Carme Elias: "Hace tres años que me diagnosticaron alzhéimer"

BarcelonaCuando el año pasado recibió el premio Gaudí de Honor, Carme Elias (Barcelona, 1951) insinuó que se retiraba de la interpretación porque quería bajar el ritmo. Todavía no estaba preparada para dar el paso. Ahora sí: ha decidido hacer público que sufre alzhéimer. Lo ha hecho en el marco del Brain Film Fest –que organizan la Fundación Pasqual Maragall, la Fundación Uszheimer y Minimal Films–, donde ha recibido un premio y se ha proyectado su última película, Las consecuencias, en el rodaje de la cual se dio cuenta de que algo no iba bien. Elegante, atractiva, cercana, charlatana, tranquila, consciente, Elias ha accedido a dar esta entrevista por si su testigo puede servir de ayuda.

Ha anunciado que tiene alzhéimer.

— Tengo alzhéimer. La palabra víctima no me acaba de gustar. Mi hermano [que la acompaña desde la distancia] me acaba de decir que hace tres años que me diagnosticaron; yo estoy en un punto en el que que tengo una sensación extraña del tiempo. Es una enfermedad muy curiosa porque va muy poco a poco, tanto que creo que, si yo no fuera actriz, quizás hoy no estaría ni diagnosticada. Esto se despertó en un rodaje.

¿Fue un momento concreto?

Estaba en un rodaje con la directora y amiga Claudia Pinto, y yo tenía un discurso y no podía ni hablar. No podía seguir. Teníamos que repetir y repetir. Y lo acabamos haciendo a trozos. Entonces empezaron las visitas a todos los médicos y psicólogos que me decían que estaba bien, pero yo ya empecé a no coger trabajos. También había hecho teatro, en el Teatro Akademia, y yo, que siempre he sido una actriz bastante precisa, tenía que consultar mucho qué tocaba, en fin, cosas muy extrañas. Pero los médicos no le daban importancia hasta que finalmente llegó la palabra innombrable.

¿Cuesta decirla?

— Ahora ya me he acostumbrado y le digo "mi amigo alzhéimer". Pienso: "Hagámonos amigos en lugar de luchar en contra". Estoy escribiendo y digo "A mi amigo". Es mejor aceptarlo. A ver, lo aceptas, pero pasas por todo, pasas por un tobogán de emociones, cada día te encuentras con dificultades nuevas o diferentes, hasta que te encierras en casa porque es donde te sientes más seguro. Yo intento no encerrarme del todo, pero es muy complicado de aceptar. A veces estás normal y te echas a llorar, y no puedes parar, o de golpe te ríes mucho, o estás creativo...

¿Ahora cómo se encuentra?

— ¿Ahora mismo? Estupenda. Estoy haciendo el personaje de la actriz que explica que le pasa esto. No es bien bien un personaje, sé que soy yo, pero al mismo tiempo es como si me saliera algo de la profesión, de la actriz que está acostumbrada a hacer este tipo de entrevistas y performances.

Siempre ha sido una actriz muy discreta. ¿Por qué decide hacerlo público?

— Ha sido muy difícil tomar la decisión. Cuando la Fundación Pasqual Maragall me lo propuso, me lo pensé mucho. Pero pensé que es una manera de ayudar a dar visibilidad a una enfermedad que siempre está en secreto y que es difícil de detectar a esta edad. Dar la cara cuesta, porque hasta ahora todavía tengo recursos como actriz y puedo parecer muy normal, y creo que mucha gente que me conoce no lo sospecharía. Además, tengo la habilidad de salvar las situaciones cuando meto la pata.

¿Cómo encajó el diagnóstico?

— Poder poner nombre es un descanso. Pero es un nombre aterrador. Porque sabes lo que te espera. Tengo una amiga más mayor que sufre esta enfermedad y sé cuál es el proceso. Piensas: "Voy hacia allí". Pero es lento. Porque yo antes ya había tenido problemas de memoria y de pánico escénico, y visité psicólogos y neurólogos, pero nada. Como tenía inseguridad antes de salir a escena, me daban yuyus y ataques de ansiedad, lo atribuían a los nervios, porque pasas épocas de muchos nervios y mucho trabajo. Hacía relajación, terapia Gestalt, tomaba algún tranquilizante..., pero seguía trabajando porque no había ninguna sospecha. Ahora deduzco que aquello ya era la sombra de lo que es esto.

¿Piensa mucho en el futuro?

— Sí, yo todo el día pido la muerte digna. Claro que pienso en ello, es una gran preocupación. Veo como va esto de poco a poco, pero soy consciente, quizás no tanto como me pienso, pero voy viendo cosas que me pasan. Ya lo registro todo y escribo pequeñas cosas de lo que vivo en el día a día. Yo, cuando mi cabeza esté como la de algunas personas que he visto con esta enfermedad, no querría vivir así, no creo que sea una vida digna, por mucho que te cuiden y tengas una familia que te quiera, y no querría que esto pasara. Yo soy muy consciente de lo que me pasa, sé qué me pasará, que no me daré cuenta y viviré no sé cuántos años porque tengo una salud de hierro, y esto es lo que no quiero. Espero que me dejen morir dignamente a partir del momento que yo tengo escrito en un papel.

Caudia Pinto está haciendo un documental de este proceso.

— Como todo empezó con su película, ella conserva los fragmentos donde yo no podía hablar. Y pensamos en convertir esta tragedia en un acto artístico. Esto también me mantiene ocupada porque lo vamos haciendo desde el principio y nos vamos encontrando. Me gusta mucho poder dejar un testimonio de esto, dejar dicho cómo es sufrirlo ahora, en este momento, para próximas generaciones. Es dolorosísimo que le pase esto a un ser querido y quiero dar las gracias a mi hermano [él hace que no con la cabeza] y a toda la familia.

Con el Gaudí insinuó la retirada e miró hacia atrás. ¿Una actriz piensa en dejar un legado?

— Siento que esto que estamos haciendo sí que puede tener una utilidad y por eso lo hago. ¿Respecto a todo el resto? Allí queda. Si no es un legado que sirva para los actores o a quien tenga interés, al menos a mi familia, a los que no conoceré o a los que conoceré, pero no reconoceré, según como vayan las cosas, podrán saber quién era yo. Quizá porque soy actriz, tengo la necesidad de abocar esto y de convertirlo en un acto artístico. La actriz está aquí empujando.

¿Qué cree que pasará después del anuncio?

— No creo que pase nada. Los más cercanos lo saben. Pero entre la pandemia y mi estado, me he ido cerrando y me he ido alejando. Creo que mucha gente lo sentirá. He vivido momentos muy intensos en cine y en teatro, y creo que tendrán un buen recuerdo de mí.