El Barça celebra 125 años de orgullo con un saqueo histórico en el Bernabéu (0-4)
El equipo de Flick firma una segunda parte apoteósica goleando a su rival con un montón de niños sobre el césped
Enviado especial a MadridPor muchos años, Barça. Para celebrar los 125 años de vida, qué mejor regalo que conquistar el Santiago Bernabéu, la madriguera donde se esconde el gran rival. ¡Qué equipo que ha levantado Flick en pocos meses. Un equipo descarado, con ese punto de insolencia de los jóvenes con talento, capaz de saquear al Bernabéu tal y como lo habían hecho en el pasado Cruyff, Guardiola o Messi. Qué equipo éste. Con ganas de zamparse el mundo y sin dejarse asustar por nadie, se llame a Bayern o Madrid. Cuatro goles a los alemanes, cuatro goles a los madrileños, en una semana en la que este equipo ha demostrado que quizás está dando los primeros pasos de una nueva época. El mejor regalo de este Barça fue golear a Madrid con goles de un Lewandowski acompañado por un montón de jugadores de La Masia. Un equipo con chicos que marcan un gol y muestran los hierros que llevan en boca, como Lamine Yamal.
La puesta en escena era difícil de mejorar, de hecho. El equipo más caro del mundo, con jugadores reclutados en todos los rincones del planeta, contra un grupo de chicos jóvenes. Bernabéu no era el lugar para renunciar a sus ideas, y Flick lo tenía claro. Si jugando con chicos de la casa y la defensa muy alta el Barça era líder y había derrotado al Bayern, así había que jugar en Madrid. Si se perdía, sería una buena lección para seguir mejorando. Si se ganaba, sería un día de gloria. El Madrid, más que nunca, parecía una gran multinacional llena de genios fichados a golpe de talonario. Pero sin ningún madrileño y con un solo español, Lucas. En cambio, el Barça, 125 años después de ese anuncio de Hans Gamper en el que buscaba amigos para jugar, sigue siendo el Barça de siempre. Con chicos del Maresme, Baix Montseny, Gironès, Alicante y Andalucía que se han formado en La Masia juntos y saliendo a jugar en el Bernabéu con una sola idea: atacar. No importa de dónde venimos, si se defiende un estilo. Si se juega con solidaridad. Flick, trabajador modesto, sin reclamar titulares, ha entendido cómo es el Barça y va haciendo camino, aportando ideas y respetando el pasado. Así se construye un futuro nuevo.
Ahora, tal y como ocurrió ante el Bayern, durante la primera parte tocó sufrir, ya que este equipo todavía está creciendo. Flick no lleva ni medio año en Barcelona, recordémoslo. Convirtiendo al clásico en un deporte de riesgo, en una especie de ruleta rusa, el Barça fue derribando a la trampa del fuera de juego las grandes estrellas a sueldo de Florentino. A la media hora de juego, de hecho, Mabppé celebró el primer gol, pero cuando el Bernabéu hacía fiesta el VAR le detectó un fuera de juego. Cuando Vinícius lo rompió en dos ocasiones, no tuvo la puntería afina. En otra ocasión, Iñaki Peña hizo un paro maravilloso en Bellingham, aunque el inglés estaba en fuera de juego. El Barça tenía el balón, el Madrid las ocasiones. Un guión visto mil veces.
Al equipo azulgrana no le salían las cosas, impreciso en ataque pese a los detalles de un Pedri al que cosieron a patadas. Tchouaméni, de hecho, pisó por detrás el canario con los tacos. Una de esas faltas que dejan marca y que más de una vez han acabado con el árbitro revisando la acción en el VAR. No ocurrió nada, en este caso. Cerca, Marc Casadó peleaba con Vini, que acabó consiguiendo que le enseñaran la amarilla al joven centrocampista, que quizá iba un poco acelerado pero no se dejaba intimidar. Pero el partido se jugaba como le interesaba en el Madrid. Un montón de interrupciones, de faltas, de gente rodando por el suelo y de pérdidas de balón del Barça que terminaban con cambios de juego rápido del Madrid, buscando sorprender a la defensa azulgrana. Pero la mayor parte de los golpes, los cuatro defensas catalanes iban mejor coordinados que un reloj suizo. Se mantenían online, disciplinados como un desfile militar en la plaza Roja de Moscú. Aguantaban la tentación de dar un paso atrás. Todo lo contrario, le hacían adelante, como Cubarsí en el gol anulado a Mbappé, haciendo caer en la trampa a los madridistas, que se marchaban al descanso cabreados. Habían chutado más pero no habían logrado nada, y habían caído siete veces en fuera de juego en apenas 25 minutos.
Lamine no falta en la fiesta
Sin embargo, Flick sabía que había que mover alguna pieza para no tomar daño. Al descanso, gritó De Jong, que entró por Fermín. Con el cambio, Pedri podía jugar más adelante, donde le gusta. Y el Barça empezó a cuidar mejor el balón. El partido cambiaba y el Bernabéu lo sabía, nervioso. Algún pitido se escapó, la ceja de Ancelotti subió preocupada, y Lewandowski apareció. Durante la primera parte, había sido desconectado del juego, pero ahora el partido se jugaba tal y como quería él. Y en tres minutos épicos dio dos tortazos al Madrid. Primero, con asistencia de un Casadó que no tiene miedo a nada. Luego se elevó, majestuoso, para cabecear un centro de Balde. El Madrid, como el dragón de Sant Jordi, yacía a los pies del Barça.
Ancelotti hizo cambios, pero no salió adelante. Cuando Mbappé se quedó solo ante Iñaki Peña, el guardameta de Alicante le dejó con un palmo de nariz y se reivindicó. Lewandowski, de hecho, perdonó dos veces el tercero, ya acompañado por Dani Olmo, que entró muy enchufado. Fue Lamine Yamal, el rostro que simboliza una nueva era, quien hizo el 0-3 haciendo brillar su lámpara mágica. Y Raphinha, cada vez más querido por el barcelonismo, se inventó una preciosa vaselina para hacer el 0-4 que envió a muchos socios del Madrid a casa antes de tiempo. El Bernabéu, que se ha quedado sin conciertos, también se quedó mudo. Sólo se oía la letra de Espinàs deEl canto del Barça y la alegría de un equipo que ilusiona. ¡Qué regalo de cumpleaños, para celebrar 125 años de orden y aventura. Un 0-4 para recordar tanto como el 0-5 con Cruyff o el 2-6 con Guardiola. La Masía casi nunca falla y el Barça siempre vuelve. Y de qué forma, con un triunfo que destinado a dar la vuelta al mundo. Jugando como ángeles, con la mirada viva de los niños.
- Real Madrid: Lunin, Lucas Vázquez, Militao, Rudiger, Mendy (Fran García, 86'), Fede Valverde, Tchouaméni (Modric, 63'), Camavinga (Brahim, 76'), Bellingham, Vini Junior y Mbappé. Entrenador: Carlo Ancelotti.
- FC Barcelona: Iñaki Peña, Kounde, Cubarsí, Iñigo Martínez, Balde, Casadó (Dani Olmo, 65'), Pedri (Gavi, 87'), Fermín (De Jong, 46'), Lamine Yamal, Lewandowski y Raphinha. Entrenador: Hansi Flick.
- Goles: 0-1 Lewandowski (54'), 0-2 Lewandowski (56'), 0-3 Lamine Yamal (77') y 0-4 Raphinha (84').
- Árbitro: José María Sánchez Martínez (Murcia).
- Tarjetas amarillas: Marc Casadó (44'), Kounde (69'), Iñigo Martínez (75'), Vinicius Junior (80'), Iñaki Peña (82'), Militao (87') y Gavi (90').
- Tarjetas rojas: ninguna.
- Estadio: Santiago Bernabéu.