la posibilidad de que los niños y niñas no fueran, al menos, a las colonias organizadas por la escuela. Ahora, según Marta Forner, psicóloga y coordinadora del CDIAP EDAI Les Corts-Sarrià, se observa una actitud más respetuosa en este tema y la tendencia es escuchar más a las criaturas para analizar si están o no preparadas. Si tenemos la suerte de que nuestro hijo quiere ir, nos ahorramos la inquietud de insistir, o no, para que no se pierdan la experiencia y los supuestos beneficios de estas estancias.
¿Pero cuáles son los beneficios de las colonias?
En este punto, Forner rompe mitos: no hay beneficios universales en las colonias sino que dependen de cada niño, del momento emocional que atraviesa y de las experiencias previas. Señala que todo este bagaje es lo que permite valorar si el niño o niña puede vivir, o no, las colonias como una experiencia positiva. Por el contrario, si los niños se ven preparados, sí ve a las colonias como un espacio donde explorar y fomentar su autonomía porque se encuentran lejos de los padres pero en un entorno seguro y estructurado. "Convivir entre iguales ayuda a fortalecer vínculos y mejora las habilidades sociales", añade Forner, quien ve que también les es positivo probar rutinas nuevas y reaccionar a los imprevistos que puedan darse durante aquellos días.
¿Cómo sabemos si es el momento idóneo? Tres factores que nos ayudan a reconocerlo
No hay una edad concreta ni universal para empezar a ir de colonias: cada niño tiene su momento idóneo. Si un niño de I4 nunca ha ido a dormir fuera de casa, hacerlo, por primera vez, con unas colonias, no parece buena idea, pero si ya lo ha hecho, puede suponer todo un reto. Por eso, y para ayudar a los padres y madres a saber si su hijo está preparado, recomienda tener en cuenta tres factores.
Lo primero: las experiencias previas. Es decir, si el niño ya se ha quedado a dormir fuera de casa –sea en casa a los abuelos, tíos o incluso a casa de un amigo– y lo ha llevado bien, tiene más números de vivir positivamente la separación de las colonias. El segundo factor es la red de adultos, maestros o monitores, que acompañan al niño en este momento. ¿Estos adultos son de confianza para el niño? ¿Se siente seguro ya gusto o son desconocidos? Y el tercero y lo más importante para la psicóloga: ver si el niño o niña tiene buena disposición e interés cuando se le plantean las colonias. Cuando la respuesta es positiva, de entrada, la experiencia empieza ya con buen pie.
Si no quiere ir, ¿qué hacemos?
Para Forner no hace falta intentar convencer sino entender bien el momento del niño aunque como adultos nos parezca que se está perdiendo una buena experiencia. Forzar es, según la experta, "el riesgo de las colonias" por sí solo porque puede acabar generando malestar emocional y, de paso, dar vivencias negativas de separación al niño o niña y que, más adelante o en otras ocasiones, sea peor. La psicóloga señala que el niño puede perder confianza en el adulto que le fuerza y puede llegar a rechazar las salidas escolares en grupo, y alerta de que en algunos casos los niños no quieren ir de excursión aún no se duerma fuera de casa.
¿Le podemos ayudar a gestionar la espera?
Para acompañar a los niños que acaban accediendo a irse de colonias, pero no lo ven claro, Forner también da algunas estrategias para las familias. Por un lado, anticiparse. Un calendario visual para poder contar los días que faltan es una de sus recomendaciones para trabajar el concepto de tiempo que tanto cuesta hacer entender a los más pequeños. También aconseja hacerle partícipe de las compras necesarias, como pueden ser la linterna, el impermeable u otros complementos. Además, Forner también advierte que para hacer la vida más fácil al niño y, a la vez, ayudarle a ser más autónomo es muy positivo preparar la mochila juntos para que sepa qué lleva o dónde lo tiene e, incluso, dejar que decida algunas de las prendas que se lleva.