Caso Sijena

Caso Sijena: incógnitas sobre el traslado de las pinturas del MNAC

Los expertos alertan de que mover las piezas implicará "pérdidas inevitables"

Las obras de Sijena en la sala del MNAC.

BarcelonaLa confirmación del Tribunal Supremo de la sentencia de Sijena, que obliga al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) a devolver las pinturas murales al monasterio de Aragón, ha puesto expertos y conservadores en alerta por las elevadas posibilidades de estropear las piezas durante el traslado. El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ya ha dicho desde Japón que respeta la sentencia y que no obstruirá su aplicación, que deja en manos del MNAC, en cuyo patronato están representados la conselleria de Cultura, el ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Barcelona. En el mismo sentido se ha expresado el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. "Debemos tener la mejor colaboración institucional para dar los próximos pasos y conseguir lo que más deseamos todos: la protección de un bien patrimonial que es muy importante", ha dicho dejando claro que hay que respetar la sentencia.

El presidente de Aragón, Jorge Azcón, pide el "retorno incondicional" de las pinturas y exige que el traslado "lo antes posible confiar", aunque admite que "no va de un día". Azcón también dice confiar en la "colaboración y cooperación" de la Generalitat, y Aragón "priorizará las medidas de seguridad para que las pinturas no sufran ningún daño".

Para averiguar cuáles son las consecuencias del veredicto y qué puede implicar mover las pinturas, hablemos con historiadores y especialistas sobre los posibles escenarios tras la resolución judicial.

¿Cuáles son los riesgos del traslado de las pinturas?

"No estamos ante una pintura mural, sino que es una especie de artefacto", dice Carme Ramells, jefe de área de restauración y conservación preventiva del MNAC. Ramells explica que cuando se arrancaron las pinturas con la técnica delstrappo, lo habitual en el siglo pasado, se añadieron otros materiales y se montaron en una nueva estructura de madera. Todo ello las ha convertido en obras muy frágiles. "Es una fragilidad comprobada y confirmada con ensayos de laboratorios", asegura. La razón principal de esta fragilidad es que existen materiales diversos y con diferentes sensibilidades. Además, estas pinturas sufrieron un incendio, fueron sometidas a temperaturas muy elevadas y esto no sólo alteró su color sino que también hubo una alteración física y química. "Son pinturas muy reactivas, estamos ante un pequeño cóctel explosivo", dice Ramells. Además, no soportan la vibración. "Un traslado y un cambio de emplazamiento podría suponer estropear las pinturas. Es un riesgo elevadísimo", añade.

Carles Mancho, profesor de historia del arte en la Universidad de Barcelona y especialista en arte románico, desaconseja el traslado. "Como técnico, me negaría a tocar estas pinturas. Me negaría por una cuestión de ética como profesional, porque sé que si las toco las perjudicaré. En todo caso, deberían venir los técnicos de Aragón y hacerse responsables", asegura. Mancho detalla que el proceso sería muy complejo: "Perjudicaría gravemente la superficie de las pinturas. La capa de yeso es muy fina y se agrietaría todo en el momento de sacarlas", explica. Además, cuando se instalaron en el MNAC se hizo todo un proceso de restauración porque habían saltado pequeños fragmentos, y todo el trabajo que se hizo para unir estos fragmentos se perdería.

En la misma línea se expresa Immaculada Lorés, catedrática de historia del arte medieval de la Universidad de Lleida y miembro del Institut d'Estudis Catalans. Lorés se remite "a lo que dicen los expertos en conservación y restauración", y también "al sentido común si se tiene en cuenta el origen de las pinturas". "Como todas las pinturas murales arrancadas, antes formaban parte de los muros de un edificio, y pasan a ser un objeto muy delicado. Cualquier arranque ya es una intervención traumática, porque lo que se extrae es una delgada capa exterior que después se debe reentelar y poner en un soporte que lo estabilice. En el caso de Sixena. se habían quemado, y eso lo hace aún más complejo. Los expertos alertan de la fragilidad de las pinturas y dicen que habrá pérdidas inevitables", subraya Lorés.

En este sentido, la directora del Centro de Restauración de Bienes Muebles de la Generalitat, Mireia Mestre, explicó ayer a TV3 que el problema no es si las pinturas se pueden mover o no, sino a qué coste. La conservadora alertó de que trasladarlas acarreará "una degradación irreversible". Mestre ha recordado que estas pinturas murales son una obra maestra del arte de 1200 y que fueron dañadas durante el incendio que quemó el monasterio aragonés de Santa María de Sijena en 1936. "Tienen unas condiciones físico-químicas muy vulnerables", asegura. "Las pinturas no tienen la capacidad de soportar el estrés que supondría un desmontaje. ¿Se puede hacer? Sí, pero corres un riesgo elevadísimo", añade.

En el arranque de los murales de Sijena participaron un albañil y dos peones de la localidad.

¿Cuáles son las diferencias con los traslados de otras obras?

Maestro comparó el caso de Sijena con el Gernica de Picasso: "Es un cuadro de gran tamaño que sufrió muchos traslados que comportaron muchos daños en su estructura". Mestre considera que la decisión del Tribunal Supremo sobre Sijena es "aberrante": "En todos los museos del mundo hay unos límites clarísimos, que son los límites técnicos". Cuando el País Vasco reivindicó que volviera el Gernica de Picasso, los técnicos lo desaconsejaron y la obra se quedó en Madrid. "Es mucho más fácil trasladar el Gernica porque es una tela. La complejidad es mucho menor en cualquier obra que nace como objeto-obra. En el caso de Sijena es un revestimiento de pintura, forma parte de un inmueble. Deberían crear un nuevo espacio museográfico, como se hizo en la iglesia de Santa Coloma de Andorra. Obviamente, estarían mucho mejor en un museo", explica.

¿Podemos comparar el traslado de las pinturas de Sijena con otro traslado reciente, el de las pinturas de Rubens en CaixaForum de Barcelona? Según Lorés, no. "La comparación no funciona porque estamos hablando de cuadros, no de pinturas murales, y son piezas de épocas muy distintas. Lo que deberíamos preguntarnos es: «¿Cuántas pinturas murales medievales se presentan en exposiciones, resultado del préstamo de otro museo?» Escasísimas. Y eso sin tener en cuenta todo lo que ha pasado en las de Sijena Puntualmente, se mueve algún fragmento de murales que todavía está montado en un soporte plano, pero se hace con todas las garantías Los cuadros se mueven mucho más que las pinturas murales".

¿Dónde irán a parar las pinturas?

El alcalde de Vilanova de Sijena, José Jaime Castellón Bonet, lo tiene claro. "Durante años el gobierno de Aragón ha estado invirtiendo para reformar la sala capitular con el objetivo de reintegrar las pinturas. Lo hemos climatizado, está en buenas condiciones para que vuelvan. Está preparado", ha dicho Castellón en declaraciones al 3/24. Por el contrario, los expertos alertan de que esta opción no está exenta de riesgos. "El otro problema grave es que no se podrán devolver las pinturas a la pared de la sala capitular del monasterio donde estaban, porque en todo el proceso las pinturas se deforman. Aparte de los problemas de humedad y capilaridad, las pinturas no encajarían", asegura Mancho.

Hay otro factor importante que es el aire. "En el MNAC tenemos un control de calidad del aire, no sólo es importante la humedad y la temperatura. En la sala donde están expuestas, el aire está filtrado", dice Ramells.

Lorés señala que "cada uno tiene sus prioridades" y añade: "No sé si todo el mundo prioriza la conservación del patrimonio con la firmeza e intensidad homologables a los criterios del 2025. Lo que sí está claro es que las consecuencias las debe asumir quien expone las pinturas al riesgo del traslado".

La sala capitular del monasterio de Sijena en una imagen de archivo.

¿Quién debe hacerse cargo del traslado?

"Quien tendrá que hacerse cargo del cumplimiento de la sentencia es Catalunya, porque es la parte condenada", asegura el procurador Jaume Aso Roca. "Le tocará hacerse cargo el transporte y restituir las obras en su lugar de origen", añade. Si se negara a hacerse responsable técnicamente, igualmente debería pagarlo. Por último, si se determinara la imposibilidad de ejecutar la sentencia, debería buscarse una medida equivalente. "No hay ninguna posibilidad de hacer un recurso jurisdiccional. En todo caso, la única posibilidad sería a través de un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, pero debería demostrarse que se ha vulnerado algún derecho o que existe algún problema con la sentencia o en el procedimiento", dice Aso.

Según Aso, ahora se presentan tres escenarios: "Catalunya cumple la sentencia (artículo 699 de la LEC), Aragón realiza la ejecución a cargo de Catalunya (artículo 701.1 de la LEC) o bien se determina la imposibilidad de ejecutar la sentencia y se busca la medida equivalente (artículo 701). En este último caso, el abogado señala que "si se acredita la absoluta imposibilidad de ejecutar la sentencia en sus términos, deberá ejecutarse de una forma equivalente. Por ejemplo, con una indemnización económica" que pagaría Cataluña.

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