Anna Engel: "Cada vez hay más alumnos que dan poco valor a lo que se aprende en las aulas"
Coordinadora general del máster interuniversitario de psicología de la educación en las universidades catalanas
BarcelonaAnna Engel es coordinadora del máster interuniversitario de psicología de la educación en las universidades catalanas. La psicología de la educación es esa rama que se centra en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Engel enseña a los futuros maestros de educación infantil y primaria e imparte clases en el máster de psicología de la educación a personas que, en el futuro, se dedicarán a asesorar a los docentes. Esta semana ha sido una de las ponentes de la gira Aprendemos Juntos 2030, un programa impulsado por el BBVA cuyo objetivo es fomentar el aprendizaje continuo y divulgar el conocimiento de forma innovadora, que se ha celebrado en el Teatre Lliure de Barcelona. En el ámbito académico el programa ha implementado sus metodologías educativas, que Engel también utiliza, a más de 5.500 escuelas del Estado.
¿Cómo deben ser los maestros del futuro?
— Tienen que ser buenos profesionales que den protagonismo al alumnado para promover y fomentar que expliquen cuáles son sus intereses y objetivos de aprendizaje y les den margen para decidir cómo quieren aprender. Se debe fomentar la colaboración entre alumnos, entre iguales, y una de las estrategias primordiales es realizar conexiones entre lo que ocurre dentro y fuera del aula. Todo esto son elementos esenciales en la formación de los futuros maestros para que sean capaces de diseñar entornos potentes de aprendizaje.
Uno de sus campos de investigación es el aprendizaje a partir de los intereses de los alumnos. ¿Qué significa esto?
— En los últimos años se han realizado investigaciones que indican –y éste es un fenómeno global– que cada vez hay más alumnos que dan poco sentido o valor a lo que aprenden en las aulas porque está poco relacionado con sus intereses, objetivos y expectativas futuras. Y esa distancia entre lo que se hace en la escuela y lo que debería ser la escuela crea desafección. Ante esto, hemos ido identificando estrategias para combatirlo y una es lo que llamamos personalización del aprendizaje, es decir, dar valor personal a lo que se hace en las escuelas. Debe vincularse los contenidos curriculares con lo cercano a los alumnos, con su entorno y su comunidad. No se trata de impartir contenidos descontextualizados, sino de vincularlos con lo que ellos conocen, darles protagonismo y trabajar con sus intereses.
¿Eso quiere decir que ellos eligen lo que estudian?
— No, esto no significa darles un abanico de opciones y que ellos elijan. Preguntémonos por qué un alumno elige una cosa en lugar de otra. Puede ser porque lo ha decidido su íntimo amigo y entonces él también, pero no porque realmente le interese. La gracia del trabajo por intereses es vincular los intereses de los alumnos con los contenidos curriculares y despertar así interés por estos contenidos curriculares. Es un trabajo más grupal que individual. Y hay que hablar sobre estos intereses, valorarlos y contrastarlos: ¿de dónde nace ese interés? No sale de forma innata. Y esto es lo que se conoce como personalización del aprendizaje, pero últimamente se ha puesto de moda y hay personas que lo usan de formas distintas.
¿Puede poner un ejemplo práctico?
— Hay muy buenos ejemplos. Trabajamos con una escuela de primaria que en una primera etapa realiza excursiones a lugares de su entorno que pueden ser interesantes: desde unas ruinas hasta la farmacia de su municipio. Y los alumnos, con su familia, pueden elegir las excursiones. Se hacen grupos con todo el ciclo, se prepara la visita y, una vez hecha, cuando vuelven, comentan cómo ha ido, qué han aprendido y con las dudas y preguntas que les surgen hacen un saco de preguntas. Cuando se cumplimenta, el profesor las lee y entre todos deciden 7 u 8 proyectos a partir de las preguntas. Las vinculan a contenidos curriculares, pero toman como foco las preguntas. Y a partir de éstas, generan 7 u 8 proyectos y los presentan en todo el ciclo. Debe ser una elección argumentada. Los alumnos deben decir por qué quieren participar en ese proyecto y justificarlo ante el grupo clase. A cada paso se les da voz para manifestar sus intereses y tienen cierto margen para tomar decisiones sobre lo que quieren aprender. Imaginemos que la pregunta que surge es: ¿qué pasaría si en nuestro municipio construyen un parque de atracciones? El proyecto puede tener muchas vertientes. Uno social sobre qué pasaría con los puestos de trabajo, otro vinculado a contenidos económicos, otro en la naturaleza, sobre qué pasaría con los bosques... Y los maestros les dejan libertad para que entre todos decidan hacia dónde les interesa conducir el proyecto, pero tienen un pool de contenidos curriculares que es lo que van a aprender los alumnos. Y lo harán, pero vinculados a un proyecto que sale de sus intereses.
Se trata de dar voz a los alumnos.
— Es fundamental, porque ellos son los protagonistas del aprendizaje. Y darles voz debe ir acompañado de cierta toma de decisiones. Pero esto también debe aprenderse. En un inicio se da un margen más reducido para tomar decisiones ya medida que tienen mayor capacidad para tomar decisiones razonadas, se les da más opción.
¿Cuál debe ser el papel de la tecnología en el aula?
— Puede tener un papel muy importante y debería tenerlo, pero siempre que nos centremos en usos que sean realmente ricos para la enseñanza y el aprendizaje. Porque si no es así, no hace falta que tenga ningún papel. El potencial de las tecnologías digitales para ayudar a los alumnos a aprender es enorme, pero deben saberse utilizar. Debe formarse en su uso para que favorezcan el aprendizaje de los alumnos y la forma de enseñar de los profesores.
¿Qué debe tener un buen maestro?
— Debe tener los principios muy claros sobre los que basar su enseñanza. Pero lo que debemos tener son equipos directivos que entiendan de la misma manera lo que es aprender y enseñar y que vayan todos a una. Creo que lo importante son los equipos docentes y el trabajo de formación debería ser en el ámbito del centro y no tanto de profesores individuales. Se debe acompañar a los centros educativos, a los equipos, teniendo en cuenta las características de su entorno y del profesorado.