Fútbol

Hansi Flick quiere tapar una hemorragia

Los azulgranas intentarán ganar a Brujas y recuperar la estabilidad detrás

Pau Cubarsí ejemplificando el desgaste y la consternación del Barça en Sevilla
Marc Lozano
05/11/2025
4 min

BarcelonaEl Barça reencontró el camino del triunfo ante el Elche (3-1) y se redimió del batacazo en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid. Sin Pedri González, los de Hansi Flick se mantienen vivos en la lucha por la Liga, pero necesitan recuperar mejores sensaciones para aspirar a revalidarla y también ponerse al nivel de los grandes equipos de Europa que quieren levantar la Champions. La siguiente prueba será este miércoles en Brujas (21 h, Movistar), un equipo incómodo sobre todo en su estadio.

Aparte del inconveniente que supone perder el mejor generador de juego y el mejor robador (Pedri), Flick pone estos días el foco en la vulnerabilidad defensiva, que en este comienzo de curso late con una intensidad que hacía un lustro que no latía. El Barça no acaba de gestionar bien la presión y ofrece facilidades a sus rivales para generar ocasiones. En consecuencia, se ha producido un significativo aumento de goles encajados. Ya son 17 en el curso 2025-26 en tan sólo 14 partidos disputados. La media es 1,21 goles recibidos por partido y sólo en la Liga, tal y como destacó el analista Albert Blaya, ha tocado fondo en este mes de octubre, con 1,99 goles esperados por duelo. No hay un equipo en la competición que conceda más a los oponentes.

Según el también analista Àlex Delmàs, ese empeoramiento no es un tema de actitud, sino una combinación entre factores tácticos y perfiles individuales. "La temporada pasada el Barça sorprendió con la línea tan alta. Este año, sin embargo, ya no hay efecto sorpresa, y los rivales han aprendido a atacar estos espacios", argumenta en el ARA. Asimismo, la inestabilidad en el eje central, con la salida de Iñigo Martínez y los cambios de parejas de centrales, "ha hecho que el equipo haya perdido precisión a la hora de lanzar la línea y coordinar la presión".

La racha más negativa desde Koeman

La fragilidad defensiva se acentuó en las últimas semanas: el Barça encajó gol en los últimos ocho partidos consecutivos, una secuencia que no se veía desde la temporada 2020-21, bajo la dirección de Ronald Koeman. Entonces el equipo también mostraba un patrón similar: dominio irregular, desconexiones defensivas y un modelo de presión a medias que dejaba al equipo demasiado expuesto. Los paralelismos entre ese Barça y el actual son inevitables: dos proyectos en reconstrucción, pero sin la solidez necesaria para competir con constancia al máximo nivel.

Sin embargo, Delmàs matiza que las situaciones son muy diferentes. "Con Koeman había un tema de nivel y estabilidad. El equipo no podía presionar arriba y acababa retrocediendo; ahora el Barça es mucho más valiente y juega mucho más alto. El problema actual es de vulnerabilidad y de pequeños picos de desconcentración, no de planteamiento".

Sin embargo, la situación en aquella época era muy diferente a la actual, especialmente si nos fijamos en la media de edad. Durante la temporada 2020-21, el Barça de Ronald Koeman vivía un proceso de renovación profunda, con una plantilla que combinaba veteranos con jóvenes que apenas empezaban a hacerse un hueco. Futbolistas como Pedri (17 años), Araujo (21) o Mingueza (21) acumulaban minutos por primera vez en la élite, mientras que pesos pesados ​​como Busquets, Alba o Piqué intentaban sostener a un equipo sin rumbo claro. La media de edad rondaba los 26,8 años, y el desgaste físico de algunos veteranos condicionaba la alta presión que Koeman quería implementar.

En cambio, el Barça de Flick cuenta con una plantilla mucho más joven y físicamente preparada, cuya media de edad ronda los 24,5 años, pero paradójicamente presiona con menos convicción y menos sincronización. La intensidad ya no es el problema, sino la falta de timing y cohesión táctica: los interiores dudan, los delanteros tardan en saltar y la línea defensiva, pese a tener más velocidad que en tiempos de Koeman, se expone demasiado a menudo. Delmàs apunta que esto responde a un "problema de interpretación: hay que saber cuándo mantener la línea alta y cuándo retroceder, dependiendo de si el pasador rival está o no presionado".

A pesar de los riesgos, el analista defiende el modelo de Flick. "Hay que mantener la línea alta. Ponerla arriba no significa ser más vulnerable. Tiene muchos más beneficios que perjuicios: te permite jugar más compacto, recuperar más en campo contrario y atacar con más jugadores cercanos. Lo que hace falta es hacerlo bien, con una presión bien coordinada". Delmàs recuerda, además, que el Barça "está jugando un 2% más en su propio tercio de campo que la pasada temporada", un detalle que considera clave para entender la pérdida de control y eficacia.

Además, la baja de Joan Garcia ha sido un factor determinante. El guardameta de Sallent, que había firmado tres porterías a cero y varias actuaciones providenciales, ha dejado un vacío que Wojciech Szczęsny no ha sabido llenar. El ex del Juventus no ha logrado mantener la portería imbatida en ninguno de sus partidos como azulgrana en esta temporada y sus intervenciones, a pesar de solventes en momentos puntuales, no han transmitido la misma seguridad.

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