Cuando el duelo crea monstruos

El sensacional y sorprendente éxito de Talk to me (Háblame) en 2023 hizo que las puertas de Hollywood se abrieran para los hermanos Danny y Michael Philippou, con propuestas millonarias como la de realizar una nueva adaptación del videojuego Street Fighter. Sin embargo, el dúo australiano consiguió esquivar (de momento) los cantos de sirena del blockbuster y volvió a su Adelaida natal para contar otro cuento de miedo, con una declamación más dramática, pero no necesariamente más madura, que la de su debut. Las relaciones filiales, que ya eran centrales en Talk to me, cogen aún más peso en Bring her back (Devuélvemela), que nos presenta a dos hermanos por parte de padre que se han quedado solos en un mundo hostil. La pequeña, Piper, tiene graves problemas de visión, y al mayor, Andy, le quedan tres meses para llegar a la mayoría de edad y poder solicitar la tutela legal de su hermana.

Mientras esperan que llegue la fecha, los servicios sociales los colocan con una madre de acogida, Laura, algo inquietante bajo su barniz de efusividad excéntrica, quizás porque todavía está procesando el duelo por la muerte de su hija. En la casa también está Ollie, un niño silencioso que circula por los márgenes del relato y de la pantalla y que, puntualmente, reclama el foco de forma escalofriante.

En el filme anterior, los Philippou subían el volumen de sustos al once casi desde el primer minuto. Ahora, en cambio, intentan construir un crescendo sostenido de forma más tradicional, pero el juego de expectativas acaba yendo a la contra de la propuesta, sobre todo cuando el clímax empieza a dar golpes de timón que desdibujan el carácter ritual al que se había entregado el relato. Sin embargo, Devuélvemela nos deja en el recuerdo a una Sally Hawkins merecedora de entrar en el infame panteón de madres terribles del cine de terror, y un puñado de imágenes hórridas. Suficiente aval para prestar atención al próximo movimiento de sus directores.