¿Dónde están las 'Donetes'? Sin noticias de Louisa May Alcott
Lucia del Greco convierte a los personajes en cuatro títeres en un 'peep show' para voyeurs masculinos
- Versión libre y dirección: Lucia del Greco
- Intérpretes: Elisabet Casanovas, Joan Esteve, Mia Esteve, Paula Jornet, Miriam Moukhles y Blanca Valletbó
- Teatre Lliure de Gràcia (Hasta el 30 de noviembre)
Cuando un autor adapta una obra clásica o muy conocida y avisa de que lo que ha hecho es una "versión libre o muy libre" hay que tener cuidado porque suele ser una excusa para hacer una obra ajena a la original pero aprovechando su eco universal. Mucho me parece que éste es el caso de la desafortunada versión que Lucia del Greco ha estrenado en el Lliure de Gràcia sobre el clásico Mujeres, de Louisa May Alcott (1868).
Del Greco se dio a conocer con una interesante propuesta sobre el nada fácil teatro de Caryl Churchill en El deseo del corazón (Tantarantana, 2022). Va provocar el enfado de David Plana por los cambios introducidos en su texto original deLos encantados (Sala Beckett, 2023) y con Pura pasión, adaptación del relato de la premio Nobel Annie Ernaux, ganó en 2024 el Premio de la Crítica al mejor espectáculo de pequeño formato y al espacio sonoro (Teatre Akadèmia, 2024). Con Little women quería acercar a la contemporaneidad la vida de las cuatro adolescentes protagonistas de Mujeres y defender su espíritu de volar libres del yugo social.
Aunque en el programa de mano figuran los nombres de las actrices con los personajes que interpretan, en escena son difíciles de diferenciar porque, además, se visten y maquillan igual. No vemos a Meg, Yo, Beth y Amy sino cuatro títeres encerrados en cajas de metacrilato, cuatro strippers de un posible peep show a las que Del Greco manipula a sus anchas. Marionetas infantilizadas a las que el joven Laurie sigue y observa, mientras habla inexplicablemente en inglés (sin sobretitulación alguna), y con la figura de la madre, March, que canta y deambula sin sentido por los pasillos entre las cajas.
Del original de Louisa May Alcott queda el título y un puñado de frases monologadas sin sentido dramatúrgico, donde se sobrepone una instalación audiovisual que, pese a su atractivo inicial, no tarda en resultar redundante y teatralmente estéril. Quizás la directora tiene muy claro lo que quería decir y cómo decirlo, pero el resultado es decepcionante y destila desprecio para la recepción –"¡En catalán!", gritó un espectador al final– que los pocos y tímidos aplausos del estreno hicieron evidente. Salvando los aspectos visuales señalados, así como el espacio sonoro, resulta triste ver tan buenas actrices sometidas a un juego de muñecas perdidas en una pesadilla dispersa.