Minucias

El pianista que quería hacer llegar la música clásica a todo el mundo

En recuerdo de Maurizio Pollini, uno de los mayores pianistas de los últimos decenios

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Maurizio Pollini en el Palau de la Música.

BarcelonaHace una semana murió Maurizio Pollini, uno de los mayores pianistas de los últimos decenios, y el martes le rindieron honor en un salón de la Scala, en Milán, donde había nacido y vivido toda su vida. Era un discípulo indirecto de Chopin porque estudió con un pianista que había sido discípulo de otro que había estudiado con otro que había estudiado con Chopin. Así se transmitía el conocimiento de todos los saberes hasta que llegó una generación que consideró que nadie debía enseñarle nada. (Aceptamos que los buenos médicos todavía tienen discípulos, como los buenos artesanos. Los de humanidades, no.)

Pero Pollini fue algo más que un gran pianista. Al adherirse a movimientos e ideologías de izquierda –que en la Italia de los años 1960 y 1970 significaban la única fuerza de choque creíble contra el ascenso de la derecha más reaccionaria–, Pollini, junto con su gran amigo Claudio Abbado, también desaparecido –a éste incluso le rindió honores póstumos el presidente de la República–, inició hacia aquellos años una serie de actuaciones en las fábricas y otros establecimientos obreros para hacer llegar la música a las clases menos educadas en ese terreno. (Algo extraño, porque Italia, junto a Alemania, es el país con la tradición musical más rica de todo el continente; hacen mucho latín y de Dante en las escuelas, pero ya no practican ni enseñan la música como solían hacerlo.)

Pollini y Abbado se entregaron a esta labor con mucho empuje y con la mejor fe del mundo. Pero, como él mismo expresaba en un magnífico reportaje dirigido por Bruno Monsaingeon que podéis ver en las redes, tanto uno como otro acabaron dándose cuenta de que estaban cargados de buenas intenciones... pero que los obreros no escuchaban música , o sólo escuchaban la de su momento histórico. (Esto es algo muy difícil de explicarse cuando entramos en el campo de la burguesía melómana de Barcelona: hasta hace quince o veinte años la música clásica estaba muy escuchada y, progresivamente, también esta clase dejó de interesarse: ver qué escuchan ahora los ricos en los festivales de música en verano, donde por cada concierto de música “antigua” –tan antiguo, o casi, es ahora Bach como hace quince años–, hay veinte de música “de ahora”: rock, pop, electrónica, folk, reggae y todo lo que ya sabéis.)

Aquellos dos grandes músicos abandonaron el proyecto didáctico que hemos mencionado, lo que demuestra que, en el terreno de la música clásica, el que no haga hoy un plan oficial de enseñanza a todos los niveles de la educación, nadie lo hará nadie .

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