¿Qué ha ocurrido con las transmisiones radiofónicas de música clásica?

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Mozart

BarcelonaA partir de las revoluciones industrial, científica, técnica, y no hablamos de la tecnológica, lo que vagamente llamamos “humanidades” fue perdiendo el prestigio y la difusión que habían tenido, en el continente, entre la gran figura del canciller Bacon y los pensadores ilustrados. Poco a poco, lo que poseyó pujanza fue la industria, la técnica y los grandes descubrimientos de la ciencia: en principio (no al final), todo muy positivo. El problema es que estos terrenos, que por lo general llamaremos “el paradigma científico”, se han comido casi por completo el antiguo paradigma humanístico, madre de los huevos de las artes, la música y la literatura.

Esto se nota en muchos terrenos, y ahora les ha llegado el turno a las transmisiones radiofónicas de música clásica. Antes, Cataluña Música transmitía sinfonías enteras de Haydn o Beethoven, incluso óperas tan largas como las de Wagner. Ahora, por el contrario, están moda los programas en los que por cada media hora de teorías hay cinco minutos de música, y de cada sinfonía quizás un solo movimiento: parece como si la radio hubiera hecho un pacto con los musicólogos y teóricos de los conservatorios por darles trabajo.

También es muy positivo esto, si no fuera que estos directores de programas de música clásica han olvidado que la música posee una ciencia, una técnica y unas matemáticas, pero que todo esto no tiene casi nada que ver con disfrutar estéticamente de una pieza musical, entera si fuera posible.

Ya servía de a poco que te dijeran que la Sonata para piano K 282 de Mozart está escrita en la tonalidad de si bemol mayor, porque la mayor parte de la población no sabe qué quiere decir eso. Pero es que ahora la cosa se ha complicado: ahora pasan horas hablando de la vida del compositor y, aún más incomprensible, de la estructura teórico-comusical de una sonata, un cuarteto o una sinfonía. Venga a charlar, a veces con un manierismo bastante sorprendente, como en el caso de un programa matinal en el que el locutor habla una lengua catalana que más bien parece vietnamita por la extensión que ocupa en la escala musical. ¿No hacen prácticas de prosodia catalana, en la radio?

Por favor! Saque de las emisiones de “clásica” la ciencia, la técnica, las matemáticas y los detalles biográficos no relevantes, y dénos música sola, mucha música, y piezas enteras. Total, quedan cuatro gatos envidiables que la quieren y quieren oír sin muchos añadidos.

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