La ventriloquia desencantada y autodestructiva de Toni Sala
Escrito con prosa musculosa y rutilante, 'Escenaris' es el retrato de una sociedad y de un país degradados, poblados por hombres y mujeres desorientados
- La Otra Editorial
- 328 páginas
- 20,90 euros
El título de la nueva novela de Toni Sala (Sant Feliu de Guíxols, 1969) es Escenarios, pero son los personajes, y sobre todo sus voces, quienes cargan todo el peso de la obra, que es más reflexiva, especulativa y psicológica que propiamente narrativa. Quiero decir que lo que dicen y piensan y explican los personajes es más importante que los hechos que ocurren y se cuentan con ellos. Concebida y estructurada como una exploración de lo que ocurre cuando personas que no tienen nada que ver se encuentran casualmente e interactúan, Escenarios se despliega como un mosaico de psicologías y al mismo tiempo como el retrato de una época y un país: la Cataluña deprimida, envilecida y sórdidamente errática de la post-pandemia y del post-proceso. Una frase dicha por uno de los protagonistas, un actor famoso que se avergüenza de su éxito en el audiovisual y que ahora está en proceso de reinventarse como monologuista teatral, define el estado de ánimo predominante y la atmósfera general de la novela: "No creo que se pueda pasar digna.
La novela comienza con el actor protagonista explicando sus rutinas de preparación previas a una función. Le gusta conducir y, mientras repasa el texto, mientras pone el cerebro y el cuerpo listo para exhibirse delante del público, sube al coche y, sin dirección, hace horas y más horas de carretera. Mientras cuenta esta rutina preparatoria, el actor cuenta también sus orígenes modestos, como hijo de una familia que regentaba una bacalaería, y las razones de su fama, una saga de películas de terror gore, después convertida en una serie de televisión, tituladas Malicious. Que su éxito y su prosperidad descansen sobre el metraje de decenas de horas de violencia y de sangre derramada –violencia ficticia y sangre de broma, pero violencia y sangre al fin y al cabo– da una pátina de amoralidad inesquivable al personaje ya su biografía. Más importante que las rutinas preparatorias prefunción, en todo caso, es el accidente de tráfico –un jabalí en una carretera secundaria de la Cerdanya– que casi le mata. Quien le salva la vida es Vadó, un guardia jurado joven y obeso, desesperado por encontrar a una mujer que le haga caso, y que casualmente parece que la encuentra la misma noche del accidente. La mujer en cuestión, Olga, es una enfermera también grasa, solitaria, obsesiva, con un único objetivo en la vida: encontrar a un hombre que le haga un hijo y luego desaparezca.
Una novela emocionalmente dura y difícil
A partir del encadenamiento y la interacción de estos tres personajes, cada uno de ellos con sus turnos de voz y sus torrentadas retóricas de agravios, manías, miedos, gustos, expectativas, pasiones, desgracias, suertes, esperanzas, desencantos, miserias y carencias, Sala construye una novela intro desconjuntada argumentalmente, la cual avanza y se despliega tomando un tono cada vez más languidecido y lúgubre. La vulnerabilidad patológica del trío protagonista –uno por demasiado ego y demasiada exposición al mundo, los otros dos por falta autoestima y por un exceso de claustrofobia íntima–, así como el inventario de heridas que cargan y los traumas que arrastran, hacen que la novela sea emocionalmente dura y difícil.
Sala quiere hacer una novela dura y difícil, por eso la carga hasta el borde de la exuberancia. A veces le sale bien ya veces no tanto. La manera como describe el ansia obsesiva de la enfermera por quedar preñada y la relación compulsiva de Vadó con la comida –de una opulencia glotón fascinante y asquerosa a la vez, que hace pensar en la memorable Hermano mayor de Lionel Shriver, también publicada en catalán en L'Altra– son muy poderosas y dan a la novela un vigor enfermizo, de autodestrucción llena de vitalidad. La carta de despedida previa al suicidio de Vadó, en cambio, así como el monólogo sarcástico y autopunitivo sobre la lengua catalana, hacen un efecto como de cuerpo extraño dentro del conjunto, y por ellos mismos funcionan sólo relativamente.
Escenarios es el retrato, escrito con prosa musculosa y en ocasiones rutilante, de una sociedad y de un país degradados, poblados por hombres y mujeres desorientados en busca de una redención que se les desliza, unos hombres y unas mujeres a las que a menudo parece que sólo hacen compañía sus propias heridas.