'Carne humana': la obra más alocada y desencantada de Josep Julien
El espectáculo de la Sala Atrium es una mirada radical sobre la sociedad capitalista
- Intérpretes: Santi Ricart y Meritxell Calvo
- Sala Atrium. Hasta el 30 de noviembre
La paternidad y la maternidad son un misterio infinito, sobre todo en nuestros tiempos. Un misterio que habitualmente no se desvela hasta el momento en el que ya no es posible volver atrás. ¿O sí? En Estados Unidos, además de la adopción pública, se encuentra la privada. Esta última está mucho menos reglada y da lugar a fenómenos como la llamada reubicación privada, por la que niños y niñas del resto del mundo adoptados en Estados Unidos pueden ser regalados por internet o en las reuniones que realizan algunas iglesias evangelistas para colocar a jóvenes que han sido adoptados y rechazados por otras familias.
La nueva obra de Josep Julien no habla exactamente de eso, pero se avecina. Es una mirada radical sobre la sociedad capitalista donde cualquier necesidad se convierte en un negocio, casi una denuncia sobre la deshumanización de una sociedad en la que todo es susceptible de compraventa. El teatro de Josep Julien se caracteriza justamente por tener un trasfondo crítico, más universal o más concreto, de historias muy humanas. Lo hemos comprobado con Bonobo o La noche del pez kiwi, pero Carne humana es la obra más alocada y desencantada del autor, aunque nos haga reír. Una distopía en torno a una pareja que tiene un problema. O dos, al menos. Uno es la invasión de las hormigas. El otro es el hijo. Lo dice el hombre (Santi Ricart) dirigiéndose al público junto a la maqueta del Titanic con la que le gusta jugar y mientras escucha música clásica a todo trapo. Cuando llegue la mujer sabremos más. Y la mujer (Meritxell Calvo) llega como una tormenta, como un ciclón. Tienen problemas con el niño. Y no podemos explicar más porqué la solución al problema no es ninguna de las que podamos pensar.
Carne humana es un texto breve, ágil, que se sigue con interés hasta el sorprendente final. Por lo general, está bien dirigido, aunque a nuestro entender habría que equilibrar la energía de la actriz y su ametralladora de palabras.