Cinema

La película más ambiciosa de J.A. Bayona es una experiencia física agotadora

'La sociedad de la nieve', que contiene secuencias memorables, llega a los cines antes de su estreno en Netflix

2 min
Enzo Vogrincic en 'La sociedad de la nieve'
  • Dirección: JA Bayona. Guión: JA Bayona, Nicolás Casariego, Jaime Marqués y Bernat Vilaplana a partir del libro de Paolo Vierci.
  • 144 minutos.
  • España (2023)
  • Con Enzo Vogrincic, Matías Recalt, Agustín Pardella

Desde que vimos a Naomi Watts vomitar una especie de liana en Lo imposible nos dimos cuenta de que JA Bayona no era un cineasta caracterizado por la sutileza. La espectacular secuencia del tsunami que abría esta película –emparentada con La sociedad de la nieve porque también narra un acontecimiento real– dejaba claro que esta tendencia al subrayado iba ligada a una ambición artística ilimitada que parecía tener como principal objetivo convertir cada película en una montaña rusa emocional, cada vez mayor, más alta, más rápida. El cine de Bayona puede despertar el recelo de aquellos que se resisten a aceptar que les guíen la mirada (y el corazón y las tripas) de una manera tan inflexible, pero en el caso de La sociedad de la nieve la tendencia del cineasta a entender el cine como una especie de experiencia vivencial extrema parece cobrar mucho sentido.

La película narra una historia conocida, la de los jóvenes uruguayos que en 1972 sobrevivieron dos meses en los Andes tras un accidente de avión alimentándose de los cuerpos de sus compañeros fallecidos. Bayona toma dos decisiones fundamentales que alejan el filme de Viven, la famosa película previa: apuesta por una estructura coral que busca defender el poder del grupo en detrimento del heroísmo individual y propone un contundente trabajo de cámara –y de diseño de sonido– que construye un universo eminentemente físico, formado por exagerados primeros planos que muestran rostros desencajados y cuerpos magullados por el hambre y el frío. Esta apuesta por una puesta en escena del cuerpo y de la carne (aunque los planos referentes al canibalismo están en discreto fuera de campo) hace memorables algunas secuencias, como la de la primera noche –una pesadilla helada formada por cuerpos entrelazados y rostros aterrorizados por el aullido del viento y los gritos de los moribundos– o la del alud que los entierra vivos. Estos momentos parecen apuntar el camino de la exploración, cruda y sensorial, del choque entre cuerpo humano y medio natural, que el cineasta no acaba de emprender del todo. Bayona acaba inclinándose, en cambio, por una sentimentalidad ligada a una arriesgada decisión de guión –la de la voz en off que narra la historia– y por un final esperanzador que, en su oda a la importancia del grupo por encima de el individuo, podría ser leído como una reivindicación –quizás algo forzada– del cine como arte colectivo.

Trailer de 'La sociedad de la nieve'
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