La mejor versión de Sergi Roberto evita el naufragio ante el colista
El Barça, liderado por dos goles del capitán, cambia la cara a partir del descanso para no rozar el ridículo ante el Almería (3-2)
BarcelonaEn la jornada de la Liga en la que ha habido la entrada más baja de la temporada en Montjuïc es cuando se han oído más silbidos. 34.471 valientes y valientes que han desafiado al frío han tenido que tragar durante un buen rato un Barça lamentable, triste y oscuro. El equipo se ha ido al descanso entre silbidos. La afición está emocionalmente desgastada y ver que el colista te empataba a las puertas del descanso había sido la gota que colmaba el vaso. Durante la primera mitad, los azulgranas se habían pasado bastantes minutos cazando moscas en la presión y atacando andando. Injustificable. No ha sido hasta la segunda parte que el Barça ha empezado a acercarse a algo similar a un equipo. En la reanudación, los jugadores se han puesto las pilas para salvar los muebles y evitar que a Xavi Hernández se le pongan travesaños los turrones. Gracias al primer doblete de la carrera de Sergi Roberto, capitán y titular, el equipo ha remontado en hasta dos ocasiones para cambiar los silbidos por una ovación al reusense (3-2).
Xavi podrá respirar y tomar algo de aire gracias a los goles de Roberto, que si sigue en el Barça es en buena parte gracias al técnico. La visita del colista, lejos de ser una tarde plácida, se ha teñido durante demasiados minutos de pesadilla. La primera mitad fue dantesca. Si bien es cierto que Xavi ha saltado al césped con un centro del campo inédito fruto de las bajas de Pedri, De Jong y Gavi, el Barça se ha desinflado incomprensiblemente. Con Oriol Romeu definitivamente defenestrado del once, el pívot ha sido Gündogan, flanqueado por Sergi Roberto y Fermín López en los interiores. El Almería parecía que iba a ser un juguete, un regalo de Navidad, y los azulgranas han hecho algunos picos, especialmente a balón parado. El centrocampista de Reus ha protagonizado un remate de cabeza más vistoso que efectivo que pudo servir para abrir la lata, pero Maximiano le ha negado el gol.
Con poquita cosa, el Barça se acercaba, pero los jugadores se han empezado a relajar de forma grotesca. La presión alta se ha ido apagando hasta ser inexistente y el Almería, un equipo miedoso, que aún no sabe qué es ganar en 18 jornadas de Liga, salía cómodamente tocando el balón desde atrás. Asimismo, los ataques azulgranas eran casi andando. Esto hizo enfadar a la afición, que empezó a silbar a la media hora del partido. La rabia de Raphinha apaciguaría un poco los ánimos, recogiendo un rechace de Maximiano a un remate poderoso de Araujo para empezar el marcador.
El Almería empata antes del descanso
Pero este Barça es tan frágil, tan pardillo, que el Almería empataría pocos minutos después. El central uruguayo ha hecho un mal rechace, quejándose de que Léo Baptistão venía de un fuera de juego posicional y eso le ha estorbado, pero la jugada ha seguido y ha acabado con el propio brasileño, ex del Espanyol, batiendo Iñaki Peña con una picada suave. Era el vigésimo gol que encajaba el Barça este año, los mismos que recibieron en toda la pasada temporada en la Liga.
La situación era de naufragio cuando el equipo se ha ido al túnel de vestuarios. Xavi se ha hartado y ha hecho dos cambios de una manchada. João Félix, nefasto, y Christensen, una sombra del central que fue el curso pasado, se han quedado en el banquillo. El equipo ha salido dispuesto a cambiar la cara, empujado por los desmarques y la energía de Ferran Torres. Lewandowski también se ha espabilado, más presente en el remate y, sobre todo, en el juego asociativo. El Barça conseguía recuperar sensaciones y Roberto, también a la salida de un saque de esquina, ha encontrado la redención cuando se llegaba a la hora de partido. Remate precioso y los azulgranas se adelantaban de nuevo.
Parecía que, por fin, el duelo contra el colista sería plácido. Pero nada de eso. Un nuevo error en defensa, esta vez entre Peña y Araujo, que reclamó un balón aéreo pero se topó con el central y se le acabó escapando, acabó con Edgar rematando a placer. Había que remontar a toda costa. El equipo ha estado a punto de hacerlo en una jugada en la que Lewandowski ha rematado muy forzado y Gündogan ha cometido un fallo grotesco. Solo ante la portería, vio cómo el balón le pasaba por delante y no lo conseguía rematar. Por suerte, Sergi Roberto sabría asociarse con Lewandowski para hacer un gran control, pisar área y provocar con su segundo gol el grito liberador de un equipo, un entrenador y una afición condenados a sufrir incluso con el colista.