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Laporta blinda el vestuario del Barça con un experto en casinos

Óscar Ferreras, recomendado por Elías Frade, coordinó en Frankfurt su primer desplazamiento

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La fachada principal de la Ciutat Deportiva Joan Gamper.

BarcelonaDurante la parada de selecciones de finales de marzo, apenas después del brillante clásico en el Bernabéu (0-4), Joan Laporta distribuyó entre los trabajadores del Barça un nuevo organigrama con él de "presidente ejecutivo", una figura no recogida estrictamente en los estatutos, y nuevos fichajes en varias áreas de actuación. Había que rehacer la estructura organizativa después de la dimisión de Ferran Reverter y el mandatario, libre de la presión de avalar, decidió prescindir del papel del CEO antes que buscar a otro y contrató hombres de su confianza para departamentos que antes había reformulado Reverter. En compliance incorporó a Sergi Atienza, penalista con pasado en el despacho de abogados de Laporta, mientras que en operaciones y compras fichó a Joan Sentelles, extrabajador culé que los últimos años tuvo un papel relevante en el Reos Deportiu, club que acabó desapareciendo por impagos.

"El Barça está gobernado ahora mismo por un club de fans", asegura al ARA uno de los casi 100 trabajadores que han salido del club durante el primer año de mandato de Laporta, en referencia a lo que el propio mandatario define como "gestionar la entidad como una gran empresa familiar", priorizando la lealtad y encareciendo la discrepancia. "A Jan le tienes que argumentar muy bien por qué no estás de acuerdo con él", admitió en este sentido el directivo Miquel Camps hace unos días en Catalunya Ràdio. Laporta, plenipotenciario, representa y ejecuta con hasta cuatro departamentos que directamente le reportan sin pasar por el filtro del tesorero, Ferran Olivé, ni de la junta. Una de estas áreas es la de seguridad, que siempre ha gestionado con especial cuidado. Durante su primer mandato (2003-2010) la profesionalizó con Elías Frade (2003-2008), un antiguo mosso d'esquadra que lo blindó de los ataques de Boixos Nois. En el segundo mandato ha replicado este modelo primero con Ferran López, ex número dos del mayor Trapero y a quien despidió cuando no hacía ni un año de su nombramiento, y ahora con Lluís Venteo, experto en dispositivos de partidos de alto riesgo de la policía catalana. Tanto ahora como hace casi 20 años, Laporta confía en el criterio de su excuñado y exdirectivo, Alejandro Echevarría, para decidir sobre temas de esta índole.

La última decisión relativa al departamento ha provocado que Rafa Soldado deje de ser el jefe de seguridad del primer equipo de fútbol a media temporada después de siete años y pico en el cargo. Llegó al Barça en 2014, cuando superó con éxito un proceso de selección que tuteló el exdirectivo azulgrana Josep Ramon Vidal-Abarca, y ahora cambiará los desplazamientos y la Ciutat Deportiva Joan Gamper por otras tareas en el club. Su reubicación, argumentan desde el entorno de Laporta, es por "motivos profesionales". "Necesitamos a alguien menos implicado en los jugadores y más discreto", añaden. Este alguien es Óscar Ferreras, que hasta ahora hacía de responsable de seguridad en el Casino de Barcelona y llega al Barça recomendado por Frade, su mentor en las salas de juego del Grupo Peralada, y Echevarría, asesor externo de Laporta. Ferreras, que reportará a Carles Viñas (exmosso a quien también se ha incorporado recientemente), se estrenó en un desplazamiento a Frankfurt. Se ha encontrado un vestuario sorprendido por una novedad que no esperaba. De hecho, Xavi en persona medió para tratar de evitar que se apartara a Soldado. "Este gesto hace todavía más evidente que se necesitaba un cambio", apuntan desde arriba de la cúpula culé.

Ferran López, una apuesta fundible

Con Ferran López, el argumentario que se usó para justificar su despido apuntaba hacia una "infradotación" del dispositivo del Barça-Madrid de los incidentes con Koeman, así como a un talante "poco operativo y tecnológico". Otras fuentes del club suman otro motivo a la pérdida de confianza de Laporta en sus funciones: la gestión de la licitación que se organizó para adjudicar el contrato del segmento de la seguridad correspondiente a las cámaras de vigilancia de las entradas y las salidas de las instalaciones del club y a la microfonía en espacios sensibles, como por ejemplo el despacho del presidente. López objetó que se revisara el resultado del concurso para entregar el contrato a la empresa Barna Porteros, cuando quien lo había ganado por poco fue Sabico. Sin embargo, desde el entorno de Laporta se niega cualquier irregularidad en este proceso: "Fue una licitación. Y punto". Estas dos empresas pugnarán también por el paquete grande de la seguridad del estadio en días de partido, cuya contrata, valorada en más de 3 millones de euros, finaliza esta temporada.

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