Lectura

Las familias abolen la hora del cuento

Los expertos alertan de que los móviles y tabletas están ganando terreno a la lectura compartida

La madre y su hijo leyendo.
06/11/2025
5 min

BarcelonaContar un cuento antes de acostarse, inventarse una historia si el niño hace rabietas a la hora de comer o entretenerlo explicándole todo tipo de curiosidades cuando se encuentra en una sala de espera, en un restaurante o en la parada del bus. Hay padres y madres que todavía lo hacen, pero otros prefieren darles el teléfono móvil o una tableta para que se entretengan solos. Cuando las pantallas se convierten en protagonistas, se pierden determinados hábitos que hacen que los miembros de la familia conecten y pasen tiempo de calidad de forma conjunta, como puede hacerse, por ejemplo, a través de la lectura.

"En los niños de 0 a 8 años las estructuras cerebrales todavía se están formando y lo que les des en estas edades es lo que las acabará formando. Por tanto, si las pantallas prevalecen por encima del juego, de la relación social y de la comunicación oral con los padres, el cerebro se desarrolla de una manera , cognitivo", indica Núria Pedrós, doctora en pedagogía y miembro de la Red de Expertas del Colegio Oficial de Pedagogía de Cataluña.

Es una situación que preocupa especialmente a los profesionales de la educación. De hecho, hace unos meses, el diario británico The Guardian publicó un artículo en la que se explicaba que a los padres que pertenecen a la generación Z –padres jóvenes, que apenas han alcanzado la treintena– no les gusta leer a sus hijos y que el tiempo de pantalla ha sustituido cada vez más a la hora del cuento.

"Creo que las familias que son más conscientes de la crianza más respetuosa y más acompañada no son las más jóvenes, las que han crecido con pantallas y que podemos llamar nativos digitales. Éstas tienen otro estilo de crianza y eso influye también en el uso que hacen de las pantallas", expresa Bryan Pérez, maestro de educación primaria y coordinador en la escuela Salvador Espriu de Roda de Berà. Explica que las familias que comparten momentos de lectura contribuyen a que los niños adquieran un hábitos lectores saludables y más entre sus miembros. "También es verdad que hay familias que por temas de conciliación laboral o de rutinas no saben cómo albergar este espacio en su día a día y se les hace un mundo encontrarlo", reconoce.

Pérez subraya esta necesidad de adquirir buenos hábitos lectores en casa, ya que si no existe un buen modelo en este ámbito cuesta más desarrollarlo desde la escuela. "Los niños reproducen lo que hacen los padres en su vida cotidiana: trabajar, comunicarse, entretenerse, aprender, lo hacen todo con las pantallas. Esto hace que muchas veces la lectura, que es esfuerzo, interpretación, simbolismo, aprendizaje, quede relegada", lamenta, a su vez, Núria Pedrós. En cambio, si ven a los padres leer, aunque no lo hagan de forma conjunta, al igual que lo hacen con las pantallas, se interesarán por lo que leen. "Leer y acompañarles en la lectura sirve para centrarles la atención y para enriquecerles el vocabulario. En las redes es muy limitado, en cambio, un cuento infantil está pensado y diseñado para mejorar este vocabulario y estas estructuras lingüísticas".

Huérfanos digitales

En este sentido, Pedrós afirma que el mundo digital provoca ahora una nueva brecha, la que deja huérfanos digitales. Es decir, aquellos niños que no tienen acompañamiento frente a las pantallas, porque les ponen como recurso para todo sin tener en cuenta sus efectos. "Y esto hará que estos niños sean pobres a nivel intelectual, con falta de atención y estrategia intelectual, y con baja maduración cognitiva". De hecho, Pérez ya recuerda que hay algunos niños que se comunican con un lenguaje que no les toca por la edad que tienen o que les faltan herramientas para establecer, por ejemplo, una conversación, respetar un turno de palabra, mantener una escucha activa o saber responder a lo que les estás preguntando.

Tal y como observa Laia Bruguera, maestra de educación infantil, la disminución de la interacción entre los miembros de la familia a favor del uso del móvil es evidente y afecta a los niños. "El móvil se ha convertido en un chupete emocional. Se acostumbran y después les cuesta mucho más aprender a frustrarse. Por un lado, el aprendizaje emocional de la frustración se dificulta y, por otro, a nivel cognitivo, en cuanto al lenguaje, vemos las consecuencias: el fomento de la interacción del lenguaje está disminuyendo". Esta situación también afecta a los niños en cuanto a la adquisición de este lenguaje. "Ya sabemos que no todos tienen el mismo ritmo, pero cada vez se ven más niños que tardan más en adquirirlo entre los tres y los seis años, y que lo hacen con un vocabulario más pobre", sostiene Bruguera. Asimismo, explicita que esta situación se transforma en una bola de nieve: se va acumulando y hace que en la escuela, durante los cursos posteriores, tengan también un aprendizaje más lento.

Un contacto demasiado precoz con las pantallas

A principios de este 2025, un estudio realizado entre 1.500 familias del CAP Diecisiete de Septiembre de El Prat de Llobregat constataba que el 70% de los niños tienen el primer contacto con las pantallas antes de los dos años , edad que los expertos consideran demasiado temprana. De hecho, la Organización Mundial para la Salud (OMS) no recomienda ningún tipo de contacto con estos dispositivos antes de los dos o tres años, y considera que a partir de los tres o cuatro, el tiempo dedicado a las pantallas no debe exceder de una hora.

Por otro lado, el mismo estudio realizado por el centro de atención primaria también ponía de manifiesto que el 61% de los niños miran pantallas mientras están comiendo y que el 33% adquiere su primer móvil entre los 10 y los 11 años. Son datos para la reflexión, sobre todo porque la OMS recuerda que los estímulos constantes de luz, sonido y movimiento de la imagen repercuten directamente en la capacidad de concentración, en la resolución de problemas y en el control de los impulsos, afectando al desarrollo del córtex prefrontal del cerebro durante la infancia.

Viralidad y equilibrio

En cambio, Bruguera revela que hoy en día es muy fácil que los niños estén a cuento de todo lo viral en las redes, lo que significa que no lo han visto sólo una vez, sino a base de repeticiones. "Lo integran mucho y vemos que esto les dificulta el desarrollo a la hora de comunicarse, que a nivel emocional hace que les cueste más aceptar la tolerancia, y que les afecte también en la capacidad de atención, ya que la pantalla es una fuente de dopamina rápida". Bruguera señala que por estos motivos es necesario incidir mucho en el aprendizaje de la lengua oral y que una buena manera es hacerlo a través de los cuentos. "Sobre todo porque sin lo oral no viene el lenguaje escrito".

Por su parte, Pedrós explica que cuando existe este exceso de pantallas, las criaturas prestan atención a estímulos visuales y auditivos rápidos, lo que hace que cuando los pones delante de un estímulo lento, como es el caso de la lectura, que deben fijar la atención de otra manera, les cueste más. "Sin embargo, veo que cuando les lees un cuento quedan embobados. Les encanta. En las escuelas intentas hacer esta actividad porque sabes que en casa no la hacen o la hacen poco. Y son felices imaginando las historias que les cuentas, sobre todo en el caso de los cuentos tradicionales, que tienen unos mensajes más profundos y unos valores que no encuentran pasando pan." Pedrós recalca que, en cualquier caso, tampoco se trata de prohibir el uso absoluto de las pantallas, sino de limitarlo. "Si los prohíbes, las cogen con más deleite. Pero, al mismo tiempo, hay que recordar que sin un diálogo y una conversación no puede formarse el pensamiento crítico, así que hay que encontrar el equilibrio".

10 consejos para fomentar la lectura en familia

El Govern presentó en 2024 diez consejos para fomentar la lectura en familia y, de este modo, mejorar la competencia lectora del alumnado.

  1. Contagiar a los niños y niñas el interés por los libros y la lectura.
  2. Ponerles libros al alcance que respondan a sus intereses.
  3. Acompañarlos a la biblioteca.
  4. Invitarles a crear su biblioteca personal.
  5. Habilitar un espacio para guardar los libros.
  6. Encontrar un sitio agradable para leer.
  7. Leerlos en voz alta.
  8. Interesarse por sus lecturas.
  9. Realizar actividades en torno a los libros.
  10. Animarles a participar en actividades organizadas por bibliotecas y librerías.

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