Abuso de la tecnología

¿Y si descubres que tu padre te ha hecho clonar?

La Sala Atrium reflexiona sobre los límites de la tecnología con 'Una copia', de Caryl Churchill, de la mano de Lluís Marco y Raimon Molins

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Raimon Molins y Lluís Marco interpretando 'Una copia', basada en un texto de Caryl Churchill.

BarcelonaLa tecnología está ahí, la oveja Dolly nació en 1996. Y la falta de escrúpulos, también. Basta recordar el científico chino He Jiankui, que hace ya seis años anunció el nacimiento de dos bebés modificados genéticamente de forma ilegal. Por tanto, la propuesta deUna copia, que se ha estrenado esta semana y puede verse hasta el 17 de marzo en la Sala Atrium de Barcelona, ​​no parte de una fantasía imposible, de nada demasiado lejano para que sea verosímil. Cuenta la historia de un hombre que descubre que es un clon, del original, de otra copia y del padre de todos, un individuo que no sólo lo ha permitido sino que encarga al menos uno de los clones pero no se hace responsable de nada.

Lluís Marco, en el papel de padre incapaz, y Raimon Molins, que interpreta el original y los dos clones y es el director del espectáculo, atrapan al espectador en un terreno digno de un episodio de Black mirror. El texto, basado en En number, escrita en el 2002 por la prestigiosa dramaturga británica Caryl Churchill, reflexiona sobre el abuso de la tecnología con una dosis de ciencia ficción lo suficientemente pequeña como para que el espectador piense que todo esto puede ocurrir. Ahora o el próximo año, no en un futuro lejano. Y los dos actores lo aprovechan para arrastrar al espectador a preguntarse también cómo se define la identidad y se forja el carácter, o cuál debe ser el papel de un padre en una sociedad en la que los hombres se han sacudido las tareas de crianza durante siglos.

Vídeo e inteligencia artificial

Molins, además, lleva el texto de Caryl Churchill en su terreno: integra vídeos generados mediante media docena de herramientas de inteligencia artificial y manipulación de imágenes de la mano del especialista Joan Rodón. Lo hace en el marco de la apuesta de la Sala Atrium por el proyecto que llama Escena Digital, que implica la renovación completa y la ampliación del teatro en unas obras que multiplicarán sus posibilidades tecnológicas y todavía están en marcha. Siguiendo el estilo de otras obras recientes de Molins como Éramos tres hermanas y Himmelweg, la proyección de vídeo hiperrealista que utiliza Una copia dialoga con los actores de forma natural y fluida, y contribuye al espectáculo.

La propuesta de la Sala Atrium aborda algunas de las cuestiones que también plantea Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos, ahora en los cines. Pero lo hace en base a una base menos onírica, más realista y más crítica. En Una copia el público no puede escapar a plantearse preguntas pensando que lo que plantea la trama es imposible.

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