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El Barça reescribe la historia ridiculizando al Madrid en el Bernabéu (0-4)

El equipo de Xavi certifica que vuelve a ser grande con una goleada con dianas de Aubameyang, Araujo y Ferran

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La piña de los jugadores del Barça celebrando el 0-4

Enviat especial en MadridNo hay mejor escenario para explicar en el mundo que el Barça ha vuelto (0-4). En Chamartín, en el Santiago Bernabéu. Con una de aquellas goleadas que se recordará con el paso del tiempo, de las que reescriben la historia. No podía haber mejor partido para poner en escena el estilo de juego que Xavi aprendió ya de bien pequeño en La Masia cuando no levantaba un palmo de tierra. El técnico vallesano ya lo había dicho en la previa, pero algunos no lo quisieron escuchar. Otros no se lo creyeron. Pero, si quedaba alguien por caer del caballo y admitir que el Barça va por el buen camino, seguro que ahora ya pide perdón por haber dudado, después de una goleada tan redonda que por instantes parecía un sueño. Un triunfo con regusto de pasado, de la época de Guardiola, pero con nuevos protagonistas. Y con un futuro brillante. 

El Madrid, como sí que hizo contra el PSG, puede ganar jugando mal. El Barça no. Lejos quedan los miedos del pasado, aquel equipo que parecía intimidado ante los madridistas de los últimos años. Había que borrar del recuerdo los años de dolor con una goleada convertida en un exorcismo, con la esperanza de que sea como aquel 1-2 de 2004, el primer año de Laporta, cuando con un gol de Xavi se cambió la historia. Se puso punto final al Madrid de los galácticos y se inició un ciclo victorioso en Can Barça. Esta es la tarea en la que trabaja Xavi: reescribir la historia. De momento lo consigue.

Y mira que de entrada el Barça tardó unos minutos en hacer sonar los violines. Cuando la pelota empezó a rodar, el partido parecía un patio de escuela, con los jugadores corriendo arriba y abajo. Como si, privados de sus camisetas de siempre, unos vestidos de negro y los otros de amarillo, los jugadores no tuvieran muy claro dónde estaban. Xavi había dejado a Dani Alves en el banquillo y confiado a Araujo la tarea de parar a Vini Júnior. Y el uruguayo supo parar el ritmo diabólico del brasileño, a pesar de que este casi ofreció a Valverde la posibilidad de marcar el primer gol ya de salida. Ter Stegen lo evitó, sin imaginar que el Madrid ya no volvería a acercársele con peligro. Fue un susto previo al placer. Si Araujo paraba a Vinícius, Ferran mortificaba a Carvajal. El valenciano, crecido, con la cabeza alta, empezó a conectar con Busquets, De Jong y Pedri para dar al Barça el control del partido. Si de salida el clásico no tenía medio del campo, poco a poco se impuso el toque azulgrana. Tal como Xavi quería. Tal como Pedri, que repartía asistencias imposibles, quería.

Sin su faro, Benzema, el Madrid salió con un centrocampista más, poniendo a Modric de falso nueve para intentar sorprender. Pero Ancelotti no tuvo el día. Xavi había decidido que el partido tenía que ser una declaración de intenciones. Que había que romper la racha de cinco derrotas consecutivas contra los blancos en el Bernabéu, allí donde Xavi siempre solía hacerlo bien como jugador. Como técnico, se estrenó por la puerta grande. Una vez el Barça hizo suya la pelota, el Madrid quedó arrinconado, condenado a las contras. Se hizo pequeño y Courtois pospuso el primer gol catalán tanto como pudo.

Auba, el ejecutor

Pero una vez llegó el primer gol, el equipo no se relajó, todo lo contrario. Husmeó sangre y buscó más. El primero fue cosa de Dembélé, un genio difícil de clasificar, capaz de todo. El francés convirtió a Nacho en un juguete y puso la centrada que Aubameyang, en un movimiento de delantero centro puro, convirtió en el 0-1. El segundo también fue de cabeza, pero muy diferente: con un imponente vuelo de Araujo para rematar un córner cuando el Bernabéu reclamaba un penalti sobre Vini Júnior en la anterior jugada. Nada de nada: el brasileño cayó solo y demostró que es más buen futbolista que actor.

Auba celebrando el 0-4 del Barça en el campo del Madrid

Dos bofetadas en pocos minutos para dejar grogui a un Madrid que empezaba a entender que llevaba unos meses engañándose a él mismo cuando le quitaba méritos al Barça de Xavi. Ancelotti, superado por Xavi, quemó las naves con un doble cambio en el descanso, pero no sirvió de nada. En 10 minutos el Barça ya había marcado dos goles más. Primero, con Ferran. Después, con el VAR validándolo, de un Aubameyang que poco a poco se hace un sitio en el santoral azulgrana. La segunda parte se jugó con un Madrid obligado por sus forofos a intentar marcar un gol, pero asustado porque cedía espacios a un Barça que amenazaba con marcar el quinto. Y nada hace más daño que recibir cinco goles en un clásico, cifra simbólica que conecta con aquel 0-5 en tiempo de Cruyff o con el 5-0 con Xavi abriendo el marcador contra Mourinho. 

Las ocasiones llegaron, pero el quinto se resistió. Tuvo suerte el Madrid. Pero daba igual, el mensaje estaba entregado. Y el Bernabéu quedó condenado a aplaudir las faltas con mal perder de los suyos, puesto que el fútbol era cosa del Barça. Ordenado alrededor de la pelota, defendiendo un modelo, el Barça se hizo el regalo que la afición hacía tanto de tiempo que esperaba. El Barça volvió por la puerta grande y saqueó el Bernabéu. El discurso de Xavi vuelve a sacar de quicio al Madrid. Y el barcelonismo, consciente de que seguramente no llega a tiempo de ganar esta Liga, ya se anima pensando en la próxima temporada.

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