Pedro Almodóvar, Pedro Pascal y Ethan Hawke imponen la ley del deseo en el ‘western’
El Festival de Cannes estrena el corto 'Extraña forma de vida', que protagonizan Pedro Pascal y Ethan Hawke
Canes (Francia)Hace un par de décadas, unos productores norteamericanos ofrecieron a Pedro Almodóvar dirigir una película a partir del cuento de Annie Proulx Brokeback mountain sobre la relación homosexual entre dos cowboys. El manchego rechazó la oferta y el proyecto acabó en las manos de Ang Lee. En una de las escenas, cuando ya hace un montón de años que los dos cowboys se ven a escondidas de sus familias, uno de ellos (Jake Gyllenhaal) le propone al otro (Heath Ledger) irse a vivir juntos. “¿Y si tú y yo tuviéramos un rancho en algún lugar con unas cuantas vacas? Sería una buena vida”, le dice. Pero Ledger se niega. “¿Dos hombres viviendo juntos? Ni hablar”.
La respuesta de Almodóvar al Brokeback mountain de Lee se ha presentado este miércoles en el Festival de Canes: Extraña forma de vida, título que remite al fado de Amália Rodrigues –en versión de Caetano Veloso– que suena al principio, es un western de media hora donde dos hombres que de jóvenes tuvieron una aventura (Ethan Hawke y Pedro Pascal) se reencuentran después de muchos años sin verse. Un día soñaron con una vida juntos en un rancho, lejos del mundo y los prejuicios. Ahora uno es el sheriff de un pueblo y el otro el padre del sospechoso de un asesinato. Y, aun así, la tensión sexual entre los dos es patente desde el apretón de manos y se desborda durante una cena íntima en casa del sheriff en la que el vino y las insinuaciones reactivan el fuego del deseo.
El corto demuestra la capacidad del manchego para llevar un género tan codificado como el western a su terreno: pese a la ambientación y algún tiroteo puntual, Extraña forma de vida es puro Almodóvar, que vuelve a explorar como la ley del deseo reescribe a su capricho las reglas de la moral y los vínculos de sangre. E incluso tiene el punto de artificio inherente al universo almodovariano gracias al colorido vestido de Pedro Pascal, un cowboy que viste la firma de moda Saint Laurent, productores del cortometraje. Almodóvar es un cinéfilo que se conoce a la perfección la historia del western clásico –aquel homenaje a Johnny Guitar que abría Mujeres al borde de un ataque de nervios es historia del cine– y no se corta a la hora de introducir referencias al género, alguna incluso demasiado obvia como el plano del umbral de la puerta de Centauros del desierto.
En el fondo, cuando mejor funciona Extraña forma de vida, que tendrá distribución comercial de largo y llegará a los cines el 26 de mayo, es cuando Almodóvar se cierra en una habitación con sus personajes (magníficos los dos, sobre todo Pascal) y explora su química, romanticismo y contradicciones. El final del corto es redondo, pero deja espacio para continuar el relato sobre los personajes, a pesar de que Almodóvar tiene otros proyectos en la cabeza: en Cannes ha confirmado que su nuevo trabajo será un largometraje en inglés que rodará en Nueva York con actores anglosajones. "Son básicamente dos mujeres en una situación extrema y todo es contemporáneo, no hay que fabricar grandes decorados y eso es muy importante para mí", ha explicado Almodóvar, que el año pasado se excusó de dirigir la adaptación de Manual para mujeres de la limpieza porque no estaba en condiciones físicas para asumir la complejidad de la producción.