"El humanismo nació con el libro y quizás ha muerto con el móvil"
Dolors Bramon y Josep Olesti conversan en el Institut d'Estudis Catalans sobre la crisis de la cultura en el mundo contemporáneo
BarcelonaLa pregunta que plantea Ignasi Aragay, director adjunto del ARA, en la última sesión del ciclo de conversaciones celebrado en colaboración con el Institut d'Estudis Catalans es tan ambiciosa como necesaria: "¿El humanismo se muere?" . Responden el filósofo Josep Olesti y la historiadora Dolors Bramon frente a un público que sigue sus intervenciones con atención.
Olesti, que es profesor en la Universidad de Girona y ha traducido Spinoza y Leibniz al catalán, traza una panorámica sobre los orígenes del humanismo cultural en la Italia del siglo XV. "Fue el desconcierto y la insatisfacción lo que hicieron mirar hacia el legado colosal grecolatino que había quedado desterrado –recuerda–. También la decepción ante la concepción del hombre: en aquellos momentos se obviaban cuestiones como la filosofía moral, la historia y la literatura". Seis siglos después la sociedad vuelve a encontrarse en un cruce: "Estamos llegando al ocaso del humanismo sin un relevo claro. El humanismo nació con el libro y quizás ha muerto con el móvil".
Dolors Bramon, especialista en el Islam, reconoce que es "muy pesimista" en cuanto al presente y futuro de las humanidades. "En los más de treinta años que di clases en la universidad vi cómo había ido empeorando al alumnado –lamenta–. Siempre hay excepciones, pero han crecido mucho los estudiantes que son indiferentes a todo lo que hace hedor de cultura". La autora de Ser mujer y musulmana (2007) ha sido crítica también con la institución universitaria: "Los contenidos se han rebajado y se aprueba con mayor facilidad que antes". "La incultura y la ignorancia se habían vivido con vergüenza hasta ahora –admite–. Ahora te encuentras a gente que presume de no haber leído un libro en toda la vida. El mercado los cuida y piensa en ellos".
Olesti cree que todavía no hemos tocado fondo: "Estamos en una fase de deslumbramiento con los progresos de la técnica. Creemos que puede resolverlo todo". Ignasi Aragay, que animó el debate con comentarios estimulantes, se atrevió a responder, con acierto, una pregunta de un asistente que preguntaba si es necesaria una revolución para cambiar este presente poco ilustrado. "La única revolución válida que se me ocurre es la del conocimiento –ha dicho–. Hay que volver a la lectura ya dar la importancia que la palabra merece. Mientras el mundo cambia tenemos la suerte de seguir contando con la ayuda de los libros ".