Stamford Bridge castiga a un Barça perdido en Europa
Los azulgranas, que juegan con un hombre menos por la expulsión de Araujo en el minuto 44, naufragan en Londres (3-0)
Enviado especial a LondresEl Barça ya no es el equipo de moda de la Liga de Campeones. No queda ni rastro en Europa de ese conjunto que maravilló la pasada campaña, valiente y atrevido bajo las órdenes de Hansi Flick. Tras la derrota ante el PSG y el empate con el Brujas, el equipo fue severamente castigado en Stamford Bridge (3-0). La expulsión de Ronald Araujo en la primera parte desdibujó a un conjunto azulgrana que nunca llegó a ser rival para un Chelsea que siempre fue superior, que jugó a otro ritmo, y que le recordó al Barça que la Champions puede ser la competición más bonita del mundo, pero también la más dolorosa.
Los azulgranas se desangraron en Stamford Bridge a partir de errores propios. Heridas que dolían a los propios jugadores, a los 1.700 aficionados que acompañaron al equipo al feudo londinense ya todo el barcelonismo. Puñaladas directas en el corazón de un equipo que ya tiene cuello abajo que tendrá que jugar la eliminatoria de play-off para pasar a la siguiente ronda. Hansi Flick hizo únicamente dos cambios respecto al engañoso triunfo (por contundente) del sábado ante el Athletic. El técnico alemán no acaba de confiar en Casadó y volvió a dar las llaves del medio centro a Eric. El sacrificado fue Olmo, para dar entrada a De Jong. Araujo fue la otra cara nueva, y relevó a Gerard Martín en el eje de la defensa.
El partido del uruguayo fue una vez más para olvidar en la Champions. Bien, llamarlo partido es ser generoso. Araujo volvió a pecar de impropios errores de un futbolista que quiere defender el escudo del Barça en noches y plazas como la del Chelsea. Poco importó que el conjunto de Maresca fuera de los más jóvenes de la Premier y que más de la mitad de sus futbolistas tuviera una corta experiencia en la Liga de Campeones: junto a Araujo todos parecían veteranos. Al menos, mucho más espabilados que el capitán azulgrana, que se hizo expulsar. Por la cabeza de todo el barcelonismo sobrevoló la expulsión contra el PSG en los cuartos de final de hace dos temporadas. El uruguayo vio a dos amarillas en sólo 12 minutos (en el 32 y en el 44). La primera por protestar, la segunda por una entrada a destiempo en Cucurella. El exazulgrana fue pícaro dando un toque suave al balón, lo suficiente para tocarlo antes de que llegara Araujo con una segada desmedida y viera una segunda amarilla incontestable.
La expulsión de Araujo no hizo más que confirmar el infierno que le tocó vivir en el Barça en Stamford Bridge ante miles y miles de aficionados ingleses con los ojos inyectados en sangre y desgañitándose para intimidar a los azulgranas. Cucurella es de los que más contribuyó al jolgorio local. El exazulgrana quiso demostrar al Barça que no hizo bien dejándole escapar cuando apenas era un niño que pisaba el primer equipo bajo las órdenes de Ernesto Valverde, que nunca le creyó. Ahora es de los futbolistas más veteranos del Chelsea y no solo provocó la expulsión de Araujo, sino que fue también el encargado de fabricar el primer gol y de hacer la vida imposible a Lamine Yamal.
El Barça nunca fue rival en Londres
Aún con igualdad numérica de jugadores sobre el césped, los locales ya apretaban al Barça. A partir del minuto 25, el conjunto de Maresca empezó a empequeñecer a los azulgranas. Estevao hacía y deshacía como quería por la banda derecha, mientras que Garnacho dejaba en evidencia a Kounde una y otra vez. El Barça no jugaba en Stamford Bridge, el Barça sufría en Stamford Bridge. Solo un remate de Ferran a los primeros compases de partido, en una acción en la que el valenciano tumbó, solo, un pase delicioso de Lamine Yamal. Solo fue un pequeño oasis en el desierto de un Barça que acabó naufragando en Londres. Los azulgranas eran incapaces no sólo de generar ocasiones, sino también fútbol, y el Chelsea se les fue zampando. Los ingleses, corpulentos y veloces, parecían divinidades griegas junto a un Barça que acabó siendo un juguete roto.
El primer gol llegó a la media hora de partido, tras un saque de esquina servido en corto que Kounde acabó introduciendo en propia. Un cuarto de hora más tarde llegó la expulsión de Araujo. El Barça ya sacaba agua del barco, pero quedarse con diez le acabó borrando definitivamente del partido. La segunda parte fue una tortuosa visita al dentista. Flick intentó reordenar las piezas colocando a Eric de central y dando entrada a Rashfor en el sitio de Ferran. El técnico quiso ser valiente haciendo un cambio de delantero por delantero, en lugar de sumar más efectivos a la defensa, pero el Chelsea ya no tuvo freno. El balón le quemaba a un Barça impreciso y miedoso. Un fallo de un mirón De Jong encaramó a Estevao, que vio recompensado su gran partido con un golazo que dejó a KO a su rival en el minuto 55.
La noche se hizo larga, muy larga, para el Barça en Londres. Si el Chelsea no había marcado más goles había sido por los fueras de juego, algunos bien ajustados: hasta tres tantos los anularon a los ingleses. De hecho, el tercer tanto también había sido invalidado, pero tras la revisión del VAR el tanto de Delap subió al marcador. El Chelsea redujo una marcha ante un Barça que lo único que podía hacer era no tomar más daño y marcharse hacia Barcelona, cabizbajo, a chuparse las heridas.