Una cantinela insoportable

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João Félix, durante un amistoso de preparación de la Eurocopa con Portugal

Hace un año, el nombre de João Félix ya se cernía con fuerza a las portadas de los diarios deportivos porque el presidente del Barça, Joan Laporta, estaba enamorado. Después, durante la gira del Barça por Estados Unidos, los mensajes eran contradictorios: mientras que el cuerpo técnico le descartaba y dejaba claro que Xavi no le quería en el equipo, el entorno más cercano del presidente alimentaba su llegada. En agosto, la cantinela ya era insoportable con una frase que se repetía como el ajo: “João Félix debe entrar como sea”. Los miniones de las calculadoras del fair play no sabían qué hacer para cuadrar tantas exigencias. Fue la primera incorporación que el Barça inscribió y pasó por delante del resto, incluido Íñigo Martínez, al que solo pudo vincularse a la Liga por un año. Se hicieron equilibrios imposibles y Laporta y el tesorero Ferran Olivé tuvieron que volver a avalar.

En junio del 2024, el delantero portugués sigue siendo una prioridad inalterable pese a haber protagonizado un curso irregular –como todo el equipo– y haber ofrecido su repertorio de defectos hasta el final: malas caras a la hora de ser sustituido , poca solidaridad con los compañeros cuando hay que presionar y chispas de un talento individual especial evidente que no siempre surge cuando más se necesita. Da igual que los minutos jugados dieran la razón a Xavi: João Félix tiene que quedarse porque así lo pactó Laporta con el superagente Jorge Mendes. Conviene recordar que a partir de ahí se explica una de las grietas que, sumando a Lewandowski a la ecuación, hicieron estallar la relación del ya exentrenador con el presidente. De momento, en la Eurocopa, Bob Martínez no ha confiado en el primer partido de la selección portuguesa. Allí no hace falta que juegue por decreto: que el delantero arrupe la nariz no hace cabrear a nadie del palco.

De hecho, cuanto menos protagonismo tenga João Félix con Portugal, mejor para los intereses de Laporta. Jugador, agente y presidente están de acuerdo en todo, pero el club azulgrana sólo puede permitirse una nueva cesión y el Atlético de Madrid quiere quitárselo de encima de una vez por todas como si fuera una pesadilla. Si João Félix luce en la Eurocopa, se convierte en determinante y le aparecen pretendientes con más dinero que el Barça en el bolsillo, repetir una operación low cost como la de hace un año puede complicarse. Mientras, todavía no sabemos qué piensa de todo ello el ausente Hansi Flick, al que no se le ha podido preguntar nada. Pero intuimos que, de no contar con João Félix, no sería el nuevo entrenador del Barça.

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