Lo hacen que recuerda a Lorca en el Hotel Majestic
Miguel Poveda impulsa la colocación de una placa en recuerdo de los meses que pasó el poeta en 1935


BarcelonaEn otoño de 1935, este año hace noventa años, Barcelona fue víctima de una ola febril por las obras teatrales de Federico García Lorca. Se realizaron 142 funciones de cuatro obras suyas en tres teatros diferentes: La dama boba, Yerma, Bodas de sangre y Doña Rosita la soltera, que fue un estreno absoluto. Durante su estancia de unos cuatro meses en la ciudad para prepararlo todo, Lorca se reencontró con Dalí después de estar distanciados muchos años. También conoció a Gala, pero no le gustó y ella se puso celosa.
Durante todo este tiempo, Lorca se alojó en el Hotel Majestic, donde este jueves el cantaor badalonés Miguel Poveda, responsable de discos como Enloquecido e impulsor del Centro Federico García Lorca de Granada, destapó una placa en recuerdo del paso del poeta por el hotel, acompañado del cantautor Joan Manuel Serrat, el periodista cultural y experto lorquiano Víctor Fernández y el dramaturgo Alberto Conejero. Serrat ha sorprendido a los asistentes, entre ellos el músico Joan Albert Amargós y la cantautora Marina Rossell, cantando un fragmento de un poema lorquiano que musicó para Ana Belén y que después también grabó él mismo, Herido de amor. "Creo que Barcelona le debe esto al poeta", ha dicho Poveda.
Miguel Poveda tiene tanto cariño por Lorca que lleva tatuados en el brazo derecho un retrato y la firma del poeta, del que ha dicho en algunas ocasiones que es "una religión a seguir". La idea de poner la placa, que estará en el vestíbulo del hotel, la tuvo al alojarse en el Majestic a raíz de su participación en el homenaje que le hicieron a Joan Manuel Serrat en la sala La Paloma. Éste ha sido el segundo reconocimiento lorquiano que acoge el Majestic, después de una cena celebrada hace diez años inspirada en el homenaje que un grupo de intelectuales catalanes le hicieron a Lorca en el mismo hotel el 23 de diciembre de 1935. "En Barcelona, Lorca vivió, escribió una sobre la ciudad: "Barcelona ya es otra cosa, ¿verdad? Está el Mediterráneo, el espíritu, la aventura, el alto sueño del amor perfecto".
Barcelona, capital lorquiana
Durante su estancia en el Majestic, Lorca utilizó una hoja de papel con el miembro del hotel para trabajar en el epitafio a Isaac Albéniz que leyó ante la tumba del músico en el cementerio de Montjuïc acompañado de Margarida Xirgu, tal y como ha descubierto Fernández en el archivo del Centro Federico García Lorca. Y quién sabe si escribió algunos de los versos de Sonetos del amor oscuro. "Para mí Barcelona es una de las tres capitales, junto con Madrid y Buenos Aires, que hicieron a Lorca un dramaturgo eterno", ha dicho Conejero, autor deEl sueño de la vida, una obra que continúa la inacabada Comedia sin título lorquiana.
La relación del poeta con Barcelona había empezado en 1925, gracias a Salvador Dalí. Concretamente el 5 de abril, así que este sábado cumplirá cien años. Lorca quedó fascinado por el paseo de Gràcia y, sobre todo, por la Rambla. Había hecho la que fue su única exposición de dibujos en las Galerías Dalmau. Y como muestra del cariño que le tenían los barceloneses, invitó a las floristas de la Rambla a una función dedicada a ellas de Doña Rosita la soltera, que tiene como subtítulo El lenguaje de las flores porque no dejaban de enviarle flores al hotel.