Leire Martínez: "Con mis compañeros de La Oreja de Van Gogh se ha sido más generoso que conmigo y con Amaia Montero"
Cantante
BarcelonaLeire Martínez (Errenteria, 1979) ha sido durante casi diecisiete años vocalista de La Oreja de Van Gogh, y a lo largo de su trayectoria ha tenido que lidiar con la alargada sombra de Amaia Montero, primera cantante del grupo de San Sebastián. Seis meses después de que se anunciara su salida de la banda con un comunicado que cogió a todo el mundo por sorpresa –incluida ella–, Martínez comienza carrera en solitario. La carta de presentación es Mi nombre, una canción que incluye numerosos dardos contra sus compañeros. Para muestra un botón: "Nunca fui tuya, búscate alguien que me sustituya. Ya lo hiciste una vez, pero ya no podrás esconder más dos caras y un nombre"
¿Con qué estado de ánimo te sentaste a escribir Mi nombre?
— Pues anímicamente todavía no estaba en mi mejor momento. Era un reto, y todos los retos conllevan algo de vértigo e inseguridades. Pero sobre todo tenía muchas ganas, era un "a ver si soy capaz de hacerlo".
En la letra de la canción se mencionan las dudas. ¿Has dudado de ti misma como artista?
— Sí, he dudado de mí misma. Cuando, por fortuna, tu trayectoria comienza a sumar años y sigues en activo, sí hay momentos de duda, por muchos motivos. Quizás no muy relacionados con la cuestión de si vales o no, porque si estás donde estás será por algo, pero sí que te planteas hasta cuándo podrás dedicarte a esto y cómo lo harás porque sabes que ya no eres el grupo de moda.
En esta nueva etapa tendrás la oportunidad de enviar mensajes propios. ¿Cuándo estabas en La Oreja de Van Gogh podías hacerlo?
— A ver, siempre he estado mucho en sintonía y de acuerdo con el tipo de mensajes que el grupo compartía. Es verdad que ahora lo haré en primera persona y con mi sello.
Has explicado que dejar La Oreja de Van Gogh podría equipararse a una ruptura sentimental. ¿En qué fase del duelo estarías ahora?
— Hace tiempo que estoy en otro momento, porque en la vida soy así. No es que entierre las cosas y siga como si nada, pero no me gusta perder el tiempo con cosas a las que ya no se puede dar más vueltas. A veces, las cosas se terminan y punto. Te puedes dar cabezazos contra la pared, pero eso no hará que la situación cambie. He aprendido a ser práctica y poner el foco en lo que para mí era importante, que era curarme y avanzar. Evidentemente, he necesitado tiempo para decidir cómo sería ese ir adelante. Para mí el ruido quedó atrás hace tiempo, pero entiendo que estoy promocionando una canción que habla de algo muy concreto y que, aunque yo ya no estoy en ese punto, debo hablar del tema. Espero que la cosa no se eternice porque empezaré a sonar repetitiva.
¿Con el tiempo qué crees que va a pesar más de esta ruptura, el agradecimiento o el resentimiento?
— Cada emoción debe ocupar el lugar que le corresponde y cada uno verá qué proporción le quiere dar. Creo que el dolor que he vivido no puede hacer que me olvide o que no reconozca que a lo largo de estos diecisiete años me he reído mucho, me lo he pasado muy bien y ha habido muchas cosas increíbles.
A ti y a Amaia Montero siempre se os ha comparado. ¿Crees que esta comparación responde a un pensamiento machista?
— Vivimos en una sociedad competitiva y todo se plasma desde una perspectiva de ganar o perder. Siempre debe haber bandos y debemos posicionarnos. Claro que creo que se nos ha comparado continuamente a mí y a Amaia y con mis compañeros se ha sido más generoso. ¿Por qué ellos son hombres y nosotras mujeres? Creo que en cierto modo sí. Pero también creo que el mal de esta sociedad no es solo el machismo: es la intransigencia, la violencia, la incultura. Le damos mucho poder al dolor y al odio, a sentimientos que lo único que generan es destrucción.
¿Has sacado algo positivo de todo este proceso?
— Muchas cosas. Las cosas que nos pasan en la vida deberían formar parte de nuestro aprendizaje y esto no sucede por arte de magia. Tienes que hacerlo tú de forma activa. Yo he aprendido mucho sobre cómo gestiono las cosas y de la lectura que ha hecho la gente de toda la situación con muy poca información. Es agradable ver que hay cosas que la gente ya no da por buenas.
¿Qué cosas?
— Con la información que había, que era muy poca porque era solo un comunicado, la gente se ha planteado si se me había tratado bien o no, si se me ha valorado o no, o si era una despedida fría. Son cosas que no estaban escritas en el comunicado, pero la gente las ha sobreentendido. Esto habla muy bien de la sociedad en la que vivimos: hay una evolución y ya no todo vale.
Mi nombre suena a canción empoderada. ¿Esta ruptura con La Oreja de Van Gogh te ha empoderado?
— Lo que ha pasado con el grupo no es lo único que condiciona mi forma de ser porque mi vida es mucho más que La Oreja de Van Gogh. Es verdad que la vivencia con el grupo quizás ha hecho evidente mi proceso personal de encontrar mi sitio. Lo que está claro es que si tú no te das tu sitio, no te lo dará nadie.
¿Te has sentido invisibilizada?
— No, yo siempre entendí lo que era formar parte de un grupo y, además, lo aceptaba. Más allá del grupo, vivimos en una sociedad diversa y no querer entender que la diversidad debe respetarse, imposibilita la convivencia.
¿Cómo será la Leire Martínez solista?
— La gente que ya me ha visto en el escenario no se sorprenderá. Quien me esté descubriendo ahora, quizás sí. Habrá canciones nuevas y en la medida en que a la gente le guste la cosa continuará. Sí creo que el hecho de no estar bajo el paraguas del grupo y que ahora solo dé la cara yo hace que gente que nunca se había fijado en mí ahora se fije. Formar parte de un grupo tiene que ver con esto, que se desdibujan los propios nombres. Y me parece bien. Con la desaparición del marco del grupo, sea o no elegida, hay gente que te redescubre.
Es la primera vez que harás carrera en solitario porque entraste en La Oreja de Van Gogh después de concursar a Factor X. ¿Cómo te acuerdas en esa etapa?
— ¡Diecinueve años ya hace! A la Leire de aquel momento le diría que se relajara, que no se lo tomara todo tan en pecho, que aprendiera a desdramatizar. Con el tiempo te das cuanta que las cosas que importan son cuatro, y a partir de aquí nos complicamos la vida. Si tienes salud, que para mí es la mayor de las riquezas, ya entras en problemáticas de ricos, como digo yo: si tienes más o menos dinero, si te dedicas a lo que te gusta, o si estás con una persona que te quiere más o menos. Yo he aprendido a valorar que igual que ahora te van bien las cosas, quizá mañana esto se acabe y la gente te olvida.
¿Esto te da miedo?
— Convivo con ello. No me da miedo que esto acabe, porque no supondría el fin de mi vida. Yo seguiré cantando, aunque sea para menos gente o en recintos más pequeños. Al final, no se trata de hacer las cosas solo si estás en primera división. Mi abuelo era basurero y era superfeliz haciendo su trabajo, que hacía muy bien. Por tanto, ¿qué? Evidentemente, me siento una afortunada y lo disfruto, pero tengo en cuenta que las modas y las tendencias son lo que son, y que tengo la edad que tengo, y que soy mujer. Son muchos los factores que intervienen en una carrera.