Patrimonio documental

Los archivos de Barcelona, sin espacio y sin calendario para una nueva sede

El proyecto de Can Batlló está parado y prácticamente no hay espacio para acoger nueva documentación

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El recinto fabril de Can Batlló

BarcelonaLos archivos históricos de Barcelona siempre se han enorgullecido de guardar la memoria de la ciudad: hay documentos que abrazan doce siglos de historia, desde el siglo IX hasta el XXI. Dentro de cada carpeta hay millones de historias: pugnas de poder, revoluciones urbanísticas, registros de bombardeos, reglamentaciones municipales sobre prostitución, magnicidios o reivindicaciones vecinales. Pero difícilmente podrán recoger nuevos episodios de la historia, porque ya no tienen espacio. El Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, en la Casa Ardiaca, y el Archivo Contemporáneo de Barcelona, con la sede central en la calle Bisbe Caçador, están al 95% de su capacidad.

Tampoco están en mucha mejor situación el resto de archivos municipales y de distrito. Mucha documentación está externalizada a empresas especializadas en custodia externa, como es el caso de los fondos de Urbanismo, Hacienda y de algunos distritos en Sant Sadurní d'Anoia y Òdena. El Archivo Fotográfico tampoco tiene el espacio más adecuado para hacer sus actividades, en el Convent de Sant Agustí. Además, tiene vacante la dirección desde que en julio de 2019 se marchó Jordi Serchs. Los archivos no saben por dónde crecer y tampoco tienen muchas perspectivas de poderlo hacer: el gran proyecto de una nueva sede que se presentó en 2018 está parado de manera indefinida y sin calendario. 

En mayo de 2018 se anunció que el antiguo recinto fabril de Can Batlló se convertiría en una gran ágora donde la ciudadanía encontraría su espacio y a la vez se conservaría el inmenso patrimonio documental de la ciudad. La nave número 8 de la antigua fábrica textil, catalogada como Bien Cultural de Interés Local, tenía que acoger 50 kilómetros de documentación, 4 millones de fotografías y miles de documentos gráficos y cartográficos. Pero el proyecto está parado y no hay ninguna previsión de que vuelva al calendario en un futuro inmediato.

El proyecto de Can Batlló.

El Ayuntamiento de Barcelona, que se ha negado a responder a las preguntas sobre los archivos al ARA, solo se ha limitado a decir que no figura en los presupuestos: “Considerando el coste y las necesidades públicas que hay que atender debido a la pandemia del covid-19, el proyecto no se ha podido meter dentro del Programa de Inversiones Municipales vigente”. 

Las obras se tenían que acabar en 2022

A Can Batlló tenía que ir toda la documentación que actualmente está dispersa por los 21 centros de archivo y dependencias municipales. El presupuesto para rehabilitar y adecuar la nave número 8 era de 47 millones de euros (9,1 millones para el Archivo y 37,7 para rehabilitar la nave) y a finales de 2019 se tendrían que haber iniciado las obras. La previsión era que se terminaran en unos 30 meses, es decir, a lo largo del 2022. Gemma Sendra, concejal de cultura de Esquerra Republicana en el Ayuntamiento, asegura que la situación de los archivos es “insostenible”: "Lo es desde hace tiempo. El proyecto de Can Batlló, que sería clave para resolver los problemas de saturación de los depósitos de documentos y de falta de equipaciones adecuadas, está parado y sin que tengamos noticias de si se quiere sacar adelante o no”. ERC cree necesario volver a activar el proyecto: “La rehabilitación de este patrimonio de la ciudad es urgente y los archivos, que están al límite del colapso, tienen que poder actualizarse y modernizarse para prestar el mejor servicio posible”. Sendra pide que se retome el proyecto: “No se puede dejar de lado una pieza patrimonial central como es Can Batlló. Existe la partida del presupuesto para la rehabilitación de edificios singulares, que gracias a ERC ha crecido en 30 millones de euros este año. Unos recursos que tendrían que servir para reactivar el proyecto". 

El Ayuntamiento de Barcelona encargó el anteproyecto y el proyecto básico a UTE OP Team, Mendoza Partida y Ramon Valls, que fue el equipo que ganó el concurso público, pero el proyecto ejecutivo está parado. Tampoco se han hecho las tareas de consolidación de estructura, ni la limpieza y la descontaminación del suelo previstos. El edificio se está deteriorando. Solo se está interviniendo urbanísticamente en el entorno. Mientras tanto no se pueden hacer campañas para acoger nuevos documentos y, desde hace unos años, muchos papeles van al Archivo Nacional de Catalunya, que sí que tiene espacio para acoger documentación y es más proactivo en este sentido. Ha faltado muy poco, por ejemplo, para que el archivo de distrito de Sant Martí tuviera que decir que no al fondo del Archivo Histórico del Camp de la Bota y de la Mina, que fundó y dinamizó y dio Josep Maria Monferrer Celades. Al final se le ha encontrado espacio, pero no ha sido nada fácil. 

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