Mi hijo tiene ya 5 años y todavía se hace pipí por las noches. ¿Por qué ocurre?
Un 20% de los niños tiene algún problema de incontinencia urinaria esta edad
GeronaUna evidencia: tiene cinco años y todavía se hace pipí en la cama durante la noche. Si es así, es lo que se llama enuresis nocturna. La criatura orina de forma involuntaria mientras duerme. Por tanto, no hay pereza de levantarse para ir al baño y menos una intención. La causa es que la conexión del cerebro con la vejiga está todavía en fase de maduración. Según Mariona Fernández de Sevilla, pediatra del hospital San Juan de Dios de Barcelona, aunque la situación pueda ser difícil de llevar por la familia y, especialmente, por la criatura, "no es un motivo importante de preocupación". La tendencia a mojar la cama tiene un componente hereditario: la mayoría de los niños a los que les ocurre tienen al menos un progenitor al que también le pasaba cuando era pequeño. En los niños, se habla de enuresis nocturna a los 6 años y en las niñas a los 5 por la evolución de su propio desarrollo.
En Cataluña, alrededor de un 20% de los niños tiene algún problema de incontinencia urinaria a los 5 años y, hasta un 10%, a los 7 años. En la adolescencia el índice desciende entre el 1 y 3% de los jóvenes. “Si no hiciéramos nada, el problema acabaría desapareciendo. En la adolescencia la gran mayoría son capaces de controlar los esfínteres con normalidad”, asegura la doctora.
¿Qué puede desencadenarlo?
En raras ocasiones, la enuresis nocturna es un síntoma asociado a otras enfermedades. El principal componente es, según los expertos, la genética. "Si uno de los progenitores lo tenía cuando era pequeño, la criatura tiene un 40% de posibilidades, y si son ambos progenitores el porcentaje se eleva al 70%", indica Fernández de Sevilla. “Eso debe tranquilizar a los padres. Si ellos lo superaron, su hijo, también”, asevera. Otro supuesto es que el niño tenga un sueño muy profundo (el pipí se hace en esta fase) y no se despierta en la señal de la vejiga llena. También podría tratarse de una cuestión de estreñimiento: los intestinos dilatados presionan la vejiga e impiden que se llene y se vacíe con normalidad. Otro factor es el estrés: si existe un cambio de escuela, de ciudad, si el niño pasa por un momento difícil, etc. “Un niño que nunca ha tenido control de la vejiga por las noches y siempre se ha hecho pis tiene enuresis primaria. Y la criatura que ha tenido control al menos seis meses, pero la ha perdido, tiene enuresis secundaria. En este segundo caso, el estrés es un factor muy importante y debe abordarse, así como considerar otras causas médicas”, recalca la pediatra.
¿Qué hacer?
Lo primero a tener en cuenta es “tomar conciencia de la situación sin culpabilizar, obviamente, a la criatura. Tampoco esconderle porque no es la forma de afrontarlo”. Se pueden realizar calendarios motivacionales, que "en casos leves tienen buenos resultados". El niño pone una señal (gomet, por ejemplo) el día que se ha hecho pipí y otra señal cuando no se la ha hecho. Se recomienda que el niño no deje de hacer cosas y se viva con naturalidad. Si orina de forma intermitente, además, no habría que ponerle pañal todos los días. "Con el pañal, puede asociar que puede hacerse pipí encima", advierte esta experta. También ayuda a no tomar sopa por la noche e ir a hacer pipí antes de acostarse. Las alarmas de incontinencia urinaria, que hacen un zumbido cuando empieza a estar las primeras gotas, hacen que el niño despierte y pueda ir al baño. Pero la doctora aconseja no levantar al niño más de una vez por la noche para ir al baño porque "le romperíamos el ritmo del sueño".
¿Existe tratamiento médico?
Bajo prescripción médica, se da desmopresina, una hormona antidiurética que ayuda a reducir la cantidad de orina que se produce. "Una vez se deja, el niño puede volver a tener enuresis nocturna". Sin embargo, si los tratamientos no funcionan, es necesario saber que en la mayoría de casos, la enuresis nocturna disminuye a medida que el cuerpo del niño madura. “Veremos cómo estos episodios se va espaciando y aparecen de forma más intermitente. Será una buena señal”, concluye la pediatra.