Literatura

El crepúsculo de un grupo de amigos y de la Ruta del Bakalao

Laia Viñas viaja hasta principios de los 90 en su segunda novela, 'Aquí baix', donde un grupo de amigos se enfrentan a la rutina saliendo de fiesta

Una imagen de la serie 'La ruta', centrada en revisitar la ruta del bakalao
3 min
  • Laia Viñas
  • La Otra Editorial
  • 192 páginas / 18 euros

Los protagonistas deAquí abajo, la segunda novela de Laia Viñas (Xerta, el Baix Ebre, 1997), son un grupo de jóvenes en la veintena que los días de entre semana se les pasan trabajando e inmersos en rutinas más o menos llevaderas y los fines de semana salen de fiesta. Todo muy habitual y conocido de sobra, si no fuera que nos encontramos a principios de los 90 del siglo pasado y los jóvenes en cuestión salen de fiesta por las discotecas –“la nave, la discoteca, el garito, el templo, la madriguera, la casa, como queráis decir”– de la conocida como Ruta del Bakalao, que floreció en la Comunidad Valenciana a finales de los 80 y decayó y murió antes del nuevo milenio, no sin antes dejar fijada toda una mitología de fiestas frenéticas y estridentes que duraban setenta y dos horas y de cócteles de drogas de diseño que (bien o mal, dependía) te giraban el cerebro sobre debajo.

La narradora de la historia es una de las miembros del grupo, y tiene una mirada singular tanto sobre sus amigos como sobre los entornos por los que se mueven y las experiencias que viven, porque no es del pueblo pequeño donde nacieron todos, pero hace ya tanto tiempo que vive que está integrada del todo. Haber crecido con un padre ausente y haber sido criada sobre todo por los abuelos –porque la madre trabajaba– subraya aún más su condición deoutsider lúcida y operativa y su capacidad para moverse entre distintos mundos.

Narrada en primera persona y en un tiempo verbal de presente que da inmediatez y viveza al relato, Aquí abajo es una novela tan cohesionada ya la vez tan escindida como las vidas y personalidades de sus protagonistas. Quiero decir que, al igual que la pandilla de amigos viven con naturalidad tanto la rutina de entre semana en el pueblo (trabajando en el campo cosechando fruta, jugando a fútbol, ​​relacionándose con la familia y los vecinos, matando el tiempo , cumpliendo con los rituales comunitarios que les corresponden) como las fiestas y la ingesta de las drogas que les hacen flipar (éxtasis, LSD, speed), pues igual la prosa y el argumento deAquí abajo pasan de unos pasajes más vulgares o tranquilos a unos más coloristas y excitados.

Moverse en medio de 'sanefas de felicidad'

No puedo saber hasta qué punto es deliberado, pero las partes de la novela en las que se narra la fiesta funcionan mejor –son más escuetas, más vibrantes, menos tópicas– que las partes en las que se narra la rutina previsible y normal de los días laborables. Esto tiene el inconveniente de que descompensa un poco al conjunto, pero expresivamente tiene sentido: es la formalización del aburrimiento y la euforia que, alternativamente, atraviesan las vidas de los protagonistas. De la sordidez existencial e individualista de cuando van sobrios a la trascendencia comunal casi mística de cuando van pasados ​​(“me muevo en medio de cenefas de felicidad”).

Viñas, además, tiene el buen ojo de centrarse en el momento crepuscular tanto del grupo como de la Ruta del Bakalao. Los protagonistas, ya algo gastados, sienten que están a punto de dejar atrás a la juventud, chupados por las incertidumbres y los deberes de la edad adulta, y todo ello les hace pensar en las diferencias abismales que existen entre el comienzo de la fiesta y el fin de la fiesta. Y ahora tienen la inquietante intuición de que la vida pronto se convertirá en un final de fiesta perpetuo. Todo esto, Viñas lo literaturiza con veracidad y energía.

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