Literatura

El secreto de 'Blackwater', la saga familiar y de terror que triunfa entre los lectores

En poco más de una semana, la primera de las seis entregas de la novela de Michael McDowell ha logrado vender 10.000 ejemplares en catalán y castellano. ¿Por qué se está convirtiendo en fenómeno un libro publicado en inglés hace más de cuatro décadas?

Un instante del primer club de lectura dedicado a comentar y analizar los misterios de 'Blackwater'
23/02/2024
5 min

Barcelona"Michael McDowell: mi amigo, mi maestro. Fascinante, aterrador, simplemente genial. Lo mejor de todos nosotros". Estas palabras de Stephen King habrían podido convertir al autor estadounidense en una celebridad. No fue el caso, o no lo fue hasta hace poco. McDowell escribió decenas de novelas –muchas de ellas firmadas con seudónimo– y colaboró ​​en el guión de películas como Beetlejuice y Pesadilla antes de Navidad. Murió en 1999, cuando tenía sólo 49 años. Desde entonces, algunos de sus libros se han reeditado en editoriales independientes como Valancourt Books, Centipede y Felony & Mayhem Press, siempre con una repercusión más bien modesta.

La suerte de la obra de Michael McDowell empezó a cambiar en el 2022. Una pequeña editorial francesa se decidió a publicar la novela Blackwater en seis entregas, una cada mes, tal y como había exigido el autor en 1983. Era Monsieur Toussaint Louverture, con sede en Cenón, junto a Burdeos. "Conozco desde hace mucho tiempo al editor de Toussaint. Hablamos a menudo, y un día me comentó que había descubierto esta novela para entregas y que estaba preparando un gran lanzamiento –explica Jan Martí, de Blackie Books–. Me recomendó que la leyera y nos enamoramos, no sólo nos gustó la novela en sí, que es buenísima, escrita magistralmente y también modernísima y feminista, sino el juego que había propuesto el autor al publicarla: que saliera en seis volúmenes, una vez al mes". El éxito que Blackwater ha tenido en Francia abrumador: más de 2 millones de ejemplares vendidos de toda la serie en algo menos de dos años. En 2023, mientras Blackie Books ya preparaba las traducciones catalana y castellana de los seis libros, la saga apareció en italiano en la veterana editorial milanesa Neri Pozza, y en sólo medio año agotó diecisiete ediciones y se vendieron más de 200.000 ejemplares .

Seduce tanto a tiktokers como lectores exigentes

¿Cuál es el secreto del éxito de Blackwater? ¿Sigue durante 50 años los avatares de una familia de un pequeño pueblo de Alabama con un ritmo similar a las mejores producciones de Netflix y HBO? ¿Qué combina las envidias y conflictos de sus miembros con la irrupción de una desconocida que no tarda en mostrar su monstruosidad? ¿Que es recorrida por las tensiones raciales, de clase y de género, y que hace bandera de su posicionamiento feminista y queer? ¿Tienen que ver también las cubiertas ilustradas por Pedro Oyarbide, metalizadas y en relieve, que hacen pensar en tatuajes resplandecientes?

Blackie Books publicará un libro de la serie cada quince días, y el proyecto culminará el 17 de abril, apenas una semana antes de Sant Jordi. En poco más de una semana, de la primera entrega, La riada, se han vendido más de 10.000 ejemplares. "Es increíble lo transversal que puede ser el público de esta novela –asegura Jan Martí–. Solo con diez días a la venta se ha puesto en el top de los más vendidos, y nos lo hemos encontrado como trend de TikTok, en clubes de lectura de señoras, en hilos de Twitter de fans del terror y del género, hemos visto a gente leyéndola desde el punto de vista feminista y más woke... Y antes de todo esto habíamos tenido una respuesta brutal de cientos de libreros, tanto de terror como más literarios, felicitándonos por publicarla".

"Desde hace un par de semanas, en Instagram me van empezar a salir vídeos de booktubers que recomendaban Blackwater. Nunca había oído antes el nombre del autor, y me llamó la atención que destacaran que era una saga familiar con toques de Lovecraft. Me encanta el terror, y la idea de leer la novela por entregas también me curiosó", admite Albert, que esta semana ha participado en un club de lectura sobre La riada. "A mí me la regaló mi pareja, y en un primer momento me pareció que no me interesaría, porque me gustan libros como los de Joël Dicker y Camila Läckberg, pero cuando empecé no podía parar de leer –explica Rebeca, otra de las integrantes del club–. No sé si fue por la trama familiar o por los elementos de misterio y de terror, pero lo cierto es que me quedé enganchada”.

La docena de miembros del club de lectura compartieron durante hora y media sus impresiones sobre la familia Caskey: sobre la poderosa matriarca, Mary-Love, pero también los dos hijos, Sister y Oscar, que encuentra la misteriosa Elinor Dammert en una habitación de hotel cuatro días después de una riada que ha inundado gran parte del pueblo. "A medida que vas avanzando en la saga te das cuenta de que no puedes quedarte con ningún personaje: ninguno es 100% fiable, salvo Elinor –adelanta Alicia Soler, conductora del club de lectura–. Si Elinor es un monstruo, hay una razón que lo justifica. Cuando llegué al final de la sexta parte de la novela me hice un harto de llorar".

Un viaje fascinante e inquietante

Elinor aparece de la nada y, como ocurría con Teorema, de Pasolini, se dedica a ganarse cada uno de los Caskey mientras en paralelo muestra una extraña afinidad por el agua del río y demuestra no sólo que sabe dominarla sino también que sabe cómo sacarle partido. El personaje conecta con seres fabulosos y legendarios como las ondinas y las mujeres de agua, pero McDowell dosifica con cuentagotas los elementos sobrenaturales. Uno de los puntos fuertes de Blackwater es el dibujo preciso de cada uno de los personajes y las tensiones que los atan y enfrentan entre ellos. "Es un viaje fascinante e inquietante a través de la historia de una familia y de su trasfondo histórico: el racismo con la población afroamericana está muy presente, porque la acción comienza en 1919, sólo medio siglo después de la abolición de la esclavitud", comenta Alicia Soler.

Jan Martí añade: "También es la historia de dos ríos, el Perdido y el Blackwater. Es impresionante cómo estos ríos mandan en el destino de los personajes, del pueblo y del Elinor. Lo podríamos comparar con mil novelas , desde Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, hasta La caída de la casa Usher, de Edgar Allan Poe, o Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson. Hay gente que lo ha comparado con Lovecraft y con series como Sucesión y Nizaga de poder". Late, también, la truculencia presente en algunos autores del sur de Estados Unidos, como Erskine Caldwell, y los olores fuertes que desprenden los cuentos de Flannery O'Connor y Carson McCullers.

"Michael McDowell era abiertamente gay , liberal y demócrata, y esto se nota mucho en Blackwater, que resuena en nosotros como si estuviera escrita hoy –comenta Martí–. Leemos la novela pensando en su vanguardismo para ese tiempo. Es un libro con una conciencia feminista muy marcada. Sin proclamas, pero con una mirada especialmente sensible hacia los estereotipos de género". Las mujeres protagonistas son "descaradas, complejas y contradictorias, y de sus decisiones dependen todos los giros de la trama: representan todo lo contrario a la imagen del ama de casa de la época", añade. Además, asegura el editor, "como autor que pertenecía a la comunidad queer, McDowell tenía sensibilidad hacia la cuestión de la brecha de género, tema que en su tiempo no despertaba interés y que hoy está en el centro del debate político".

Si Stephen King defiende desde hace décadas la obra de Michael McDowell, una de las últimas autoras que se ha sumado es Mariana Enriquez: "Es un genio condenado a un olvido injusto. Nadie como él es capaz de retratar con tanta viveza la perversión de los lazos familiares". Basta con leer la primera entrega para darle la razón.

Gustave Flaubert.
Flaubert, Tolstoi y Dickens también escribían por entregas

Las novelas servidas a los lectores por entregas empezaron a hacer fortuna en Francia en la década de los 30 del siglo XIX. Entre los pioneros estuvieron Eugène Sue, Paul Féval y Ponson du Terrail. Uno de los nombres más destacados fue Alejandro Dumas, que publicó El conde de Montecristo en dieciocho entregas al Journal des Débats entre 1844 y 1846, mientras daba a conocer simultáneamente otro clásico de la novela de aventuras, Los tres mosqueteros , en este caso en Le Siècle , entre marzo y julio de 1844. Conocidas como folletos porque aparecían en la parte inferior de los periódicos –o en pliegos de papeles separados–, se expandieron rápidamente a otros países, como Reino Unido (con exponentes como Charles Dickens y Wilkie Collins), Italia (con Emilio Salgari y las aventuras de Sandokan), España (Benito Pérez Galdós) y Rusia, en la que dos de los pilares de su literatura, Fiódor Dostoievski y Lev Tolstoi, publicaron en revistas obras maestras como Crimen y castigo y Guerra y paz . También Madame Bovary , de Gustave Flaubert –una de las cimas del realismo literario– se publicó por primera vez en una publicación periódica, La Revue de París , entre octubre y diciembre de 1856, un año antes de llegar a librerías.

Durante la primera mitad del siglo XX, la ficción por entregas se ramificó en publicaciones especializadas por géneros. En Estados Unidos abundaban las revistas con narraciones de intriga ( Detective Story Magazine ), fantásticas ( Amazing Stories ), westerns ( Wild West Weekly ) y de terror ( Weird Tales ). Los contenidos – golosos, morbosos ya menudo sensacionalistas– y la poca calidad del papel con el que se imprimían crearon una etiqueta, pulp , que acompañó durante décadas a los autores que publicaban a menudo, entre ellos Jack London, HP Lovecraft , Edgar Rice Burroughs y Elmore Leonard.

Barcelona fue un importante centro irradiador de ficciones rápidas y efectivas –de un centenar de páginas de extensión– gracias a editoriales como Toray y Bruguera. Ésta última popularizó los llamados bolsilibros , que se podían adquirir a un precio muy bajo en los quioscos. Entre los autores más prolíficos y leídos estuvieron Marcial Lafuente Estefanía, Corín Tellado, Frank Caudett, Curtis Garland y Silver Kane, seudónimo tras el que estaba Francisco González Ledesma. "En los años 50 y 60, el ritmo de producción era casi inhumano –recordaba González Ledesma en el 2010, cuando utilizó el seudónimo de Silver Kane por última vez en La dama y el recuerdo (Planeta)–. Se vendía muchísimo pero te pagaban mucho poco como autor. El editor de Bruguera ganaba unas paletadas de dinero impresionante: el tirón era de 14.000 a 24.000 ejemplares cada semana. Yo hacía dos o tres libros cada mes". González Ledesma se especializó en escribir novelas del Oeste. Corín Tellado, en novelas de sentimientos –no le gustaba la etiqueta romántica– y las ventas de sus 5.000 novelas superan los 400 millones de ejemplares. Otros eran más versátiles: Garland combinaba el misterio con la ciencia ficción y el terror con títulos tan sugerentes como La sombra de la soga , Los cien días de la medusa y Cuando salga del ataúd .

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