Crítica de teatro

¡Más comedia, que es la guerra!

Àurea Márquez, Eduard Farelo, Mia Esteve y David Vert protagonizan 'Conspiranoia' en la Villarroel

2 min
Eduard Farelo y Àurea Márquez en la obra 'Conspiranoia'.
  • Autoría: Marc Angelet y Jordi Casanovas. Dirección: Jordi Casanovas.
  • Intérpretes: Àurea Márquez, Eduard Farelo, Mia Esteve y David Vert.

Jordi Casanovas es un autor prolífico (más de treinta obras), suficientemente dúctil para acercarse al teatro documental (Ruz/Bárcenas, Jauría), en el drama sociohistórico (Vilafranca, Valenciana) o incidir con bisturí en las comedias dramáticas como esta Conspiranoya, coescrita con Marc Angelet (Laponia, Terapia integral), que al fin se inscribe dentro de un subgénero teatral que él mismo ha cultivado en varias ocasiones (Cena con batalla, Algunos días de ayer): la reunión de una familia o un grupo de amigos por una cuestión anodina o incluso cómica como la de Conspiranoyapero que hará salir todas las cosas desagradables que unos y otros esconden desde hace tiempo.

A Conspiranoya, un título que anuncia comicidad a raudales (y quizás no hay para tanto), un famoso locutor de radio (Eduard Farelo) convoca a su amigo escritor gay hipersexualizado (David Vert) y la geóloga que cuenta chistes malos de geólogos (Mia Esteve), en la casa del pueblo donde todos veraneaban de niños para que le ayuden a resolver el problema que arrastra su mujer (Àurea Márquez). Sea por lo que sea, y acabará sabiéndose, esta mujer se ha convertido en una terraplanista que denuncia la conspiración internacional por esconderlo.

Es un señuelo cómico seguramente demasiado inverosímil que obliga al director ya los intérpretes a buscar la comicidad en una exageración bastante ridícula. Si bien éste es el detonante que llena los primeros compases de la propuesta, ésta gira fácilmente hacia las peculiaridades de cada uno de los reunidos y cómo afectan a su amistad, que al fin es la yema del huevo de la función. Gags, tics, algún grito y algún giro argumental para una nueva comedia para pasar el rato que en segundo plano habla de la intromisión en la vida privada de los demás aunque sean amigos. Buenas interpretaciones y una dirección no del todo afinada que satisfará a los consumidores menos exigentes del género. Parafraseando a los hermanos Marx: ¡más comedia, que es la guerra!

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