MÚSICA

Miguel Bosé pasa una noche blanca en el Palau Sant Jordi

Crítica del concierto en Barcelona

Miguel Bosé eligió el color blanco para presentar a Amo en el Palau Sant Jordi.
Xavier Cervantes
02/07/2025
2 min

BarcelonaBlanco ibicenco en el vestido: así apareció ayer Miguel Bosé en un Palau Sant Jordi con el aforo reducido y el escenario más avanzado dentro de la pista de lo habitual. De blanco y solo cantó. Dueño, la pieza que titula su último disco y también bautiza la gira. Dueño, de amar, no de mandón. "La palabra que todo lo puede", dijo. Encanto con la voz amplificada por los efectos. Y como en el concierto de Maná del domingo, las pantallas laterales de vídeo eran verticales. La terna de presentación acabó, ya con tres coristas igualmente vestidos de blanco, Libro ya de amores, también del último álbum.

Amor, sí, pero ¿qué amor? Aún no hace un año, cuando publicó Dueño, Miguel Bosé explicaba que era un disco hijo de la paternidad. Ser padre, decía, te hace "mucho más tolerante" y "te abre las puertas de un jardín espectacular" También recordaba que en todos los discos siempre hay canciones inspiradas por "la musa del telediario", como Sí se puede, el tema con el que ayer cerró el show antes de los bises. Pero la profundidad del amor paternal y la conciencia política son presencias con poco peso en directo, porque predomina un esteticismo superficial. El hijo del Capitán Trueno, se hicieron visibles los músicos, de blanco, que participaron en una especie de coreografía etérea: seguían a Bosé entre las columnas, como personajes a la deriva en un jardín distópico, todo demasiado blanco, demasiado vacío.

El efecto escénico, con el cantante jugando al escondite, distraía la atención del público, que a pesar de aplaudir no manifestó entusiasmo hasta el clímax de Niña, y sobre todo cuando el pop empezó a arrinconar a los temas más atmosféricos. Eso sí, cuando menos potencia tenía el aparato instrumental, más riesgos tomaba Bosé, que cantó baladas como Solo sí y Te comería el corazón desafiando los protocolos de afinación.

Desmontando 'Sevilla'

La voz le tembló, y quizás era lo que buscaba, en los primeros compases de Sevilla, recibida con un griterío cariñoso pero interpretado con voluntad desconstructiva, maltratando la melodía, como si Bosé quisiera castigar la canción: aquí no hubo amor. Si tú no tornas, bien defendida en la vuelta, y Como un lobo, pero el concierto, que se alargó hasta las dos horas, perdía pistonada y sólo remontaba en la parte final de cada canción, que es cuando el público cogía las riendas para cantar por encima de la voz de un Bosé poco comunicativo y los bises siguieron el mismo guión: la voz siempre mirando el abismo y las ganas del público. Bandido y Te amaré.

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