El Girona reina en Catalunya: aplasta al Barça y se clasifica para la Champions
Una remontada apoteósica de los gerundenses, con tres goles en nueve minutos, enloquece a Montilivi en una fiesta inolvidable
GIRONANueve minutos de auténtica locura han cambiado todo, en Montilivi, encendido como una moto ante una nueva muestra sobrenatural de su Girona. Temblaba, la grada, entre gritos y abrazos. Entre cánticos hacia Portu, autor del empate a dos en el primer balón que tocó, beneficiado por un error de Sergi Roberto, que acabó pidiendo perdón a sus compañeros. El murciano lo ha roto todo con un gol, el cuarto, que todavía nadie sabe cómo ha sido, empalmando una volea en el fondo de la red tan bestia que ha enviado a los gerundenses, directamente, a la Liga de Campeones. En medio de la actuación del delantero, con el estadio bajo una sensación de adrenalina que prometía no acabar nunca, Miguel, desde el púlpito que ha construido el equipo rojiblanco, en la mejor temporada de su historia, ha hecho el tercero para que la ciudad entera, literalmente, flotara. Ésta será la Liga del Madrid, ya campeón, pero también será la Liga del Girona, que será recordado eternamente.
Una ciudad, Girona, que vuelve a situarse por encima del Barça en la clasificación, segundo con un punto de ventaja después de que su equipo de fútbol volviera a pasarle por encima y calcara el mismo resultado que en la ida (4-2). Pocos minutos pasaron de las 20 horas, que los de Míchel ya tuvieron la Champions asegurada. Incluso el himno ha sonado por megafonía, terminado el partido, mientras todo el mundo celebraba una hazaña impensable. La gente se ha quedado bastante rato, en la grada. Había para eso y para mucho más. Cómo se ha levantado el Girona pese a tener el duelo cuello arriba es un misterio. Porque los azulgranas tenían el derbi más que controlado y, de hecho, de no ser por Gazzaniga se habría acabado mucho antes de llegar al minuto noventa. Pero ese Girona tiene cosas indescriptibles. Tiene una magia que ningún otro Girona había tenido. Por eso ha hecho la temporada que ha hecho. Por eso, a pesar de los debates estériles de otros años para descubrir si era el segundo o el tercer equipo de Catalunya, ahora mismo es el primero sin discusión alguna. Para el Barça, la derrota es un fracaso; la imagen, no. Simplemente contra este Girona no puede hacer nada.
El duelo catalán no ha defraudado lo más mínimo. Ya desde el principio, disputado con una adrenalina a la altura de lo esperado. El Girona, sintiendo el aliento de una afición que ha llenado a Montilivi y se ha quedado sin voz para hacerle saber que, si alguien tenía dudas, la ciudad tiene claro a quien apoya. El Barça, presionado y dolido en el orgullo, porque no quiere que nadie le haga sombra. Si alguien llegó al minuto cinco, se perdió un par de goles. Primero el de Christensen, indetectable para la defensa local, inventándose un disparo desde la frontal colocadísimo. Inevitable que en el recuerdo gerundense estuviera el partido del Madrid en la cabeza, que con tantas expectativas que había no duró nada. Pero este Girona no ha tenido la sobreexcitación de esa tarde. Ha sido paciente, consciente de que el derbi, aparte del prestigio, era un premio en el que sólo los de Xavi tenían cosas que perder. Una fantástica jugada individual de Iván Martín, que ha dejado por el suelo la cintura de Araujo, que últimamente siempre sale en la foto de los goles encajados, ha permitido a Dovbyk empatar tan sólo servir de centro. También ha sido valiente, el Girona. Va con su identidad. El ucraniano reafirma un poco más su pichichi y sube a los veinte goles ante un Lewandowski que sólo ha aparecido para hacer el gol de penalti, y lleva ya diecisiete.
Los de Xavi, sin embargo, han hecho daño a los gerundenses con su propia medicina: la pelota. La superioridad visitante en medio del campo ha provocado que los de Míchel se quedaran con menos argumentos que otros días, hasta que Portu ha aparecido y ha dejado el derbi catalán pulverizado. Se jugaba mucho el Barça en Montilivi. Y se ha tomado el partido muy en serio, algo que el Girona debe entender como un elogio. En una temporada llena de incertidumbres y sin títulos en juego, hay mucho más que el consuelo de acabar segundo y de viajar a Arabia a jugar la Supercopa y hacer algunos dineros más. Existe la dignidad de que no te pise un equipo pequeño del que todo el mundo habla como te gustaría que hablaran de ti, de maravilla. El 2-4 de Montjuïc tampoco se olvida fácilmente. Como el 4-2 de hoy no se va a borrar en un par de días. El Barça no podía permitirse el lujo de volver a pasar noventa minutos llenos de pesadillas. Pero le ha vuelto a suceder y Xavi, más frágil de lo que parece, queda tocado.
Lamine no puede hacerlo todo
Por eso, aferrado a la esencia del juego y siendo superior, el Barça ha tenido las mejores oportunidades, un cabezazo a la madera de Gundogan incluido con empate en el marcador. Sin embargo, los gerundenses nunca han desconectado del todo, protegiéndose como podían y dando sentido a una idea que lleva tres años desarrollando Míchel. Porque todo lo que hace el Girona en el terreno de juego tiene una razón. Sería imposible pasar de Segunda a la Champions de otra forma.
El partido ha estado lleno de duelos. El de Koundé, que no lo ha pasado nada bien con Savinho. El de Araújo y Dovbyk, en los que cada disputa se ha interpretado como una pequeña guerra. Y el de Miguel y Lamine Yamal, a los que la pelota obedece de una forma que no es normal. El aura que desprende es diferente a todo lo que hay sobre el terreno de juego, que no es poco. Provocó el penalti del 1-2 en la última jugada del primer tiempo, marcado por Lewandowski. Y ha generado todo lo que ha podido para resolver el partido, pero no puede hacerlo todo. Tiene dieciséis años, tendrá ya tiempo. Hoy, y este año, de forma más que merecida, le toca gozar en el Girona. Un equipo cada vez menos pequeño que sigue teniendo un corazón gigante.
- Gerona: Gazzaniga, Eric Garcia, David López (Portu, 65'), Blind, Miguel, Aleix García, Yangel Herrera, Iván Martín, Tsygankov (Yan Couto, 65'), Savinho (Valery, 85') y Dovbyk. Entrenador: Míchel Sánchez.
- Barça: Ter Stegen, Koundé, Araújo, Cubarsí, Joao Cancelo, Christensen (Pedri, 69'), Sergi Roberto (Oriol Romeu, 78'), Gundogan, Fermín (Raphinha, 69'), Lamine Yamal (Joao Félix, 84' ) y Lewandowski (Ferran Torres, 78'). Entrenador: Xavi Hernández.
- Goles: 0-1 Christensen (3'), 1-1 Dovbyk (4'), 1-2 Lewandowski, de penalti (45+1'), 2-2 Portu (65'), 3-2 Miguel (67' ) y 4-2 Portu (74').
- Árbitro: Hernández Hernández (Comité Canario).
- Tarjetas amarillas: Koundé (28'), Araújo (39') y Sergi Roberto (43').
- Tarjetas rojas: Ninguna.
- Estadio: Montilivi, 14.090 espectadores.