Martin Scorsese: "A los 81 años, el tiempo es un problema y tengo que seleccionar bien en qué lo invierto"
El cineasta estadounidense recibe el Oso de Oro honorífico del Festival de Berlín
Enviado especial al Festival de Berlín"Soy un misterio". Esta ha sido la respuesta de Martin Scorsese, acompañada de una sonrisa pícara, a la periodista que le ha preguntado cómo se definiría, en una sola palabra. No está mal, el atrevimiento de pedirle concisión al cineasta más locuaz del planeta. ¿Misterioso? No, Scorsese es cualquier cosa menos misteriosa. Lleva toda su vida hablando de sus orígenes y de su amor por el cine, en entrevistas y charlas y a través de sus películas. Y eso mismo ha hecho a la Berlinale, que este martes le ha entregado un Oso de Oro honorífico tanto por su extraordinaria carrera como por la labor de restauración del patrimonio cinematográfico que realiza la fundación que lleva su nombre.
"En mi casa no había libros –ha recordado el director–. Mis padres sabían leer, pero no tenían libros, así que tuve que educarme principalmente con películas extranjeras, sobre todo del neorrealismo italiano. La primera película de Kenji Mizoguchi que vi fue por televisión, doblada y con anuncios... ¡Y, aun así, fue increíble! Y cuando pienso en cómo me afectó tanto ver esas películas, viniendo del barrio humilde de donde venía, con unos padres que no eran intelectuales... Bueno, quizá alguien vea algún día las películas que restauraremos y le cambiarán la vida, como a mí. Si después se dedica a hacer cine no importa".
Pero Scorsese no vive solo empeñado en el pasado. De hecho, el premio de la Berlinale llega en medio de la campaña de los Oscar de su último filme, Los asesinos de la luna, que ha producido Apple TV. Y el director ha defendido con vehemencia la vitalidad del cine y su derecho a evolucionar. "El cine no se está muriendo, se está transformando –afirmó–. No se suponía que debía ser siempre igual. Antes el cine era siempre una experiencia colectiva que veías en una sala, vale, pero la tecnología ha cambiado tan rápidamente que lo único que perdura igual son las voces personales. Y una voz personal puede expresarse tanto en TikTok como en un filme de cuatro horas o en una miniserie de dos".
Reflexionando con el papa Francisco
El director también ha actualizado el estado de su proyecto sobre Jesús, que se hizo público a raíz de una reunión que tuvo con el papa Francisco. De hecho, ha explicado que se habían reunido en otras ocasiones a raíz de la proyección en el Vaticano de su película Silencio (2016), sobre la persecución de dos sacerdotes jesuitas en Japón del siglo XVII. Según Scorsese, Francisco y él han hablado de "nuevas formas originales de pensar en los asuntos esenciales del cristianismo". Pero el filme sobre Jesús es de momento un proyecto embrionario. "Aún tengo que pensar cómo será –ha dicho–. Quiero que sea una película única y diferente, que haga pensar y que entretenga. Quizás cuando acabe la promoción de Los asesinos de la luna y consiga dormir un poco tendré una idea fresca".
Cuando le han preguntado sobre nuevas voces de cineastas que admire, Scorsese ha mencionado títulos recientes como Vidas pasadas de Celine Song y Perfect days de Wim Wenders (que no es precisamente una nueva voz), y ha reconocido que le cuesta estar al día del cine actual. "A los 81 años, el tiempo es un problema, y debo seleccionar bien en el que lo invierto", se ha justificado. Y sobre los premios y reconocimientos, ha explicado que intenta no pensar demasiado. "Cuando eres joven, tienes mucho más ego y ambición. La ambición no la pierdes nunca. El ego en realidad tampoco, pero lo intentas, porque puede ser un problema. Así que tienes que decirte a menudo a ti mismo que en realidad no sabes nada". Y a raíz de esto ha recordado la época en la que rodó El rey de la comedia (1982) y se dio cuenta de que había "vertido todo lo que sabía" en sus películas anteriores: Toro salvaje, Taxi driver, New York, New York y El último vals. "Ya no me quedaba nada, lo había utilizado todo y, por tanto, era libre de repensarlo todo: donde pongo la cámara, cómo cuento la historia... Y eso me ha pasado más veces, incluso en El irlandés. Si no te paras a pensar qué necesita cada plan, el resultado será mediocre. Tienes que liberarte de la idea de que hay solo una manera de hacer bien las películas".
"He cometido un crimen"
Más allá del homenaje a Scorsese, la competición de la Berlinale ha mostrado su mejor cara con The devil's bath. Al principio de este film, una campesina austríaca del siglo XVII coge una criatura de pocos meses, sube hasta un salto de agua elevado y, sin más, la deja caer para que se despeñe contra las rocas. "He cometido un crimen", dice después cuando se entrega a las autoridades. Veronika Franz y Severin Fiala, directores también de la sensación del Sitges del 2014 Goodnight mommy, exploran ahora el fenómeno documentado en varios países europeos durante el siglo XVII y XVIII de las personas con impulso suicida (la mayoría mujeres) que, en vez de matarse a sí mismas, mataban a un niño con la esperanza de ser ejecutadas y evitar la condena en el infierno que comportaba el pecado mortal del suicidio.
The devil's bath sigue uno de estos casos y acompaña a Agnes en su descenso a los abismos de la depresión. La frustración por no tener hijos en una sociedad que no reserva ningún otro rol a las mujeres, las intromisiones constantes de la suegra y la decepción general con la vida de casada dan forma a un vía crucis que encarna a una Anja Plaschg extraordinaria, candidata segura al premio a la mejor interpretación protagonista, a menos que el jurado reserva algún premio más importante para este poderoso retrato de una sociedad moldeada rígidamente por la religión y el patriarcado, sin espacio para la disidencia o la fragilidad y donde los valores se transmiten de modos especialmente crueles.