Pensamiento

Wajdi Mouawad: "Son tiempos gloriosos para los asesinos"

El autor de origen libanés inaugura la Bienal de Pensamiento 2024 con una reflexión sobre el conflicto bélico de Oriente Medio

Barcelona"Ahora mismo me parece insultante hablar de una posible reconciliación. Si me hubieras planteado esta pregunta hace dos años, la respuesta habría sido más optimista, pero hoy soy incapaz", ha dicho este martes por la noche el escritor libanés Wajdi Mouawad , ante cientos de personas que han asistido casi religiosamente a la primera jornada de la Bienal de Pensamiento de Barcelona 2024 en la plaza Joan Coromines. Desde el fenómeno deIncendios, Mouawad se ha convertido en uno de los dramaturgos más queridos en nuestro país. Y lo corrobora el éxito de Todos pájaros de La Perla 29, que ha agotado entradas en el Teatro La Biblioteca durante meses seguidos. Aunque la conversación en la bienal estaba programada desde hacía tiempo, la escalada de violencia en el Líbano deestas últimas semanas ha dotado al acto de una trascendencia especial. A Mouawad le acompañaban el director de La Perla 29, Oriol Broggi, y la periodista del ARA Laura Serra, que ha recordado que las obras del autor libanés "beben del aliento de los clásicos, de las épicas griegas, pero nos llevan a espacios contemporáneos en los que la historia está muy viva y las heridas sangran".

Durante poco más de una hora, Mouawad, nacido en 1968, ha hablado sin tapujos de la complejidad del conflicto bélico de Oriente Medio y, especialmente, de la guerra civil del Líbano, que obligó a su familia a huir de Beirut cuando él tenía sólo diez años, primero en dirección a París y más tarde a Quebec. "Hemos hecho de la verdad un insulto –dijo el autor–. Se alimenta tanto la humillación y el sentimiento de injusticia, se alimenta tanto esa maquinaria de sangre, que esto puede alargarse durante generaciones". "El motivo por el que no hay un cese en el fuego es porque no se quiere. No es que no se pueda conseguir, es que no se quiere. Hoy en día, en este planeta, vivimos una brutalidad prácticamente satánica. Son tiempos gloriosos para los asesinos", lamentó.

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"Me educaron en el odio profundo"

Para intentar desgranar el conflicto el autor se ha remontado a su propia infancia: "En Líbano me crié en un contexto en el que me enseñaron a detestar al otro. Me educaron en el odio profundo. También con mucho de amor, pero en un contexto en el que se me inculcó que el otro era el malo. Mis padres odiaban a los israelíes ya los palestinos". Por eso como dramaturgo considera que debe explicar lo que su "tribu ha hecho mal". "También puedo ver qué han hecho mal las demás tribus, claro, pero no soy yo quien debe explicarlo. Yo tengo que explicar en qué nos hemos equivocado nosotros", ha añadido.

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Pese a reconocer que cada vez le cuesta más "continuar creyente" en lo que hace, el autor ha querido reivindicar "los relatos y las historias, sin embargo". "El teatro puede ser una forma de memoria hacia el futuro. Lo que se explica a través del teatro puede servir para que dentro de diez o quince años las futuras generaciones conozcan la época actual", ha dicho Mouawad, que ha citado a Mercè Rodoreda y Sófocles como algunos de los escritores que le han "dado la mano" y le han "ayudado a inclinarse para mirar los precipicios sin caer". "Yo no pudo escribir solo. Necesitaba amigos, y los amigos pueden ser autores que murieron hace miles de años", ha explicado.

Mouawad no se dio cuenta de que sus vivencias infantiles eran "excepcionales" hasta muchos años después de huir del Líbano, cuando en una clase de teatro se afrontó a un ejercicio de improvisación y, sin ser consciente de ello , interpretó "una escena que concluía con una masacre". "Un aspecto definitorio del trauma es que quien lo vive no sabe que lo está viviendo –ha argumentado–. Yo ese día entendí que, si lo que quería era explicar lo que había vivido mi padre o mi madre, no lo encontraría ni a Shakespeare ni a Brecht, sino que debería escribirlo yo mismo".

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"El exilio es la infelicidad"

Quien también ha sabido convertir en literatura una vida marcada por el conflicto y el exilio es la escritora Herta Müller, que vivió bajo el régimen del dictador rumano Nicolae Ceauşescu hasta que en 1987 se exilió en Berlín. Müller, que ganó el premio Nobel de literatura en 2009, ha abierto la primera jornada de la bienal conversando con la crítica literaria y traductora Cecilia Dreymüller. "El exilio es la infelicidad, un estado que persigue a las personas", ha dicho Müller, quien no sólo habló de su país de origen, sino también de las dictaduras que imperan actualmente en Irán y China. "En una dictadura hay dos lenguas –ha sentenciado Müller–. Por un lado, la lengua de estado, que está hecha de fórmulas repetitivas que impiden que la gente piense. Y, por otra parte, está la lengua del país, que es la de la población, del día a día, y que tiene una vida al margen del Estado. A mí me repulsaba la lengua de estado. .

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"Todos los libros que surgen en una dictadura provienen de una resistencia interior, de una necesidad de no soltarse", ha explicado Müller. "¿Qué arriesgas, cuando escribes? Hay gente que no quiere arriesgar nada, sino que simplemente quiere hacer carrera. Y después están los escritores auténticos, que son aquellos que escriben a partir de una necesidad", añadió. Aunque ha escrito todos los libros en alemán, Müller explicó que el rumano condiciona su escritura: "Hay palabras, cómo nube, que son femeninas en alemán y masculinas en rumano. Y a menudo, cuando escribo, me doy cuenta de que tengo una imagen femenina en una palabra que es masculina, y eso ocurre porque el rumano siempre está presente".