Arte

Todas las vidas de Tarsila do Amaral, el icono del modernismo brasileño

El Guggenheim de Bilbao repasa la trayectoria del artista con una gran exposición con 140 obras

'Autorretrato con mantón rojo' (1923), de Tarsila do Amaral
23/05/2025
3 min

BilbaoLa pintora brasileña Tarsila do Amaral (Capivari, 1886-Sao Paulo, 1973) es un icono del arte moderno brasileño y de las vanguardias latinoamericanas. Hija de una familia de terratenientes del café, su abuelo llegó a tener 400 esclavos trabajando en las fincas, y ella y su hermana Cecilia, además de recibir clases de piano y francés, estuvieron internas entre 1902 y 1904 en el Colegio del Sagrado Corazón de Barcelona, ​​donde Tarsila destacó por las de Tarsila. En el tiempo que Do Amaral se formó, París era la capital del arte y, si quería triunfar internacionalmente, era imprescindible instalarse, como puede constatarse en la gran exposición que le dedica el Museo Guggenheim de Bilbao hasta el 1 de junio, con el título de Tarsila do Amaral. Pintando el Brasil moderno.

Una de las obras más emblemáticas que se pueden ver es un autorretrato revelador de cómo, en un segundo viaje a París, Do Amaral toma conciencia de que es artista, pero al mismo tiempo es como una máscara: aparece vestida con un elegante manto rojo de Jean Patou, con esta imagen. mujer artista extranjera en Europa, aunque también se pueda pensar que cedió al viejo imperativo machista que las mujeres deben ser hermosas y amables. conservadora del museo y comisaria de la muestra en Bilbao, junto con Cecilia Braschi, que puso en marcha la exposición en el Museo de Luxemburgo el pasado octubre. 140 obras de toda la trayectoria de Do Amaral, entre pinturas y dibujos. El recorrido arranca en los años de formación y cuando hizo el "servicio militar del cubismo" en París, como dijo ella misma, y ​​se movía con artistas como André Lhote, Fernand Léger, Albert Gleizes, los tres que más la influenciaron. Miró, María Blanchard y Robert y Sonia Delaunay. Una negra, sólo se puede ver a través de dos esbozos. Se trata de un cuadro hoy potencialmente polémico porque la protagonista sería una esclava que le dio el pecho. Braschi no cree que haya un "racismo personal" por parte de Do Amaral, sino "un racismo intrínseco, estereotipado, cultural". También se puede ver con dibujos preparatorios una pintura icónica, Abaporu, que Do Amaral regaló a su marido, el poeta Oswald de Andrade. En lengua indígena tupí-guaraní el título significa Hombre que come hombre, y alrededor de la pintura surgió el movimiento de la antropofagia, que significó la forja de un arte brasileño moderno basado en la asimilación de las vanguardias europeas.

Una etapa final entre luces y sombras

Más allá de la etapa más conocida, el recorrido termina con los años más sombríos cuando Do Amaral se arruina a raíz del Crac del 29 y se separa de De Andrades. Luego viajó a la Unión Soviética con su nueva pareja, el psiquiatra Osório César, y manifestó su compromiso con unas pinturas de temática obrera con un estilo entre el realismo socialista y el muralismo mexicano, entre las que destaca Obreros. A raíz de un viaje a la Unión Soviética, fue encarcelada en Brasil cerca de un mes acusada de proselitismo. Ni los pintores de clases más populares ni la crítica vieron con buenos ojos ese cambio, aunque ella siempre reivindicó su derecho a evolucionar.

En la etapa final, el artista convivió con la pena por la muerte de la hija y la nieta, y reanudó temas anteriores como el paisaje, desde la óptica abstracta de ese momento. "Tarsila tuvo una buena estrategia de trabajo y aprovechó mucho su posición social, porque entonces ser una mujer artista era una desventaja. En París la vieron como exótica, en Brasil como europea, y en Rusia, como liberal. Así que siempre estaba fuera de lugar, pero ella se aprovechó y propuso a los europeos lo que buscaban de sótico y lo que buscaban de exótico parisino", dice Braschi.

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