Barça

La 'batalla del Bernabéu', 37 años después: "La cagamos"

La última final de Copa que el Athletic le ganó al Barça acabó a puñetazos

Maradona se encara con un jugador del Athletic Club a la final de Copa del 1984.
Arnau Segura
16/04/2021
4 min

TorellóLa de este sábado será la novena final de Copa entre el Barça y el Athletic Club, los dos grandes dominadores históricos del trofeo, con 30 y 23 títulos respectivamente. Y será, a la vez, el penúltimo capítulo de una rivalidad que logró la máxima temperatura el 5 de mayo de 1984, con la última Copa ganada por el Athletic: la de la batalla del Bernabéu, el último partido oficial de Maradona con el Barça.

Los duelos entre unos y otros se jugaban, entonces, a altos niveles de tensión. Y todavía más desde que el 24 de septiembre de 1983, Maradona se rompió el tobillo por una escalofriante entrada de Andoni Goikoetxea, a quien la afición culé responsabilizaba, también, de haber lesionado a Schuster. El alemán llegó a decir que era más fácil volver de la Guerra de Corea que de Bilbao. "Nadie se siendo orgulloso de las imágenes del final del partido. Fue muy triste, a pesar de que para nosotros fue la culminación de la mejor temporada de la historia. El único pero es lo que pasó al final. Entramos en la pelea, y uno todavía se sonroja cuando ve las imágenes. Ahora bien, si hablamos de los incidentes el único que puede salir mal parado es el Barça. El que monta la batalla es el perdedor, y el que la monta ahí tiene nombre y apellidos: Diego Armando Maradona", afirma Goikoetxea, que era el enemigo número 1 del Camp Nou junto con su técnico, Javier Clemente.

La batalla campal después del partido, que acabó 1-0.

Las pullas entre Clemente y Menotti eran tan habituales como increíbles vistas desde hoy. "Sabremos responder a la violencia", avisó el argentino en la previa de la final. "Como si fuéramos siempre nosotros los iniciadores", apuntó el técnico de Barakaldo, que añadió enfáticamente: "No hay ninguna guerra, pero si me tiran bombas las devuelvo". "No tengo ningún prejuicio. Beberemos champán catalán ganemos o perdamos. Si hiciéramos boicot a los productos catalanes iríamos con alpargatas, igual que ellos no podrían hacer casas porque no tendrían hierro. A Maradona le llamé imbécil porque me pareció una imbecilidad que insultara a Goikoetxea, y en cuanto a Menotti me limité a contestarle cuando me dijo que era un nazi", dijo entonces Clemente. "Me sorprende el racismo que se desprende de las declaraciones de Clemente. Recuerda a los nazis y su ideología de la superioridad de la raza", había dicho Menotti meses antes, respondiendo a su rival, que en enfrentamientos anteriores había enaltecido "la raza" vasca, la pasta "diferente" de los jugadores del Athletic comparados con los del Barça.

Los vizcaínos, que saltaron al césped seis días después de coronarse campeones ligueros por segundo curso consecutivo y por octava y última vez, se avanzaron al minuto 14 por medio de Endika Guarrotxena. "Ya no se jugó más. Todo eran faltas, faltas y faltas, y pérdidas de tiempos. No se jugó a fútbol. Se jugó a algo, pero no a fútbol. Recuerdo aquel partido con tristeza e impotencia, y todo esto se fue traduciendo en una insatisfacción que sumada a las provocaciones constantes y al ambiente caldeado que se arrastraba llevó hasta los incidentes del final", lamenta Víctor Muñoz.

En la misma línea, el exculer Julio Alberto Moreno recuerda que "había mucha rivalidad dialéctica, y en 1984 la tensión se trasladó al campo y los partidos se convirtieron en una bomba de relojería". "Con el Athletic nos hemos pegado mucho, pero lo que pasa en el campo queda en el campo. Antes nos llamábamos muchas cosas, y esto por suerte ya ha pasado un poco a la historia. El fútbol se ha deshecho de la violencia, sin embargo, por el contrario, hemos perdido pureza, corazón, raíces, identidad. Compromiso. Y el sentimiento de pertenencia del fútbol de antes, el del bocadillo", afirma el exlateral culé.

Tres meses de sanción para Maradona, que se fue al Nápoles

Dani Ruiz-Bazán, capitán y máximo goleador de aquel Athletic, apela a este sentimiento de pertenencia para explicar qué supuso aquel título para Vizcaya. "Es un momento para toda la vida. Recuerdo ver a personas de 85 años que se morían por tocarnos, por darnos la mano y las gracias. El fútbol es único y en Bilbao el sentimiento hacia el Athletic, también", argumenta Dani, que a la vez resta importancia a la batalla campal del 84: "Si juegas de tú a tú gana el Barça, porque técnicamente y jugador por jugador es superior, y esto solo se puede compensar poniendo algo más de ganas, de garra, de fuerza, de empujón y de lucha y de sufrimiento que el rival. Era, y es, la única manera de llegar a la victoria, y así lo hicimos. Lo que pasó al final son cosas que siempre han pasado en el fútbol. Yo no le doy demasiada importancia, porque lo que hizo el Barça lo hubiéramos podido hacer nosotros. En momentos de tensión a veces reaccionas de una manera que después hace que te arrepientas".

Maradona se mueve entre Núñez y De Andrés en la final de Copa de 1984

La tensión se reprodujo, también, en la sala de prensa, con la enésima enganchada entre Menotti ("Por este camino hundirán y matarán el fútbol") y Clemente ("Hay señores que vienen de fuera que no tienen la misma educación y hay que acabar con ellos. Sería mejor que no vinieran"). Maradona, Clos, Migueli, Goikoetxea, Sarabia y De Andrés fueron castigados con tres meses de sanción, a pesar de que ninguno acabó cumpliéndolos.

37 años después, y a las puertas de un nuevo Barça-Athletic decisivo, Julio Alberto, volviendo al momento más triste de su carrera en el Barça, concluye que "es una pena porque la imagen que dio el fútbol fue pésima, penosa". "Los jugadores somos ídolos para muchos niños y no solo tenemos que ser grandes futbolistas, también tenemos que ser grandes personas con valores y principios. Y la cagamos. La cagamos todos. Yo no me peleé, pero tendría que haber hecho más para evitarlo, y me entristece mucho recordarlo. Es lamentable, y ojalá no hubiera pasado. Uno, en la vida, tiene que saber ganar y perder. Y asumirlo cuando se ha equivocado", dice.

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