Minucias

Este curso sólo se ha matriculado un estudiante en filología románica

El patio interior de la facultad de letras de la Universidad de Barcelona
12/09/2025
2 min

BarcelonaAhora resulta que en el grado de filología románica de la Universidad de Barcelona sólo se ha matriculado un estudiante: Roc Àngela Novella. Nueva y rara vocación angélica, fuerte como la piedra. Estos estudios, que florecieron en especial cuando los dirigía Martí de Riquer, han estado a punto de desaparecer desde la jubilación de ese gran sabio. Un movimiento llevado a cabo por una hija suya y todo un grupo de profesores de aquel departamento, y otros, ha evitado que desapareciera; pero la espada de Damocles cuelga sobre la testa de esta especialidad, que, de hecho, junto con el grado de estudios literarios (o literatura comparada) es el más generalista de esta universidad. Un quídamo presentó hace años un informe para unificar, bajo la forma de un grado de humanidades, asignaturas de filosofía, filología e historia –que es lo que tendría más sentido en ese momento–. Pero no prosperó: ríese de los reinos de taifas del califato de Córdoba.

Es posible que esta falta de estudiantes de tales saberes se deba a una falta de información sobre el carácter general de estos estudios, que son los únicos que ofrecen cursos de latín vulgar, provenzal y catalán medieval en la Facultad de Filología de la UB (ahora llaman "de Filología y Comunicación", como si todo lo que tiene que ver con las letras no fuera comunicación de primera letra). Profesores competentes, hay muchos.

También es posible que los estudiantes de letras, aunque tienen en general unas salidas muy escuálidas, prefieran hacer un grado que se avenga con un término de prestigio hoy no discutido: una especialidad, algo paradójico cuando alguien tiene vocación de hombre o mujer de letras. Los estudios de románicas, como hemos dicho, son generalistas; los de clásicas, catalán, inglés o semíticas son mucho más concretos y menos panorámicos. Sin embargo, es un hecho demostrado que los estudios de las letras humanioras o son generales, o no sirven para poseer una visión completa del estado de una cultura letrada en la diacronía de la historia, especialmente en un momento tan significativo como el paso del Imperio Romano al nacimiento de las naciones modernas. Lo habían sido tanto, de generales, que no era raro encontrar a humanistas, en los siglos XV y XVI, que supieran de letras clásicas y modernas pero también de astronomía, física, matemáticas o medicina. Así prosperó el saber humanístico hasta bien entrado el siglo XVIII: véase los casos de Bruno, Descartes y Leibniz, entre una muchedumbre de sabios.

Quizá sea una batalla perdida, por no decir, a fortiori, que los estudios de humanidades están perdidos por un tiempo indeterminado. Pero no habrá que olvidar que toda la filología comparatística de las universidades occidentales fue fundada, precisamente, por romanistas como Eric Auerbach, Ernst Robert Curtius, Gilbert Highet y Hans Robert Jauss.

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