Pantallas

"Habíamos pillado a nuestro hijo desesperado buscando dispositivos por toda la casa por la noche"

Ocho de cada diez niños juegan a videojuegos: ¿cómo evitar que se convierta en una adicción?

Un niño jugando a videojuegos en el ordenador.
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La industria del videojuego reconoció el año pasado que la franja de edad en la que más se juega a videojuegos en nuestro país es la que va de los 11 a los 14 años Un 84% de los menores de estas edades son usuarios habituales. .Un 79% de los niños de entre 6 y 10 años también lo son. Adictivas en Adolescentes del Servicio de Psiquiatría y Psicología Infanto-Juvenil del Hospital Clínic, Rosa Díaz, apunta que, “si se utiliza un tipo de juego adecuado y por un tiempo limitado, con herramientas de control y acompañamiento por parte de los adultos ”, algunos videojuegos pueden tener efectos positivos como la mejora de la coordinación viso-manual, el desarrollo de habilidades de resolución de problemas, creatividad, etc. alerta Díaz, si hablamos de menores de tres años, “esta exposición sí puede afectar al desarrollo perceptivo, cognitivo y lingüístico” Durante toda la infancia, por inmadurez de su cerebro, también hay aspectos de los videojuegos que pueden afectar. negativamente los niños, “sobre todo si no hay supervisión, están en contacto con contenido inapropiado (valores negativos) o tienen acceso a compras oa juegos de azar”, sostiene la psicóloga clínica. Igualmente, si están muchas horas se desatan otros problemas como sedentarismo, problemas visuales, de sueño o de concentración hasta llegar a problemas de salud mental y emocionales como el aislamiento, la carencia de habilidades sociales o la imposibilidad de aprender estrategias para afrontar el malestar o la ansiedad “Además, al poseer un sistema de recompensa más inmaduro, tienen más riesgo de adicción”, subraya. Señales de alerta

Desde la Unidad de Juego Patológico y otras adicciones comportamentales del Servicio de Psicología Clínica del Hospital de Bellvitge citan algunas señales que como progenitores deberemos vigilar en caso de que sospechemos que nuestros hijos puedan estar desarrollando una adicción a los videojuegos. Estos van desde un exceso de tiempo dedicado a los videojuegos y juegos online –y que cifran en más de tres o cuatro horas diarias– a irritabilidad, ira y otros trastornos emocionales cuando no se juega o no se puede jugar –el síndrome de abstinencia–, pasando por el abandono de los contactos sociales, la negligencia de obligaciones y la disminución del rendimiento escolar, o la aparición de períodos más largos sin comer ni dormir.

En el caso del Roc (nombre ficticio), de 13 años, los padres fueron alertados desde el propio instituto de la posible adicción de su hijo. “La tutora nos dijo que se dormía en clase y que le costaba mucho concentrarse, al margen de utilizar los dispositivos del centro para jugar”, recuerda Martí, su padre. Para Nina (nombre ficticio), de 11 años, los videojuegos se convirtieron en un refugio para olvidarse de los problemas académicos y de socialización que sufría en la escuela. Al margen de demostrar interés en unas cosas determinadas desde pequeña, el hecho de no sentirse a gusto en el centro hizo que se refugiara en los videojuegos. “Se centraba en los videojuegos porque, al ser muy hábil jugando, su autoestima salía reforzada y se sentía más aceptada, aunque fuera en un contexto virtual”, señala Marta, su madre.

En el caso de Pau (nombre ficticio), de 15 años, el intentar poner límites era “una auténtica pesadilla, ya que se ponía muy agresiva y, además, se las empescaba para jugar en espacios donde nosotros no podíamos controlarlo, como en casa de los amigos, al margen de haberle pillado desesperado buscando dispositivos por toda la casa por la noche”, subraya Sara, su madre.

Abordaje personalizado

Otro dato: casi el 40% de los jóvenes atendidos por adicciones en la Diputación de Barcelona en 2023 fue por un mal uso de las pantallas. El perfil mayoritario (81,6%) en este tipo de adicción es el de un chico de entre 14 y 15 años que muestra un uso abusivo de los videojuegos, mientras que el 18,4% restante son las chicas, adicción predominante de las que está en las redes sociales.

En opinión de Rosa Díaz, es importante introducir una perspectiva de género tanto en lo referente a la prevención como en la gestión de la adicción. "Hay diferencias significativas entre géneros, pero lo más importante es la personalización en el abordaje de cada caso" apunta. Y es que la individualización de las intervenciones es muy importante, "y más cuando son jóvenes que no se identifican con ninguno de los dos géneros normativos". Sin embargo, en cualquiera de los casos su autoestima y su salud mental se ven afectadas de forma diferente: “Ellos pueden no sentirse válidos si no pasan suficiente rato jugando para entrenar ciertas competencias y suelen estar expuestos a contenidos competitivos y agresivos mientras ellas pueden estar más expuestas a inseguridad, depresión o ansiedad por no sentirse suficientes, sobre todo al compararse con los demás”, subraya Díaz.

La psicóloga clínica del Hospital Clínic apunta que no siempre es necesario un profesional especialista. “Cuando comienzan las señales de alarma (que no quiere decir que sea adicto) se pueden consultar guías para padres. Después, si se complica, habría que hablar con los orientadores escolares o acudir a los servicios de prevención específicos al alcance de padres y madres como el Servicio de Orientación sobre Drogas y otras Adicciones, en Barcelona”, aconseja.

Si ya hay sintomatología, es necesario consultar al pediatra o al médico de familia, que derivaría a psicólogo ya partir de aquí al Centro de Salud Mental Infanto-Juvenil (CSMIJ), desde el que podría derivarse el menor a algún servicio más específico de adicción. “Los casos más complejos, como los que llegan al programa del hospital, son de patología o trastornos duales (TDAH, TEA...), con los que realizamos una intervención más intensa, integrada y específica”, señala Díaz, quien junto con un psiquiatra y una trabajadora social, están al frente del programa, en el que actualmente existen entre diez y doce jóvenes.

¿Cómo prevenir la adicción a los videojuegos?

Es clave que los padres conozcan las nuevas tecnologías, aplios y videojuegos empleados por los hijos desde pequeños.

Demostrar un uso saludable de las tecnologías: debemos ser conscientes de que como padres somos sus modelos.

No es recomendable que los niños lleven dispositivos electrónicos a su habitación.

Es aconsejable negociar la duración máxima del videojuego. Una sesión de entre 1 y 2 horas diarias después de la escuela y realizar otras actividades de ocio es una buena alternativa sobre todo para evitar también que jueguen justo antes de acostarse.

** Fuente: Unidad de Juego Patológico y otras adicciones comportamentales del Servicio de Psicología Clínica del Hospital de Bellvitge.

Una carrera de fondo

Intentar deshacer a los jóvenes de su adicción a los videojuegos cuesta mucho. Por eso, los progenitores que deben buscar ayuda lo hacen ya en un estado de agotamiento notable. uso del móvil te acaba desesperando, al igual que la rigidez y la obsesión que muestran cuando quieren un determinado juego o accesorio para jugar”, reconoce Sara, madre de Pau. A mí lo que realmente me preocupa es que la adicción le pase factura a Nina en su adaptación a la vida cotidiana en el futuro, cuando los videojuegos no le amparen como fines ahora”, reconoce Marta.

Martí dice haberlo pasado tan mal con la adicción de su hijo que ha tenido que recibir tratamiento él también. cuidado del Roc”, afirma. Y es que, al ser menores y llegar a los servicios sociosanitarios pertinentes “cogidos de la oreja”, muchos jóvenes no disimulan su disconformidad. En los menores de edad que además tienen un trastorno psiquiátrico de base, cuesta tanto que el joven reconozca tener un problema como que puedan desarrollar por sí mismos una relación saludable con las nuevas tecnologías. “Lo que sí se puede conseguir es que entiendan que tienen ciertas dificultades para controlar la situación y que acepten la supervisión de los adultos sin reaccionar agresivamente, a través de la estabilización de su desregulación emocional y la realización de actividades formativas o lúdicas, lo que mejora muchísimo su adaptación”, concluye Díaz.

¿Qué factores predisponen a un niño o joven a ser adicto a los videojuegos?
  • Exposición en edades muy tempranas.

  • Dedicar mucho tiempo a jugar a videojuegos

  • Uso de videojuegos multijugador masivos online, los cuales son los que causan más problemas.

  • Factores psicobiológicos: impulsividad, baja tolerancia a la frustración, búsqueda constante de estimulación y rasgos obsesivos; problemas para regular las emociones y el comportamiento; trastornos del neurodesarrollo de base, como el TDAH o el TEA, y problemas de aprendizaje o académicos, en los que los videojuegos sirven de escape.

  • Factores ambientales: carencia de acompañamiento y límites por parte de los adultos; problemas y tensión en el seno de la familia, marco en el que los videojuegos sirven de refugio; no tener amigos o tener amigos que sólo juegan a videojuegos; no dar alternativas para el ocio o la socialización (extraescolares, aficiones, deportes, música...).

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