Crítica teatral

¿Habrá consuelo algún día para los judíos y los palestinos?

Mario Gas dirige con maestría la versión en español de 'Todos pájaros', de Wajdi Mouawad

Una escena de 'Todos pájaros'
29/04/2025
2 min
  • Director: Mario Gas
  • Intérpretes: Vicky Peña, Aleix Peña, Candela Serrat, Manuel de Blas, Pedro Ponce, Anabel Moreno, Lucía Barrado, Juan Calot, Nuria García, Pitero Olivera
  • Teatro Apolo. Hasta el 18 de mayo

No es habitual que una misma obra tenga dos estrenos en pocos meses. Pero para quien conoció la conmovedora tragedia de Wadji Mouawad que Oriol Broggi estrenó en la Biblioteca en junio, hay que recomendarle que se acerque ahora al Teatro Apolo para ver y escuchar (ahora en castellano) la mirada de Mario Gas sobre una obra de tremenda actualidad, más aún con el genocidio en Gaza. Recomendación extensible obviamente a quien desconoce la obra y uno de los autores más importantes del teatro de este siglo.

Como decíamos a raíz del estreno en la Biblioteca, Todos pájaros habla de la tragedia permanente entre judíos y palestinos y se levanta sobre una historia de amor imposible como la de Romeo y Julieta. El amor que quiere pasar por encima de los conflictos históricos y el dolor de quienes son incapaces de superar el pasado. Eitan es un joven judío neoyorquino que estudia el genoma humano; en una biblioteca conoce a Wahida, una chica de origen árabe de la que se enamorará y con la que emprenderá un viaje a Israel en busca de la verdadera historia de su padre.

El aroma de 'Incendis'

Todos los elementos del teatro de Moauwad emergen en esta función de casi tres horas. El viaje iniciático, la búsqueda de la identidad, los orígenes, el radicalismo, la confrontación entre ciencia y alma en una historia íntima que, reflejando posiciones individuales, amplifica los conflictos sociales y políticos que separan a dos pueblos tan cercanos y que nos golpean con la anónima inmensidad de sus penas. Oímos el olor y el detonante dramático de aquel demoledor Incendios con el que descubrimos al autor.

La mirada de Mario Gas, que también dirigió Incendios, remite al teatro clásico y parece preñada de un cierto distanciamiento brechtiano que hace muy comprensibles los zigzags del argumento. Lo hace sin renunciar, ni mucho menos, al rally de emociones ni al humor que desprenden ciertas contradicciones ya las afiladas reacciones de una magnífica Vicky Peña como la "vieja bruja" olvidada.

Sobre un espacio escénico (Sebastià Brosa) austero coronado por una pantalla evocadora (Álvaro Luna), Gas dirige con maestría un reparto de una precisa dicción (y eso es importante) oral y emocional. La travesía escénica, llena de largos monólogos, se cierra con la súplica de Eitan ante el cadáver de su padre: no habrá consuelo hasta que judíos y palestinos convivan en armonía. Un deseo, un sueño compartido que, ay, cada vez vemos más lejano.

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