Arte

¿Puede una imagen ayudar a curar un dolor enquistado durante décadas?

La fotógrafa Ixone Sádaba investiga sobre la trágica historia de la central nuclear de Lemoiz

Vista de la exposición de Ixone Sábada en Azkuna Centroa
21/04/2025
3 min

BilbaoLa fotógrafa Ixone Sádaba (Bilbao, 1977) ha desembarcado en Azkuna Centroa de Bilbao con una propuesta impactante. La exposición sobre la frustrada central nuclear de Lemoiz comienza con diez proyecciones a escala real de las ruinas del edificio, tal y como recoge el título de la muestra, Escala 1:1. La construcción de Lemoiz arrancó en 1972 y, para impedir que entrara en funcionamiento, en plena ola de protestas populares, ETA asesinó a cinco personas responsables de las obras y trabajadores. Otras dos personas murieron en este conflicto antinuclear.

Más adelante las obras quedaron interrumpidas definitivamente a raíz de la moratoria nuclear que decretó el gobierno español en 1984, y el debate de qué hacer con el edificio sigue abierto. "Una de las cosas que planteo es que no debemos dar la espalda a Lemoiz, sino observarla, observar nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro", afirma Ixone Sádaba. "Se trata de observar la forma en que nos relacionamos con el mundo y con las cosas —explica el artista—. Al fin y al cabo, es una forma de mirar no contemplativa sino cognitiva, siendo conscientes de lo que vemos, como ocurre con el mismo ejercicio fotográfico".

Sádaba habla de Lemoiz subrayando el "respeto" que siente por los muertos que dejaron las obras, y dice que hacer entrar la muela de hormigón que es la central dentro de una sala de exposiciones es un intento de acotar todo el dolor que hay detrás, y de hacer el museo partícipe de los "debates más importantes".

El interior en ruinas de la central nuclear de Lemoiz en una de las proyecciones de Ixone Sábada.

Sádaba tenía siete años cuando las obras de Lemoiz quedaron interrumpidas y la central quedó en el fondo de su memoria. Durante la pandemia de la Covid se reencontró en una salida en moto, y decidió que quería zambullirse. “El único relato que había trascendido era el del conflicto, pero en Lemoiz hay muchas cosas más, entre ellas el hecho de que el acceso esté cerrado, el avance de la vegetación, el antropoceno y la cuestión de la escalera, que no es contemporánea, sino la propia de un castillo medieval, una escalera imperial. No puedo abarcar todos los temas. debate", dice el artista.

Para el comisario de la muestra, el crítico y profesor Carles Guerra, Lemoiz funciona como "una cápsula del tiempo". "Desde que la construcción empezó en 1972 y hasta 1984, la central va absorbiendo capas de historia, y recientemente las plantas se la han hecho suya. Siempre está presente el miedo a abrir esta cápsula del tiempo y descubrir detalles del pasado que de algún modo son dolorosos", dice Guerra.

Tras regresar a la central, Sádaba pidió una beca Leonardo del BBVA para continuar con la búsqueda. Pese a conseguirla, tuvo que esperar seis meses para poder acceder a ella, y mientras tanto revisó el archivo de unas 7.000 fotografías de las obras que guarda Iberdrola, parte de las cuales están expuestas. "Es muy importante que el proyecto haya significado producir nuevas imágenes, pero también interpretar imágenes del pasado", dice el comisario.

Ixone Sábada con la recreación del mirador de las obras de la central nuclear de Lemoiz.

Intervenciones violentas en espacios naturales

A veces Sádaba no le basta con la fotografía y utiliza otros elementos para profundizar en el tema que aborda. porque de otro modo están totalmente desvinculadas del entorno del que provienen", explica el artista. Asimismo, se puede ver una reproducción, con cierto aire inquietante, del mirador construido para que el conde de Cadagua, Pedro Careaga, pudiera observar el curso de las obras. "Estos objetos pueden parecer unos simples políticos, pero en realidad son unos objetos con un objeto.

El recorrido acaba con otra serie de proyecciones de gran formato, ahora hechas con imágenes del exterior. ayuntamientos", denuncia el artista.

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