Cine

Los silencios en torno al conflicto vasco resuenan en Locarno

El festival suizo acoge el estreno mundial de la producción vasco-catalana 'Negu Hurbilak', sobre el intento de fuga de una joven aberzale

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Jone Laspiur en 'Negu Hurbilak'

LocarnoApenas sabemos nada de la protagonista de Negu Hurbilak, el primer largometraje del Colectivo Negu, formado por los vascos Ekain Albite y Mikel Ibarguren, y los catalanes Nicolau Mallofré y Adrià Roca, que se ha presentado este miércoles en la sección Cineastas del Presente del Festival de Locarno. Es una joven que llega de incógnito, de noche, a Zubieta, un pueblo navarro cerca de la frontera con el estado francés. Algunos vecinos la esconden en el desván de su casa, a la espera del momento oportuno para pasarla al otro lado. Dos noticias en la radio nos sitúan en el contexto. Estamos en 2011, y ETA anuncia el fin de "la actividad armada". Mientras, continúa la represión y detención de militantes de Segi, la organización juvenil abertzale ilegalizada desde 2002. Las dos informaciones radiofónicas resuenan sobre el silencio en el que siguen efectuando sus tareas cotidianas los habitantes de Zubieta, mientras algunos se conjuran, con cierta reticencia, para ayudar a la recién llegada.

El Colectivo Negu filma con una mirada entre el documental poético y el testimonio antropológico los entornos de Zubieta, unos parajes brumosos de belleza invernal (como se evoca desde el título tomado de una canción de Mikel Laboa sobre el invierno incipiente) donde los habitantes viven entregados a labores ancestrales. Los directores han trabajado con los habitantes del pueblo como protagonistas para insertar en ese contexto real la historia de la joven, el único personaje que encarna a una actriz profesional, Jone Laspiur. Negu Hurbilak da la vuelta a los relatos de fuga para congelar a la protagonista en un territorio fronterizo de incertidumbre que parece funcionar aislado del tiempo histórico, como una cosmogonía autónoma atravesada por los silencios y suspendida en el tiempo.

Negu Hurbilak se inscribe en la corriente actual de cine alternativo vasco que aborda el conflicto en este país desde la perspectiva que otorga el fin del terrorismo. En este cine alrededor de ETA después de ETA encontramos títulos como 918 Gau (2021) en la que Arantza Santesteban, portavoz de la entonces ilegalizada Batasuna en la mesa de diálogo de Loyola, rememora el tiempo que pasó en prisión tras ser detenida por orden de Baltasar Garzón, y desmitifica el concepto de preso político en el entorno aberzale por su naturaleza opresiva y dogmática. O Mudar la piel (2018), el documental de Ana Schulz y Cristóbal Fernández también estrenado en el Festival de Locarno en torno a Juan Gutiérrez, un mediador en el conflicto cuya labor fue desbaratada por un espía del CESID que se hizo pasar por su amigo durante años.

Estos filmes coinciden en su aproximación a aspectos menos transitados en la reciente historia de Euskadi, pero también en adoptar formas cinematográficas que se alejan de los formatos más heterodoxos de ficción o documental y de las visiones hegemónicas del mundo que conllevan. En este sentido, Negu Hurbilak también se desmarca del estereotipo de película surgida del Escac, donde se conocieron e iniciaron su trayectoria los cuatro directores. No sólo no encaja en cierto modelo de cine comercial, también se distancia de la tradición de cine de autor en tanto que sus creadores se organizan y presentan como colectivo, y no desde una individualidad personalizada. No son los únicos. En los últimos años, en España colectivos como Los Hijos, La Case Negra, Brbr o Left Hand Rotation han demostrado que otra forma de encarar la creación cinematográfica es posible.

La vergüenza europea de Melilla

Otro territorio fronterizo protagoniza Nuit obscure - Au revoir ici, importe où, de Sylvain George, que también opta por el Leopardo de Oro, junto a La imagen permanente, de Laura Ferrés, o Do no expect too mucho de la lámina en el mundo, de Radu Jude. El filósofo y cineasta francés lleva varios años filmando a los menores marroquíes que malviven en Melilla con la esperanza de escurrirse dentro de un camión o de un barco para alcanzar su sueño europeo. El año pasado ya presentó fuera de concurso la primera parte de este proyecto, y ahora regresa con esta inmersión hipnótica y asombrosa en la rutina diaria de estos chicos para salir adelante mientras esperan su oportunidad. Filmada en blanco y negro, Nuit obscure se despliega como el negativo del concepto de civilización europea, un retrato de esos márgenes invisibilizados en los que un grupo de menores de edad queman la última etapa de su infancia desprotegidos por cualquier institución.

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