Sintonía feliz de cordura y arrebato entre Guillem Gisbert y La Ludwig Band
El antiguo cantante de Manel y la banda de Espolla tocan juntos 'Las aventuras del general Luna' en un doble concierto en el Festival de la Porta Ferrada
- Festival de la Puerta Ferrada
- Sant Feliu de Guíxols, 15 de agosto de 2024
La noche de la Virgen de Agosto, Guillermo Gisbert y La Ludwig Band protagonizaron, uno tras otro, un doble concierto fantástico en el Festival de la Porta Ferrada. Como no podía ser de otra forma, además de interpretar por separado sus canciones, prepararon una sorpresa conjunta para compartir escenario. Fue al final de la primera actuación de la noche, después de que Gisbert brindara solo al piano las notas deAy Yoko, cuando los músicos de La Ludwig Band, con su ademán habitual, espontáneos y satisfechos, subieron a interpretar con Gisbert Las aventuras del general Luna, tal y como ocurre en el disco del cantante de Manel. La pieza, larga y narrativa, similar a la historia mítica de Yo compito, encadena una cantinela folk y aires guitarreros que casan muy bien con el estilo animado de la banda ampurdanesa. "Para un escritor de canciones que está buscando una banda para realizar una estética dylaniana, La Ludwig Band es un regalo", explicaba Gisbert al ARA hace unos meses.
Con la presencia de la banda en directo, en Sant Feliu de Guíxols el tema sonó aún más vivo y rockero, incluso con momentos desgarrados divertidísimos, con la vuelta a todo trapo, casi llamada, que hizo enloquecer al público. Además, Gisbert no sólo alternaba las estrofas con el cantante Quim Carandell, sino que, prueba de la buena sintonía, todos se animaron con el micrófono. Realmente fue un momento bonito y especial, tanto para los músicos, que se admiran mutuamente, como para los espectadores, felices de gozar de esta colaboración. También un punto simbólico, como si Gisbert, al invitar a La Ludwig Band a tocar, quisiera evidenciar el relevo de la música en catalán tras el parón indefinido de Manel.
Antes de ese momento celebrado, Gisbert presentó Baila la mazurca, con su tono sensato y formal, enlazando versos poéticos e intelectuales, siempre contenidos, pero a la vez con melodías emotivas y movimientos de comediante. Y, después, como contrapunto, el jolgorio desenfrenado de La Ludwig Band hasta pasada la medianoche, absolutamente festiva y exultante, con una puesta en escena cada vez más apretada, solos instrumentales larguísimos y una comunión franca con el público.