Abusos

Años de abusos de un profesor de teatro musical de Reus: 22 víctimas localizadas

César Constantí acosaba a alumnas, algunas menores de edad, desde hacía muchos años

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Bajos de la calle Rourel num 6, donde el profesor llevaba las chicas fuera de horas lectivas

BarcelonaVeintidós víctimas. La mayoría menores de edad cuando pasaron los hechos. Es la información que han podido recopilar los Mossos d'Esquadra durante las últimas dos semanas, desde que el 3 de febrero llegó la primera denuncia contra el profesor y director de musicales de Reus César Constantí. La policía catalana lo ha detenido este miércoles acusado de agresiones sexuales —sin violencia ni penetración— y acoso a menores y está a la espera de pasar, en principio este jueves, a disposición judicial. Los casos recogidos por los Mossos se concentran sobre todo en episodios que pasaron durante el año 2022.

Constantí, que supera de largo los 50 años, era profesor de la escuela Buenafuente's Actors, pero tenía un local propio, con un estudio de grabación, donde daba clases y ensayos, donde acostumbraba a crear un clima de confianza con las chicas que derivaba en situaciones incómodas para ellas. Según consta en las denuncias, el docente hacía comentarios sobre sus pechos, las obras eran altamente sexualizadas, les obligaba a cambiarse delante de él, les pedía representar escenas sexuales frente a todo el mundo —especialmente escenas lésbicas— y realizó tocamientos de carácter sexual a varias chicas.

A una alumna que acababa de cumplir los 18 años, un día que estaban los dos juntos solos en casa, le dijo que tenía fantasías sexuales con ella, que le gustaría atarla a la cama. En una ocasión consiguió que la chica se quedara desnuda de cintura hacia arriba y él se restregó encima de ella. Incluso, con el pretexto de una serie de retos que ella tenía que cumplir, le hizo ponerse un caramelo bajo las bragas y él la tocó para comprobarlo.

Sexualización, juegos eróticos y silencio

Según los relatos de las denunciantes, el profesor utilizaba la excusa del teatro para hablar de desinhibición y sexualidad. A una chica, en 2018, le hizo posar en bragas y americana para bailar una canción. Él la miraba todo el rato, y cuando la música se acabó la abrazó y acarició. Siempre buscaba el contacto, pedía besos a las alumnas, aprovechaba que se cambiaban en medio de la nave para observarlas y les hacía fotografías con ropa provocadora. También había pedido a veces que fueran solo con ropa interior. A algunas de ellas les pidió realizar una sesión fotográfica y les dijo que se desnudaran y que le dieran un beso. Cuando se negaron, explican las chicas, él reaccionó con ira. Tanto las alumnas como también extrabajadores del centro aseguran que el hombre tenía muchas fotografías guardadas de todas las alumnas que habían pasado por su local. De hecho, después de la detención a primera hora de la mañana, los Mossos lo han conducido hasta su piso para hacer un registro y se han llevado diferente material informático y un ordenador. “La manipulación psicológica era muy fuerte, yo acababa llorando cada día”, recuerda una chica. Todas las testigos explican lo mismo: manipulación, sexualización, juegos eróticos y petición de silencio.

Otra testigo que no ha denunciado, pero lo hará durante los próximos días, recuerda cómo él la llevaba a su local para que perdiera la timidez. La chica tenía 16 años y Constantí le hacía preguntas íntimas —“¿Te masturbas?”, “¿Cada cuánto?”, “¿En qué piensas?”...— y comentarios de carácter sexual —"Tú lo que necesitas es un buen polvo"—. A la joven también le hizo pasar pruebas, y en una ocasión se quedó en sujetador frente a él. Un día, según su relato, la entonces pareja del docente entró en la sala donde estaban ellos dos y él le pidió que hiciera algo que sorprendiera a la alumna: la pareja de Constantí le dio un beso en la boca a la menor. Cuando acabó la sesión, él hizo el mismo. “Lo había normalizado. No me di cuenta de que era un abuso hasta que salí de la escuela”, explica la chica.

En 2017 una joven ya estuvo a punto de denunciarlo. De hecho, fue a los Mossos d'Esquadra, relató los hechos, pero el agente que la atendió le aconsejó que no siguiera adelante porque no tenía pruebas. “Me da rabia”, lamenta ella. En este caso se trataba de una chica que Constantí contrató para hacer un musical. Con el paso de las semanas empezó a hacer sesiones individuales con ella en su local, clases altamente sexualizadas y a menudo le enviaba mensajes cariñosos —"hoy he pensado mucho en ti”—. Ella acabó “normalizando” la manera de la que él la trataba, sus abrazos, los besos en la boca, juegos simulando orgasmos... “Me ha cambiado, te marca porque te quita la inocencia”, dice ella, dispuesta esta vez sí a denunciar para demostrar que esto ya pasaba en 2017 y no se trata de un caso aislado.

Maite Buenafuente, directora de la escuela de artes escénicas de Reus, ha emitido un comunicado asegurando que en el momento que tuvieron conocimiento de los hechos expulsaron “inmediatamente” al “colaborador”, trasladaron la denuncia a los Mossos d'Esquadra y apoyaron a las víctimas. En 2019 un grupo de cuatro chicas trasladó a la directora del centro su incomodidad por la propuesta que Constantí les hizo para grabar un cortometraje con una fuerte carga sexual. Una de ellas era menor de edad. Decidieron no hacer la obra, lo que provocó que él se enfadara muchísimo, mientras que Buenafuente's Actors no hizo nada al respecto, aseguran las denunciantes. Al cabo de un tiempo, el cortometraje salió adelante con otros alumnos.

El 3 de diciembre de 2019 una persona informó al ARA de que había un caso de presuntos abusos sexuales en Reus. En aquel mismo correo se hablaba también de dos historias más: una en Lleida —que derivaría en el reportaje sobre 20 años de abusos en L'Aula de Teatre de Lleida que destapó este diario— y otra en una localidad del Baix Llobregat. Durante meses el ARA fue recogiendo diferentes testimonios sobre Constantí, pero muchas voces todavía no estaban preparadas para explicar sus historias y no se publicó para respetar sus tempos.

Investigación

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