Carlos Vermut: “Es un error poner una barrera entre nosotros y quien hace cosas reprobables”
Cineasta, estrena la película 'Mantícora'
BarcelonaEn el que se perfila como uno de los mejores años del cine español reciente, Carlos Vermut ha firmado quizás la mejor película de la temporada y, sin duda, la más atrevida y perturbadora. Mantícora, que este viernes llega a los cines, está protagonizada por un diseñador de criaturas en 3D (Nacho Sánchez, magnífico) que, después de salvar a un niño de un incendio, empieza a sentir un deseo prohibido contra el que lucha desesperadamente. Vermut se adentra en la noche más oscura del alma con una seguridad que impresiona y se confirma como arquitecto de dilemas morales irresolubles.
Mantícora es un desafío constante para el espectador: empieza mostrando al protagonista como un héroe, después lo revela como pedófilo y acaba explorando su humanidad.
— Es interesante plantearte dilemas morales respecto a lo que sientes por los personajes. A mí me pasaba viendo Perdidos (Lost), que de repente los personajes que me caían bien se convertían en malos y aquella sensación me encantaba. Yo intento provocar esto en mi cine, al principio quizás de manera más efectista. Me gusta profundizar en la humanidad de personajes que de entrada me horrorizan. Quizás es mi viaje personal para enfrentarme a las cosas que me dan miedo.
Parece que cada vez te interesa menos el personaje y más la persona.
— Absolutamente. No quiero que el personaje sea un mero artefacto para activar un mecanismo narrativo de la trama, sino una persona compleja. Supongo que es un viaje mío como cineasta o escritor que tiene que ver con hacerse mayor y ver las cosas de otro modo, más empática.
La promoción de Mantícora trata de monstruo al protagonista. ¿Tú lo ves así?
— No, usamos la palabra porque la sociedad lo ve de este modo, es una manera de entendernos. Yo no creo que se pueda culpar a alguien de una cosa que ni siquiera ha buscado. El monstruo es quien atraviesa la línea, y esto es lo que Julián trata de evitar toda la película. A mí él me desagrada, por eso quería hacer la película: era un reto hacer una película sobre alguien que me desagradaba. Pero no lo puedo juzgar. ¿Serviría de algo? Si yo supiera que un amigo es pedófilo, no podría evitar sentir rechazo a priori, pero después tendría que racionalizarlo y comprenderlo. Es un error poner una barrera entre nosotros y la gente que hace cosas reprobables. Y no es que todos podamos acabar haciendo una cosa así, pero todos somos seres humanos.
Mantícora señala cómo el estigma social de la pedofilia no tiene que ver tanto con el hecho de materializar los deseos y abusar de un niño como con la mera existencia de los deseos.
— Más que de la pedofilia, Mantícora quiere hablar de nuestra relación con el deseo que pertenece al mundo de la imaginación. Con los metaversos a punto de llegar, es importante saber qué relación tenemos con la ficción. ¿Qué pasará en el futuro? ¿Estamos legitimados a juzgar a alguien por lo que piensa? Es normal sentir rechazo por los pensamientos del protagonista, yo también lo siento, pero ¿podemos despedir del trabajo a alguien por una imagen digital que ni siquiera es real? Solo planteo preguntas, pero no tengo ninguna respuesta.
El protagonista trabaja creando monstruos virtuales para una empresa de videojuegos. ¿Por qué algunos horrores son tabúes sociales de primer orden y otros un mero entretenimiento?
— Es cultural. ¿Por qué nos encantan las películas de gánsters y, en cambio, un personaje que solo se imagina cosas nos genera tanto rechazo? La paradoja moral me resulta interesante y me apetecía plantearla en una película. De hecho, la putada que le hago al espectador es que el protagonista nunca llega a hacer nada, y así es más difícil juzgarlo. Y resulta muy incómodo sentir empatía por alguien con deseos que consideramos despreciables.
Desde Diamond flash hasta Mantícora, el elemento fantástico ha ido quedando cada vez más relegado en tu cine. ¿Es un camino sin retorno?
— Es un tema que me genera muchas dudas. Me encantan el terror y los videojuegos, y todavía tengo ideas de cine fantástico, pero cada vez me gusta más rodar cosas sencillas y con cuatro elementos, un poco al estilo Hong Sang-soo. ¿Y entonces cómo pones dentro a Godzilla? Esto que te diré es un poco atrevido, pero en el cine fantástico a menudo se resta profundidad a los personajes, son meras excusas para llegar a la casa encantada. Y a mí me pasa que, si escribo sobre cinco amigos que van a una casa encantada, me acabo olvidando de matarlos y me apetece más estar con ellos charlando como en una película de Rohmer.
¿Y cómo llegas a la mantícora? No es una figura mitológica muy conocida.
— No, pero está muy presente en el mundo de los videojuegos y del rol. La mantícora aparece cuando se me ocurre que Julián sea modelador en 3D, y buscando modeladores me doy cuenta de que les gusta mucho dibujar mantícoras porque tienen la cabeza humana y esto les permite practicar el rostro, pero el cuerpo es de león. Al principio era solo un símbolo, y después acabó integrado en la narrativa. Pero básicamente es un elemento que me parecía poético, bonito y a la vez trágico.