Barça

Al Barça le crecen alas y levanta el vuelo goleando al Athletic (4-0)

Tercer triunfo consecutivo de un equipo con una idea de juego cada vez más clara, liderado por la magia de Pedri y el inclasificable Dembélé

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Aubameyang, celebrando el primer gol del Barça contra el Athletic

BarcelonaUna agradable sensación se esparce por el Camp Nou. Como si fuera un conocido viejo olor, como esa electricidad que te recurre la espalda cuando ves a la persona que te gusta. El Barça vuelve a animar, convirtiendo en un equipo fácil de reconocer. Liderado por las carreras de Adama, la magia de Pedri y un golazo antológico del niño rebelde, Dembélé, es un equipo al que le han crecido alas. Tras el Valencia y el Nápoles, le tocó recibir al Athletic (4-0). Las semillas de Xavi ya dan sus primeros frutos. Y el Camp Nou lo agradece, con una alegría que se contagia.

Es el regreso de un Barça que quiere la pelota. Que consigues pequeñas victorias necesarias. Tras recuperar la autoestima en Europa, tocaba encadenar tres triunfos. La última vez que se había logrado había sido el pasado abril. Muchas cosas han pasado desde entonces. Una de ellas, la llegada de un técnico metódico, que instruye una hornada de jóvenes jugadores liderada por un Pedri que ha nacido para deslumbrar en el Camp Nou. Unos meses donde Dembélé las ha armado gordas, provocando el debate de una afición que le recibió con silbidos, pero acabó a sus pies cuando se inventó el 2-0. Y aún tuvo tiempo para darle dos regalos a Luuk De Jong y Memphis, actores secundarios en un triunfo brillante.

Cierto es que el Athletic no escondió que el partido le sobraba un poco. Esta semana juega el regreso de las semifinales de Copa y salió con un montón de suplentes. Y el Barça lo aprovechó para convertir el partido en un espectáculo con una sola portería. También necesitaba, en el Barça, un partido sin encajar goles. La apuesta de Marcelino ayudó a reforzar la autoestima de Ter Stegen, quien llevaba 9 partidos de los últimos 10 encajando goles. Poco trabajo tuvo, el alemán.

Sin embargo, el optimismo muchas veces es peligroso. Como un buen vino, te embriaga. Y después del festival de Nápoles, no se podía pinchar en el Camp Nou. Exceptuando al Betis, todos los rivales en la lucha por estar en la Champions habían hecho el trabajo. El Barça no podía fallar. Y nunca dio la sensación de que lo haría, pese a que el gol tardó un poco en llegar. El dominio azulgrana, total, no acabó de traducirse en un alud de ocasiones. Y fue necesario un córner para empezar a hacer camino. Piqué, siempre letal, remató al larguero y Auba, pícaro, lo aprovechó para batir a Simón. Una vez el ex jugador del Arsenal ha entrado en el equipo, ha devuelto el gol. La tan deseada efectividad, clave para levantar el gol. Si el gol llevó la firma del gabonés, el hombre del momento es Adama Traoré. Tan fuerte y rápido, por momentos parece Gulliver quitándose de encima habitantes de Liliput. Cada vez que arrancaba, el Athletic sufría mucho. Uno de los méritos de Xavi es haber creado un ecosistema donde puede jugar un futbolista vertical como Adama, y uno horizontal como Pedri, que hace del fútbol una forma de arte, cuando quiere. La unión de fuerza y delicadeza, de poesía y rock and roll. El Barça abre el campo, crea espacios y tarda poco en recuperar el balón. Una obra llena de detalles, de dobles lecturas.

Dembélé ha marcado el segundo gol del Barça contra el Athletic

El espectáculo de Dembélé

Con Gavi dejándose el alma en cada jugada para dar descanso a Frenkie de Jong, el Barça es un proyecto en crecimiento. Solo le falta acabar de sumarle a la causa a Ferran Torres. El valenciano sabe perfectamente qué le toca hacer sobre el césped, pero todavía se le ve nervioso, como los alumnos que llegan a una escuela a mitad de curso y todavía no saben qué hacer para ganarse la simpatía de los demás. En la segunda parte perdonó el 2-0 solo ante Unai Simón. Lo que parece tan fácil para Aubameyang, marcar goles, ahora mismo parece una labor titánica para Ferran Torres, que acabó sustituido antes de tiempo.

El doble cambio de Marcelino en el descanso, reforzando la defensa con Iñigo y añadiendo peligro con el talentoso Sancet, igualó un poco las cosas. En cambio, lo que no cambia es el debate sobre Dembélé, capaz de dividir el Camp Nou entre silbidos y ovaciones, una vez entró por un Ferran de mirada perdida. Capaz de sobrevivir con suplentes, el Athletic hizo entrar a algunos titulares para poner el miedo en el cuerpo del Barça, pero fue Dembélé quien se encargó de dar continuidad a la fiesta, alargando un momento tan dulce como el primer beso. Primero, se inventó un gol precioso. Y después, hizo el centro de los goles que cerraron la fiesta, obra de Luuk de Jong y Memphis. Dos jugadores que Xavi necesita también sumar a la causa.

El Barça de Xavi cuida el balón pero tiene alas en las bandas. Ya sea Adama Traoé o el francés, quien acabó ovacionado por un estadio dispuesto a perdonar los pecados, ahora que por fin las cosas vuelven a ir bien. El fútbol tiene estas cosas. Pueden ser 90 minutos de felicidad en momentos de oscuridad.

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