Música

La gran fiesta de Lola Índigo, reina del pop por una noche

Estopa, David Bisbal y Quevedo acompañan a la cantante en un concierto irrepetible en el Estadi Olímpic

Un momento del concierto de Lola Índigo en el Estadi Olímpic Lluís Companys
11/07/2025
3 min

Barcelona"No quiero que se acabe", decía entre lágrimas Lola Índigo justo antes de cantar Mojaíta, la penúltima canción de su generoso y, en muchos aspectos, espectacular concierto del jueves en el Estadi Olímpic. A la cantante de Granada no se le puede negar la voluntad de ofrecer un concierto que representa un salto de escala considerable de lo que cabía esperar de un artista pop español: dos horas y media de actuación, cañones de llamaradas, fuegos artificiales, pelotas hinchables, una pantalla gigante, cambios de escenario y baloncestistas de corte medio centenar. Y al frente una Lola Índigo entregada, pletórica y muy emocionada, que acabó pidiendo "perdón por llorar tantas veces" durante el concierto. No hacían falta disculpas porque era su gran fiesta, una celebración épica y desmedida que, por una noche, la convirtió en la reina del pop español.

La emoción se entiende mejor ante que el concierto del jueves era el último de una gira "preparada durante año y medio y con muchos obstáculos", probablemente irrepetible y que solo ha hecho parada en Madrid, Sevilla y, finalmente, Barcelona. Una gira llamada La bruja, la niña y el dragón que, según explica la cantante, es deficitaria económicamente y que, de hecho, en el Estadi Olímpic solo convocó a 30.000 personas. En todo caso, el público vibró con un espectáculo que pasa revista al repertorio de Lola Índigo al modo de la gira The Eras Tour de Taylor Swift: por blogs independientes centrados en los diferentes discos de la cantante. Con sólo siete años de carrera discográfica, es una decisión que denota la ambición de Miriam Doblas, nombre real del artista, y la voluntad de reivindicarse como gran estrella cuya producción seguramente sobredimensiona su estatus real en el panorama musical.

Un momento del concierto de Lola Índigo en el Estadi Olímpic Lluís Companys.

Pero ésta es la lección de la carrera de Doblas, primera expulsada de la edición deOT con Aitana, Amaia y compañía que se reinventó tras esa experiencia como Lola Índigo con la infalible Ya no quiero ná, la canción que abrió el concierto con una veintena de bailarines y sección de vientos en el escenario a modo de declaración de intenciones. No volvimos a ver a tanta gente en el escenario hasta el final del concierto, pero sí grandes coreografías, decorados cuquis, coristas, una banda de pop-rock tradicional y un quinteto flamenco liderado por José del Tomate, que hizo aterrizar el segmento dedicado a GRX, el homenaje en Granada de la cantante. Aquí se concretaron dos de las sorpresas de la noche: la aparición de los hermanos Muñoz de Estopa ("mis primos de Cornellà", según Doblas) para interpretar Tú calorro, y la de un David Bisbal siempre pletórico al grito de "bulería bulería". "Es uno de los momentos más felices de mi vida", decía una Lola Índigo llorosa y abrazada a Bisbal en un momento que, inevitablemente, hacía recordar las exhibiciones de emotividad de las galas del programa de donde vienen ambos. que contenía a Lola Índigo acompañada de Quevedo, ídolo más contemporáneo que Estopa y Bisbal para un público muy joven y mayoritariamente femenino que también dejó la voz cuando el dúo colombiano Cali y El Dandee subieron al escenario para cantar Yo te esperaré. "Lo estamos dando todo", confesaba ahogada la cantante en la recta final del concierto, y eso no se le puede discutir. Pero se le pueden hacer algunos apuntes: la verticalidad de la pantalla gigante no era el mejor aliado para capturar las coreografías y la puesta en escena del espectáculo; cuando su voz aplasta a las bases y los instrumentos la música pierde toda la dinámica; y profundizar tanto en el repertorio de cada disco evidencia las carencias compositivas de una carrera todavía corta y obliga a picar mucho las canciones, a veces diluidas en los medleys que hace. En todo caso, la generosidad y la honestidad de la propuesta resulta innegable y Lola Índigo es una cantante y bailarina con la que es muy fácil conectar, sobre todo en los momentos álgidos (La niña de la escuela, Diskoteca, El tonto, Mojaíta, Sin autotune) que transformaron Lluís Companys en una gran discoteca al aire libre.

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