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“Deseo que mi legado acabe bien parado cuando yo no esté”

La compañía del coreógrafo Carlos Acosta actúa en el Festival Castell de Peralada

Natalia Avellan
3 min
Carlos Acosta en la rueda de prensa del Festival Peralada en Barcelona.

BarcelonaAcosta Danza ofrece un entramado de ritmos latinos en el Festival Perelada con el espectáculo Foclor, que se podrá ver las noches del 26 y el 27 de julio en el mirador del Castell. Bajo la dirección de Carlos Acosta (La Habana, 1973), fundador de la compañía, la actuación homenajea a la tradición popular cubana, combinada con influencias africanas, españolas, europeas y latinoamericanas.

Es la tercera vez que el Festival Perelada cuenta con Acosta Danza en la programación, después de las ediciones de 2017 y 2019. "Perelada es un festival de amistad, complicidad, lealtad y fidelidad. Nos encanta acompañar a buenos amigos como Carlos Acosta y andar juntos en este crescendo", explica Oriol Aguilà, director artístico del festival. Este año la compañía presenta Foclor, un espectáculo dividido en tres coreografías interpretadas por jóvenes bailarines versátiles, formados en danza clásica y contemporánea. El espectáculo lleva el sello de Acosta Danza, que acerca la cultura popular cubana al público internacional. "Este espectáculo representa lo que se ha planteado desde los inicios de Acosta Danza", explica Acosta.

La primera obra, Paysage, soudain, la nuit, celebra su juventud, con sus luces y sombras. El coreógrafo sueco Pontus Lidberg crea movimientos al sonido de la rumba, género tradicional cubano con raíces africanas, que será interpretado por los músicos Leo Brouwer (Paisaje cubano con rumba) y Stefan Levin (La noche). La segunda pieza, Soledad, se estrena por primera vez en Cataluña. Se trata de un dúo que explora los conflictos de las relaciones sentimentales, a través de la coreografía de Rafael Bonachela, que combina su estilo abstracto con el folclore de Acosta Danza. La pareja de enamorados bailará al ritmo de la música de Astor Piazzolla y Agustín Lara: una en una interpretación grabada de Gidon Kremer y otra recuperando una grabación de Chavela Vargas (1919-2012). Recurrir a la cantante mejicana permite conectar la coreografía con canciones populares que forman parte del imaginario colectivo. "Chavela Vargas es todo un hito de la cultura latinoamericana", asegura Acosta. Finalmente el espectáculo se cerrará con la interpretación deHíbrido, una pieza que parte del mito de Sísifo para reflexionar sobre los conflictos sociales que atraviesan la isla de Cuba. Los bailarines actuarán bajo la dirección de los jóvenes coreógrafos Norge Cedeño y Thais Suárez, y con la música de Jenny Peña y Randy Araujo.

El cubano Carlos Acosta, que fue primer bailarín del Royal Ballet de Londres, fundó su propia compañía en el 2016, con pocos recursos y un pequeño aula bajo un taller de electrodomésticos. "Quería dejar un legado en mi país, que me dio la oportunidad de aprender ballet gratuitamente", explica. Y así fue. Acosta Danza se estrenó en el Gran Teatro de La Habana Alícia Alonso, y durante casi una década la academia ha servido como una vía de acceso a la formación profesional para muchos bailarines emergentes. "Los alumnos vienen de un ámbito muy pobre, muchos nunca habían visitado La Habana", recalca Acosta.

Después de la muerte de la icónica bailarina Alicia Alonso en 2019, el panorama artístico cubano se ha visto degradado por la carencia de recursos económicos. La falta de espacio y los cortes de corriente eléctrica contribuyen al éxodo de artistas que sufre el país. "La Habana era la ciudad de los teatros y ahora solo hay dos funcionando. Para que se cumpla el ciclo de formación, tienes que poder plantarte ante la audiencia", recalca Acosta. La escasa oferta cultural ha hecho que la academia Acosta Danza se apoye principalmente en el volumen de actuaciones que realiza fuera del país. "Deseo que mi legado acabe bien parado cuando yo no esté", concluye el coreógrafo.

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