Ni siquiera Dios puede decirle a Sydney Sweeney qué debe hacer con su cuerpo
Una joven monja llega a un nuevo convento que esconde terribles secretos en el 'thriller' gótico 'Immaculate'
'Inmaculate'
- Dirección: Michael Mohan. Guión: Andrew Lobel.
- 89 minutos
- Estados Unidos e Italia (2024)
- Con Sydney Sweeney, Álvaro Morte y Simona Tabasco
Para introducirnos en las rutinas del convento que le sirve de escenario principal, la banda sonora deImmaculate hace una extensa cita en Bruno Nicolai, uno de los grandes compositores del cine de género italiano. Se trata del tipo de guiño que esperamos encontrar en una película de Quentin Tarantino, pero no en una serie B que va de cara a choza. La secuencia revela la discreta sofisticación de Michael Mohan, un director interesado en trabajar materiales de dudosa reputación –el thriller erótico en Los voyeurs, y ahora la llamada nunsploitation, o morbo con monjas, aunque aquí hay más intriga gótica que libido reprimida–, no con la ambición de elevarlo sino de estudiar sus formas de saborear placeres que ya no parecen tener lugar en el cine actual.
En esta misión Mohan ha encontrado una inmejorable aliada en Sydney Sweeney, protagonista de su anterior film y también productora y principal impulsora deImmaculate, en la que encarna a una monja que sospecha que es víctima de una conspiración para reproducir en ella la Inmaculada Concepción. El personaje no sólo permite a la actriz, una de las revelaciones de la serie Euphoria, desahogarse en el registro de reina del grito, sino también desmontar el discurso en torno a su físico de pin-up, escudriñado desde multitud de ángulos críticos y viscosos, y sobre el que ella demuestra una autoconciencia lúcida, ya sea por ironizar sobre la cosificación (como hizo en un sketch del programa Saturday Night Live) o para subvertir expectativas. Prueba de ello es la escena final del filme, un primer plano visceral que canaliza el grito de una estrella que reclama la soberanía sobre su propio cuerpo.