¿Por qué el Barça necesita volver a tocar el bolsillo de los jugadores?
Joan Laporta comenzará negociaciones para rebajar y diferir los grandes contratos, a pesar de que evitará medidas unilaterales
Barcelona"Podríamos haber vendido activos hace mucho tiempo, pero hemos optado por esperar a hacerlo en las mejores condiciones". Así justifican desde la planta noble del Camp Nou el hecho de que el Barça haya demorado tanto la búsqueda de soluciones económicas no solo para construir un proyecto deportivo ilusionante, sino para cerrar el ejercicio económico 21/22 en positivo. La junta que preside Joan Laporta buscará el 16 de junio, entre semana, en horario laborable (18.30 h) y formato telemático, el sí de los socios para activar la venta de activos a favor de la reconstrucción.
"Se ha dicho que nos venderemos las joyas de la abuela y no es del todo así: lo que queremos es externalizar la gestión de determinados sectores a empresas que entienden de esto más que nosotros". Esta es la máxima que se defiende desde el club. Vale sobre todo para BLM, el negocio del merchandising, la venta del cual es difícil que se haga antes del cierre de las cuentas. En cambio, este espíritu constructivo no cuadra tanto con el traspaso de hasta el 25% de los derechos de televisión durante varias décadas por una lluvia de millones por tramos (deuda blanda y capital) que tapará agujeros a corto plazo y ayudará a respirar la economía azulgrana. El Barça se ve obligado a perder el control, con una pinza en la nariz, de futuros ingresos audiovisuales. Y, como Laporta siempre se ha mirado con recelo la vía CVC y LaLiga Impulso, puesto que supone entrar en conflicto con Florentino Pérez y la Superliga europea, lo más probable es que exprima todas las posibilidades de firmar una alternativa análoga en connivencia con Goldman Sachs, el principal acreedor de la institución. CVC es igualmente el proveedor de esta entrada de capital, pero de espaldas a la Liga y a 25 años vista y no 50. ASF (All Sports Finance) es otra compañía interesada en financiar esta operación.
Los próximos días proliferarán los mensajes institucionales para buscar la luz verde de los compromisarios, con el vicepresidente económico Eduard Romeu como figura clave. Uno de los argumentos potentes será, como siempre, la pelota. Porque sin una venta decidida de activos el proyecto deportivo del primer equipo de fútbol no será próspero, la masa salarial (tanto la heredada como la de nuevo cuño) seguirá impactando negativamente en el fair play de la Liga y no será posible traer a nuevos jugadores para volver a competir por la Liga y la Champions. Muy pendiente de la sucesión de los acontecimientos está Xavi Hernández, que se pasó las últimas semanas de competición hablando más de economía que de fútbol y tiene a punto una lista de prioridades para reforzar el equipo.
Como la venta de BLM es complicado que sea a corto plazo, la planificación deportiva dependerá de la palanca televisiva y se tendrá que complementar con decisiones relacionadas con la confección de la plantilla. Algunos medios apuntan a una rebaja de hasta el 50% en algunos contratos heredados para ganar margen salarial, pero fuentes del club avisan al ARA que esta medida de fuerza sería difícil "porque son acuerdos blindados". "Si se aplica el artículo 41 de los estatutos [que defiende la modificación de condiciones por razones económicas], los futbolistas podrían impugnar y ganar el caso en los juzgados", añaden. Lo que sí que se hará es volver a tratar diferimientos y algunas rebajas. Uno de los casos más claros es Sergio Busquets, que acaba contrato el 2023 y estaría abierto a alargarlo para espaciar determinados conceptos. Con Piqué, Jordi Alba o Ter Stegen también se negociará. "La masa salarial es de 560 millones", decía Romeu en RAC1.
De Jong y Gavi, posibles ventas
Otra vía es la generación de plusvalías a través de traspasos. Como Coutinho fue vendido al Aston Villa hace unas semanas por 20 millones que no sacan al Barça de pobre, se tienen que explorar opciones más traumáticas para llenar el bolsillo. Una de ellas es Frenkie de Jong, un jugador que sí tiene mercado –el Manchester United lo quiere– y que podría dejar bastante dinero a la caja. El problema es que él no quiere salir, aparte de que todavía tiene una amortización pendiente de 60 millones, que se tendrían que descontar del importe de una eventual venta. Esto no pasaría con Gavi, que si marcha este verano por su cláusula de rescisión (50 millones) sí que dejaría una ganancia limpia. La falta de acuerdo por la renovación del andaluz alimenta esta posibilidad. Vender a Memphis también supondría beneficios, pero no hay ofertas para él. Y si hay, no se espera que sean de más de 20 millones. Además, el delantero neerlandés también ha transmitido que quiere continuar en el Camp Nou. Aun así, Romeu comentaba: "No tenemos presupuestado ni un euro en ventas".
De lo que pase con las palancas, de las negociaciones con los grandes salarios y de las posibles salidas dependerá que la carta a los Reyes de Xavi pueda hacerse realidad. Además de la inscripción de Frank Kessié y Andreas Christensen, el egarense espera un esfuerzo decidido para reclutar a Lewandowski, que ya está haciendo gestos evidentes para recalar al Barça; así como las llegadas a bajo coste de Azpilicueta y Marcos Alonso, la inversión en un central preferiblemente izquierdo (Koulibaly o Iñigo Martínez), en un centrocampista que pueda oxigenar Busquets en el pívot y en un extremo para cubrir la probable marcha de Dembélé, que continúa dando largas al club a pesar del ultimátum que le dieron la semana pasada.